jueves, 23 de mayo de 2024

DISCURSO DE MICHELLE BACHELET

 

 DISCURSO EN EL SIMPOSIO DE ECONOMIA DE MICHELLE BACHELET

año 2013


Buenos días.

Es un placer estar aquí con todas y todos ustedes. ONU Mujeres tiene el placer de copatrocinar este simposio junto a la Asociación Internacional para la Economía Feminista. Deseo agradecer a las editoras de Economía Feminista, Diana Strassmann y la Profesora Guenseli Berik. También quiero agradecer a los editores invitados, los Profesores Sakiko Fukuda-Parr, James Heintz y la editora invitada Stephanie Seguino. Agradezco a todas y todos por estar aquí hoy en este importante simposio en compañía de economistas y expertas/os de políticas con el fin de discutir los impactos de la crisis actual y por qué importan los asuntos de género.

Es momento de estudiar no sólo los efectos de la crisis sino también los efectos de las medidas tomadas por los Estados para darle respuesta en los últimos cinco años. Desde el comienzo de la recesión mundial en 2007, se estima que unas 30 millones de personas perdieron sus empleos. La Organización Internacional del Trabajo advierte que es posible que se pierdan aún más puestos de trabajo. La semana pasada el Banco Mundial expresó que la economía mundial continúa siendo frágil ya que los países de altos ingresos siguen padeciendo de volatilidad y crecimiento lento y las economías de los países en desarrollo, aunque sólidas, todavía tienen un camino difícil por recorrer.

Al comenzar 2013, no hay una perspectiva clara de una rápida recuperación mundial. Si bien todavía se está debatiendo el impacto de las herramientas macroeconómicas que tienen como objetivo estimular la recuperación económica mundial, se ha notado algunas pruebas de sus efectos. En muchos países desarrollados y en algunos en desarrollo, la respuesta prevalente en materia de políticas es la austeridad fiscal, y sabemos que esas medidas y recortes en los gastos afectan a las mujeres y a los hombres de manera diferente. Sabemos, por ejemplo, que la austeridad fiscal afecta negativamente los empleos en el sector público y el suministro de bienes y servicios, lo que a su vez tiene un impacto negativo desproporcionado sobre las mujeres y sus familias.

Por otra parte, la política monetaria o “alivio cuantitativo” ha demostrado ser menos eficaz de lo que se esperaba para generar los empleos que tanto se necesitan. Las liberalizaciones del mercado laboral que siguieron a las crisis llevaron a un empeoramiento general de las condiciones laborales y a un debilitamiento del poder de negociación en materia de salarios, lo que ha llevado a aún más mujeres a trabajar en empleos vulnerables.

Sabemos que las crisis financieras y económicas empeoraron las brechas de género con relación al empleo en todas las regiones y en los países desarrollados y en desarrollo por igual. En 2012, la brecha se amplió aún más y las mujeres perdieron alrededor de 13 millones de empleos. Las mujeres pierden los empleos porque trabajan en sectores orientados a la exportación, agrícolas y otros que se han visto muy afectados; pierden empleos porque la mitad de las trabajadoras del mundo todavía trabajan en empleos vulnerables, informales o mal remunerados que son susceptibles a los cambios en el mercado; pierden empleos a causa de la discriminación de género y porque, a menudo, son las primeras en ser despedidas y las últimas en ser elegidas para los empleos estables que pagan bien y ofrecen beneficios.

Efectivamente, las mujeres son víctimas de la pérdida de empleos y del desempleo, y también se ven afectadas por la pérdida de ingresos del gobierno. En su afán por equilibrar sus presupuestos, los gobiernos disminuyen los gastos; estos cortes presupuestarios en los sectores sociales como la educación y la salud a menudo recaen sobre las mujeres, quienes ya tienen que llevar la carga de la gran parte del trabajo de cuidados no remunerados y que dependen de los empleos y de las pensiones del sector público para sobrevivir y cuidar a sus familias.

La desaceleración económica ha causado igualmente un importante revés en el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La crisis ha hecho que los progresos para alcanzar la educación primaria universal, reducir la mortalidad infantil y materna, y mejorar las condiciones sanitarias sean más lentos. Aunque la meta de reducir a la mitad la pobreza en el mundo para 2015 todavía puede ser alcanzada por la mayor parte de los países, ésta no será alcanzada ni en África subsahariana ni, quizá, en algunas partes de Asia meridional.

La conclusión es cada vez más clara: la austeridad fiscal puede obstaculizar el propio crecimiento y la reestructuración que son necesarios y, al mismo tiempo, erosionar lo que se ha logrado con mucho esfuerzo para las mujeres. También queda claro que las políticas de promoción de la igualdad de género y de la participación justa y equitativa de las mujeres en el mercado laboral pueden impulsar la recuperación y el crecimiento económicos.

Hemos aprendido que si mantenemos las inversiones públicas y los gastos sociales podemos ayudar a contrarrestar los peores efectos de la recesión y fomentar la recuperación económica. Hay muchísimas pruebas que apoyan esto y sobre las que nos podemos apoyar para lograr una mejor respuesta en materia de políticas.

El Estado tiene un rol crucial a la hora de crear, de manera proactiva, las condiciones idóneas para el crecimiento inclusivo del empleo y la recuperación económica. Los Estados pueden contribuir al empoderamiento económico de las mujeres estableciendo estándares laborales básicos, creando leyes para que se pague lo mismo por el trabajo de igual valor, y dando apoyo a la licencia de maternidad y a los cuidados infantiles, beneficios que disminuyen el peso financiero sobre los empleadores privados.

La adopción de una postura fiscal de expansión puede permitir a los Estados ampliar las políticas y los programas, como por ejemplo la protección social. Los programas públicos y las protecciones sociales no son sólo prestaciones sociales, sino importantes políticas que reducen o impiden las recesiones y permiten lograr una recuperación económica más rápida.

En 2011, colaboré en la elaboración de un informe transcendental sobre el “Piso de protección social para una globalización equitativa e inclusiva”, informe redactado por un grupo asesor que presidí y que fue presentado dentro del marco de la Iniciativa del Piso de Protección Social. Ésta es una coalición que incluye a los organismos de la ONU, al FMI, a los bancos multilaterales de desarrollo y socios del desarrollo, y a las organizaciones no gubernamentales.

La protección social ha ayudado a aumentar la resistencia a los impactos económicos, ha contribuido a una recuperación acelerada y ha aliviado la pobreza y las carencias de más personas, respetando las promesas de la Declaración de los Derechos Humanos y los compromisos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Las políticas deben reflejar el reconocimiento de que todas las personas tienen el derecho a gozar de una seguridad básica de los ingresos y del acceso universal a los servicios sociales esenciales como la salud, el agua y el saneamiento, la educación o la seguridad alimentaria.
Es preciso que conversemos acerca del rol del gobierno en la intervención económica y el establecimiento de las políticas, y de cuáles son las políticas fiscales y monetarias correctas para fomentar el crecimiento económico, crear empleos e impulsar el desarrollo sostenible. También tenemos que estudiar hasta qué punto las desigualdades estructurales arraigadas, en especial la desigualdad entre los géneros, afectan la recuperación y el crecimiento económicos.

De cara al futuro, esta conferencia ahonda en muchos de los temas que no constan en muchos de los estudios económicos actuales. Con el propósito de ganar en claridad, tenemos que examinar los efectos de la crisis económica y de las medidas de la respuesta a la crisis sobre las mujeres y sobre los hombres. Tenemos que ampliar nuestra perspectiva analizando cabalmente el papel económico que juegan las mujeres con el fin de mejorar nuestras respuestas de políticas y de promover el crecimiento económico inclusivo.

Comprender la desigualdad de género es tan importante como comprender cómo la desigualdad con base en las capacidades o en los ingresos en las familias influencia el crecimiento económico y el desarrollo. Debemos reconocer las relaciones de poder en las familias y en las comunidades que afectan la capacidad de las mujeres de ganar un salario decente, de controlar sus propias finanzas y de participar plenamente en la economía. No podemos permitirnos sacrificar los progresos logrados en materia de igualdad de género por medidas de austeridad que sólo traerán más dificultades para las mujeres y sus familias.

Estamos aquí hoy para abrir y ampliar este importante y descuidado debate. ONU Mujeres contribuye a él con nuevas publicaciones de políticas sobre el empoderamiento económico de las mujeres, las cuales fueron presentadas hoy. El taller nos brinda a todas y todos la oportunidad de afinar nuestras posturas y recomendaciones de políticas y de impulsar el debate mundial sobre las respuestas de políticas a la crisis.

Veo este simposio como una oportunidad de tomar en cuenta los siguientes pasos:
• Tenemos que saber qué políticas pueden marcar una diferencia positiva en lo inmediato y a más largo plazo, y tenemos que hacer avanzar la idea de que promover la igualdad de género es parte de la solución: no es ni un “extra,” ni un apéndice, ni una nota al pie de página.
• Tenemos que aclarar lo que hemos aprendido hasta ahora sobre la política macroeconómica y cuáles son las brechas en nuestros conocimientos.
• Tenemos que planificar los estudios y el trabajo necesarios para cerrar esas brechas y aumentar nuestros conocimientos.

Todas y todos aquí presentes sabemos que los asuntos de género importan, y que la igualdad de género tiene que marcar el camino a seguir con el fin de ayudar a los países a recuperarse mejor de la crisis, de un modo más rápido y duradero.

Tenemos que eliminar los obstáculos a la plena participación de las mujeres en el mercado laboral, fortalecer las instituciones y llevar a cabo las reformas necesarias para lograr condiciones de trabajo decentes y derechos humanos para todos, hombres y mujeres. Necesitamos una respuesta de políticas centrada en la generación de empleo, en la protección social y en los derechos humanos básicos de modo de estimular un crecimiento económico equitativo e inclusivo.

Los argumentos que aporten nos ayudarán a encajar todos los elementos de modo de actuar con base en los conocimientos y en las pruebas de que disponemos ahora, y de confrontar las desigualdades que entorpecen el crecimiento económico y la recuperación en tantos países.

Les agradezco y les deseo a todas y todos éxito en el simposio. Espero ansiosa los resultados y poder seguir cooperando con la Asociación Internacional para la Economía Feminista. Está en nuestras manos llevar este debate mundial al centro mismo de las tomas de decisiones de modo de lograr un cambio real en las políticas.

Muchas gracias.

viernes, 25 de octubre de 2019

GENIAL discurso de Evo Morales sobre la verdadera deuda externa

GENIAL discurso de Evo Morales sobre la verdadera deuda externa


GENIAL discurso de Evo Morales sobre la verdadera deuda externa

Exposición del Presidente Evo Morales ante la 

reunión de Jefes de Estado de la Comunidad 

Europea (06/30/2013).




Aquí pues yo, Evo Morales, he venido a encontrar a los que celebran el encuentro.Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace solo quinientos años.

Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.

El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.

El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento. Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.

¿Saqueo? ¡No lo creyera yo! Porque sería pensar que los hermanos cristianos faltaron a su Séptimo Mandamiento.

¿Expoliación? ¡Guárdeme Tanatzin de figurarme que los europeos, como Caín, matan y niegan la sangre de su hermano!

¿Genocidio? Eso sería dar crédito a los calumniadores, como Bartolomé de las Casas, que califican al encuentro como de destrucción de las Indias, o a ultrosos como Arturo Uslar Pietri, que afirma que el arranque del capitalismo y la actual civilización europea se deben a la inundación de metales preciosos!

¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa. Lo contrario sería presumir la existencia de crímenes de guerra, lo que daría derecho no sólo a exigir la devolución inmediata, sino la indemnización por daños y perjuicios.

Yo, Evo Morales, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis.

Tan fabulosa exportación de capitales no fueron más que el inicio de un plan ‘MARSHALLTESUMA”, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, creadores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.

Por eso, al celebrar el Quinto Centenario del Empréstito, podremos preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o por lo menos productivo de los fondos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacional?Deploramos decir que no.

En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, en armadas invencibles, en terceros reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin otro destino que terminar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como en Panamá, pero sin canal.

En lo financiero, han sido incapaces, después de una moratoria de 500 años, tanto de cancelar el capital y sus intereses, cuanto de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta y provee todo el Tercer Mundo.

Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman según la cual una economía subsidiada jamás puede funcionar y nos obliga a reclamarles, para su propio bien, el pago del capital y los intereses que, tan generosamente hemos demorado todos estos siglos en cobrar.

Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarle a nuestro hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas del 20 y hasta el 30 por ciento de interés, que los hermanos europeos le cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo del 10 por ciento, acumulado solo durante los últimos 300 años, con 200 años de gracia.

Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300. Es decir, un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras, y que supera ampliamente el peso total del planeta Tierra.

Muy pesadas son esas moles de oro y plata. ¿Cuánto pesarían, calculadas en sangre?

Aducir que Europa, en medio milenio, no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar ese módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.

Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos.

Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica.

viernes, 18 de octubre de 2019

Che Guevara Discurso en la concentración ante al Palacio Presidencial

Che Guevara

Che Guevara Discurso en la concentración ante al Palacio Presidencial

Discurso en la concentración ante al Palacio Presidencial

26 de octubre de 1959



Nos hemos reunido aquí, en este Palacio de Gobierno, para responder conjuntamente a la gran interrogación que se ha formulado. ¿Es que este Gobierno Revolucionario y este pueblo que está aquí cederá ante las presiones extranjeras? ¿Claudicará? (Gritos: ¡No!, ¡no!) ¿Dejará que poco a poco se vayan marchitando sus leyes revolucionarias? ¿Y logrará así la benevolencia que están ofreciendo en la otra mano, la que no empuña el garrote, o bien este pueblo y este Gobierno unidos se levantarán como un solo hombre frente a la agresión y harán coraza de sus pechos para defender lo que tanta sangre y tanto sacrificio ha costado? La propia presencia multitudinaria de hoy es la respuesta que todos conocíamos. El pueblo de Cuba frente a la agresión sabe elegir su camino de sacrificio, de sangre, de dolor, pero de victoria. Una vez más se plantará frente a los traidores, se plantará frente a la agresión y dará un paso adelante, otro más, lo que le sitúa bien al frente de todos los países de América. En esta lucha que estamos todos realizando para salvarnos de las cadenas coloniales. Hoy aquí con esta respuesta de ustedes se está defendiendo más que una causa nacional, más aún que la causa del pueblo de Cuba y lo noble que es esta causa, se está defendiendo la causa entera de América, se está mostrando a los pueblos de todo el Continente lo que puede hacer un pueblo cuando está unido. Nuestra respuesta, compañeros, es histórica... frente a la traición, a la ignominia, frente a la fuerza bruta, al ametrallamiento brutal, respondemos una vez más con un paso al frente, respondemos que seguiremos en nuestro camino revolucionario y que no habrá invasiones de tiranuelos de América ni traidores a sueldo que logren doblegar a la Nación cubana. Pero, ¿por qué se ha producido todo esto y por qué necesitamos una vez más reunirnos aquí? Todos lo sabemos, es decir: estamos dispuestos a seguir en nuestro camino revolucionario. Se ha producido porque esta Revolución, que nunca mató un prisionero de guerra, que nunca tomó la menor medida contra ningún periódico insolente, que permitió los más desaforados e ignominiosos insultos, fue demasiado clemente porque ha permitido que los enemigos de dentro y de fuera desarrollaran sus campañas. Estábamos ciertos, como lo estamos ahora, y ahora más que nunca, que el pueblo no iba a ser engañado, pero ellos sabían también que jugar a la Revolución y al terrorismo era una tarea sencilla y sin riesgo, que estos señores podían venir en aviones y entregarse al primer tiro y podían obtener la clemencia, la benevolencia del Gobierno Revolucionario. Tan es así, que han venido en días pasados a cometer el más extraordinario crimen que recuerda la América contra un pueblo pacífico, desde la más grande potencia de todo el Continente, con la anuencia interesada de uno de los Estados mayores y más fuerte de América, de donde vinieron aviones asesinos, violaron el cielo cubano y sembraron de víctimas la Capital de nuestra República. Después vienen las quejas hipócritas, después los periódicos hablan no del terror que implantó Pedro Díaz Lanz con su «hazaña» (gritos de: «fuera, fuera»)... nada de la traición, nada del ametrallamiento, sino del peligro del comunismo que hay aquí. Ellos no han tenido una palabra de reproche para el asesino, sino palabras de condenación para los que defienden la Revolución, para los que defienden a todo el pueblo de Cuba, y por eso estamos aquí reunidos. Curiosamente, el mismo día en que se perpetra la agresión contra Cuba desde bases extranjeras, un comandante de nuestro Ejército inicia también el camino de la traición (gritos de: «fuera») y se viste esa traición con el mismo manto que todos los hipócritas y todos los traidores, con el ropaje del anticomunismo que usa Jules Dubois, que usa el Time y que usan los monopolios extranjeros, que usa el periódico Avance y que usa el Diario de la Marina. Y al amparo de la libertad que hay en este pueblo, publicaban sus cartas de renuncias insidiosas, y la señora de Hubert Matos se permitía dudar, en carta pública, que su marido fueras asesinado en una celda. Nosotros, que hemos muerto a quienes teníamos que matar, de frente a la opinión pública de América entera y mostrando la verdad de nuestra causa, que nunca hemos asesinado, que nunca hemos maltratado un solo prisionero de guerra en los momentos más difíciles, ahora estábamos acusados de intento de asesinato en una celda, de intento de asesinato a quien podíamos llevar al paredón por traidor a la Revolución. (Gritos y aplausos.) Lo que no saben esos traidores de aquí dentro y lo que no saben los agresores de afuera es que aún siendo inmenso el poder de este pueblo, no está solo; que no tendrán que agredir solamente a la isla de Cuba, situada en el mar Caribe, de seis millones de habitantes y ciento diez mil kilómetros cuadrados. Ellos no saben que tendrán que agredir también a un continente que empieza en el Río Bravo y acaba en el mismo Polo Sur, de 160 millones de habitantes y veintitantos millones de kilómetros cuadrados. Y parece que no saben tampoco que más allá de los mares, la fuerza incontenible del movimiento revolucionario ha sacudido los pilares coloniales en el Asia y en el Africa y que hay más de mil seiscientos millones más de seres que nos apoyan con todas sus fuerzas. Lo que ellos ignoran es que están solos, lo que ignoran es que son el pasado en la Historia que avanza siempre y que no se repite y por eso, porque no se repite, nosotros no seremos Guatemala, nosotros somos Cuba, la que se yergue hoy a la cabeza de América, la que muestra a sus hermanos de Latinoamérica cuál es el camino de la liberación y la que responde a cada agresión y a cada golpe con un nuevo paso, con una nueva Ley Revolucionaria, con una más encendida fe del pueblo en los altos destinos de nuestra nacionalidad. (Aplausos.)

jueves, 17 de octubre de 2019

Gandhi, Mahatma "¡Salgan de la India!"

Gandhi, Mahatma  "¡Salgan de la India!"


 
Gandhi, Mahatma  "¡Salgan de la India!"

Discurso de Gandhi el 8 de Agosto de 1942.


"He conocido la humanidad. He estudiado algo de psicología. Aunque sé con exactitud qué es, no sé cómo describirlo. Esa voz dentro de mi me dice, «tienes que oponerte al mundo con firmeza aunque te quedes solo. Debes mirar a la cara a todo el mundo aunque el mundo te mire con ojos inyectados en sangre. No temas»..."

"¡Ha llevado tanto tiempo revelar lo que inquietaba mi alma a aquellos a los que ahora tengo el honor de servir! Me han llamado su líder o, en lenguaje militar, su comandante. Pero no veo yo mi posición de ese modo. No tengo otra arma salvo el amor con el que ejercer mi autoridad sobre cualquiera. Llevo, es cierto, un bastón, pero lo podéis romper en pedazos sin el menor esfuer­zo.

Es sólo el báculo con el que me ayudo para caminar. Un tullido como yo no se siente eufórico cuando ha sido invitado a llevar la carga más pesada. Podéis compartir esa carga sólo si ante vosotros me presento no como vuestro comandante, sino como un humilde servidor.

Y aquel que mejor sirve es el primero entre los iguales.

De ahí que me sienta obligado a compartir con vos­otros estos pensamientos que invaden mi pecho y deciros, de forma tan breve como me sea posible, lo que espero que hagáis como primer paso.

De entrada, dejadme que os diga que la lucha real no comienza hoy. Como siempre, voy a tener que dar muchos rodeos. La carga, lo confieso, será casi insopor­table. Debo seguir razonando en aquellos círculos en los que he perdido mi crédito y ya no confían en mí. Sé que en el curso de las últimas semanas, he perdido mi crédito ante un amplio número de amigos, tanto es así, que han empezado a dudar no sólo de mi saber, sino también de mi honestidad.

Si bien no considero que mi saber sea un tesoro tal que no pueda permitirme perderlo, en cambio, mi honestidad sí es un tesoro muy preciado para mí y no puedo permitirme perderlo. Y, sin embargo, me parece que, de momento, lo he perdido.

Ocasiones así surgen en la vida de un hombre que sólo busca la verdad y que trata deservir a la humani­dad y a su país según su mejor entender, sin miedo ni hipocresía. Durante los últimos 50 años no he conoci­do otro modo de hacerlo. He sido un humilde servidor de la humanidad, y en más de una ocasión he presta­do tantos servicios como me fue posible al Imperio, pero, y dejadme que aquí, sin temor a que nadie lo pon­ga en entredicho, diga bien alto que a lo largo de toda mi carrera nunca he pedido ningún favor personal. He disfrutado del honor de la amistad como la que hoy disfruto con lord Linlithgow.

Se trata de una amistad que ha dejado atrás la relación oficial. No sé si lord Linlithgow confirmará mis palabras, pero entre él y yo existe un vínculo personal (...).

Si me tomo la libertad de hacer públicas estas cosas personales y sagradas es sólo para daros una prueba de que el vínculo per­sonal nunca interferirá en la tenaz lucha que si asilo quiere mi suerte tal vez deba entablar contra lord Lin­lithgow como representante del Imperio.

Tendré que resistirme al poder de ese Imperio con el poder de los millones de seres sin voz, sin tener más límite que la no violencia como línea política para esta lucha. Es una tarea espantosa tener que ofrecer resis­tencia a un virrey con quien disfruto de una relación así. En más de una ocasión él ha escuchado mis pala­bras sobre mi pueblo. Me encantaría repetir esa expe­riencia, dicho sea en su honor. Y lo digo con gran orgullo y placer.

Lo digo como muestra de mi deseo de seguir siendo fiel al Imperio cuando ese Imperio perdió mi confianza y el inglés que era su virrey lo supo.

También me invade el sagrado recuerdo de Charlie Andrews. En este momento, siento el espíritu de Andrews a mi lado. Para mí, él resume las tradiciones más brillantes de la cultura inglesa. Con él disfrutaba de una relación mucho más íntima que con la mayo­ría de los indios. Disfrutaba de su confianza. Entre no­sotros no había secretos. Cada día sincerábamos nues­tros corazones.

Lo que hubiera en su corazón, lo decía sin el menor titubeo ni reserva. Es cierto que era ami­go de Gurudev, pero Andrews le miraba con un respe­to reverencial. Tenía aquella humildad peculiar. Pero conmigo llegó a hacerse un amigo muy íntimo. Hace años, vino a verme con una carta de presentación de Gokhale. Pearson y él eran especímenes ingleses de primera categoría. Sé que su espíritu me escucha. Entonces recibí una cálida carta de felicitación envia­da por el metropolitano de Calcuta.

Le considero un hombre de Dios que hoy, no obstante, lucha contra mí.

Con todo estos antecedentes, quiero declarar ante el mundo aunque tal vez haya perdido la considera­ción de muchos amigos en Occidente y deba llevar muy baja la cabeza, pero ni tan sólo por su amistad o por su amor y aprecio debo acallar la voz de la conciencia hoy quiero hacer pública mi naturaleza interior esen­cial. Hay algo dentro de mí que me impele a expresar en voz alta mi dolor.

He conocido la humanidad. He estudiado algo de psicología. Aunque sé con exactitud qué es, no sé cómo describirlo. Esa voz dentro de mi me dice, «tienes que oponerte al mundo con firmeza aunque te quedes solo. Debes mirar a la cara a todo el mundo aunque el mundo te mire con ojos inyectados en sangre. No temas».

Confiad en esta vocecita que reside en el interior de vuestro corazón. Y dice. «Renun­cia a tus amigos, a tu esposa y a todo, y da testimonio de aquello por lo que has vivido y por lo que has de morir».

Quiero vivir todo lo que me quede de vida. Y si por mí fuese haría que la duración de esa vida fuera 120 años. Por entonces, la India sería ya libre, el mun­do sería libre.

Dejad que os diga que no considero a Inglaterra ni, en realidad, tampoco a Estados Unidos, países libres. Son libres a su manera, libres de mantener esclaviza­das a las razas de color de la tierra. ¿Inglaterra o Esta­dos Unidos luchan hoy por la libertad de estas razas? Si no es así, no me pidan que espere hasta que la gue­rra haya terminado. No limiten mi concepto de liber­tad.

Los maestros ingleses y norteamericanos, su his­toria, su magnífica poesía, no dijeron nunca que no se debiera ampliar la interpretación de la libertad. Y de acuerdo con aquella interpretación de la libertad, me veo en la obligación de decir que son ajenos a esa mis­ma libertad que sus maestros y poetas describieron.

Si quisieran conocer la libertad real, deberían venir a la India.Tienen que venir, no con orgullo o arrogancia, sino con el espíritu de quienes buscan la verdad con sinceridad y tenacidad. Se trata de una verdad funda­mental cuya experiencia ha venido haciendo la India a lo largo de 22 años.

De forma inconsciente desde su misma fundación hace ya mucho tiempo, el Partido del Congreso ha veni­do basándose en la no violencia, en los métodos que llaman constitucionales.

Dadabhai y Pherozeshah, que tuvieron el Partido del Congreso de la India en la pal­ma de sus manos, acabaron siendo rebeldes. Amaban al Partido del Congreso. Ellos eran quienes mandaban, pero ante todo, eran sus auténticos servidores.

Nunca toleraré el asesinato, ni el secretismo ni cosas similares. Confieso que entre nosotros, hombres del Partido del Congreso, hay muchas ovejas negras. Pero confío en que toda la India emprenda hoy una lucha no violenta.

Y confío porque mi carácter me lleva a confiaren la bondad innata de la naturaleza humana,que percibe la verdad y se impone casi por instinto en los momentos de crisis. Pero aun en el caso de que pueda estar engañado en esto, no cejaré.

No vacilaré. Desde su creación, el Partido del Congreso basó su política en métodos pacíficos, entre ellos la Swaraj, y generacio­nes posteriores añadieron la no violencia.

Cuando Dadabhai entró en el Parlamento británico, Salisbury le apodó el hombre negro pero el pueblo inglés desbancó a Salisburyy Dadabhai entró en el Parlamento gracias a aquellos votos. La India enloqueció de ale­gría. Estas cosas, no obstante, a la India ya se ie han quedado pequeñas.

Con todas estas cosas como telón de fondo, quisie­ra, no obstante, que ingleses, europeos y todas las Naciones Unidas examinaran en sus corazones qué crimen ha cometido la India al exigir la independen­cia.

Y les pregunto ¿hacen bien en desconfiar de una organización (como el Partido del Congreso), con toda su experiencia, tradición y logros durante más de medio sigloy en tergiversar sus esfuerzos ante todo el mun­do con los instrumentos que tienen a su disposición? ¿Está bien que, por las buenas o por las malas, con la ayuda de la prensa extranjera, con la ayuda del presi­dente de Estados Unidos de América o incluso del gene­ralísimo de China que aún no se ha ganado los laure­les, presenten la lucha de la India como una espantosa caricatura?

Me reuní con el generalísimo (Chiang-kai-Shek) al que conocí gracias a la señora Shek que fue mi intér­prete. Aunque él me pareció un ser inescrutable, no sucedió así con la señora Shek,y él me permitió adivi­nar sus pensamientos a través de ella.

Han orquestado un coro de desaprobación y justi­ficada protesta en todo el mundo contra nosotros. Dicen que nos equivocamos, que el paso que estamos dando es inoportuno.Tengo en muy alta considera­ción a la diplomacia de los británicos que durante tan­to tiempo les ha permitido conservar el Imperio. Pero ahora percibo su tufillo en mi nariz, y proviene de otros que la han estudiado a fondo y ahora la están ponien­do en práctica.

Puede que consigan, mediante estos métodos, hacer que por un tiempo la opinión interna­cional se decante a su favor, pero la India hablará con­tra esa opinión internacional.
Alzará su voz contra toda esa propaganda organizada. Yo la denunciaré, aunque tenga en contra a las Naciones Unidas en pleno, aun­que toda la India me abandone, les diré «están equi­vocados. Con la no violencia, la India arrancará la liber­tad de las manos de quienes no están dispuestos a dársela».

Seguiré adelante no sólo por la India, sino por el bien de todo el mundo. Aun en el caso de que mis ojos se cierren antes de que haya libertad, la no violen­cia no terminará. Asestarán un golpe mortal a China o a Rusia si se oponen a la libertad que la India de la no violencia suplica postrada de rodillas para que se salde una deuda que, desde hace ya mucho tiempo, ha vencido.

¿Alguna vez un acreedor se ha presentado de este modo ante su deudor? Y aun así, cuando la India se enfrenta a una oposición tan enconada, dice «no vamos a dar ningún golpe bajo, hemos aprendido nobleza de sobra. Hemos hecho un juramento de no violencia».

He sido el artífice de la política de evitar situaciones violentas seguida por el Partido del Con­greso y, sin embargo, hoy os hablo con palabras contundentes. Hacerlo es coherente con nuestro honor. Si un hombre me agarrara del cuello y quisiera ahogarme, ¿acaso no iba a luchar por liberarme de inmedia­to? En lo que hoy proponemos no hay inconsecuencia alguna.

Aquí se han congregado hoy representantes de la prensa extranjera. A través de ellos quisiera decirle al mundo que las potencias aliadas que, de un modo u otro, afirman necesitara la India, tienen ahora la oca­sión de proclamar la libertad de la India y demostrar su buena fe. Si dejan pasar esta ocasión, dejarán esca­par la oportunidad de su vida, y la historia levantará acta de que no liberaron a tiempo de sus obligaciones a la India, y que perdieron la batalla.

Necesito la apro­bación del mundo entero para que pueda conseguir ­lo con ellos. No quiero que las potencias aliadas vayan más allá de sus evidentes limitaciones. No quiero que abracen la no violencia y que, hoy mismo, se desarmen. No. Hay una diferencia fundamental entre el fascismo y este imperialismo contra el que lucho.

Aquí se trata de hacer que los británicos se vayan de la India que tie­nen esclavizada. Imaginemos lo diferente que sería si la India participara [en la guerra] como un aliado libre. La libertad, si ha de llegar, debe hacerlo hoy mismo.

De esto no quedará nada si ustedes, que tienen la capacidad de ayudar, no la ejercen hoy. Pero si la ejer­cen, el fulgor de una libertad que hoy parece imposi­ble, será posible mañana. Si la India goza de esa liber­tad, exigirá esa misma libertad para China. Se abrirá el camino para correr en ayuda de Rusia.

En la penín­sula Malaya o en las tierras de Birmania no morían los ingleses. ¿Qué nos permitirá salvar la situación? ¿Adon­de iré, adonde llevaré los 40 crores de la India? Esta inmensa masa de humanidad no brillará en la causa de la liberación del mundo, a menos que palpe y has­ta que haya sentido la libertad.

Hoy no les queda pizca de vida. Les ha sido aplastada. Es preciso devolver el brillo a sus ojos, la libertad debe llegar hoy mismo, no mañana. Hacerlo o morir.

He comprometido al Partido del Congreso y el Partido del Congreso lo hará o morirá."

Fuente: https://www.retoricas.com/2011/05/salgan-de-la-ind

lunes, 5 de noviembre de 2018

TONI MORRISON Construimos lenguaje


TONI MORRISON Construimos lenguaje

 

             
TONI MORRISON Construimos lenguaje
 Lorain, Ohio, USA (1931). Premio Nobel de Literatura 1993. Esta escritora estadounidense y cuya obra describe la vida de la comunidad negra de su país, en 1988 fue galardonada con el Premio Pulitzer por su obra Beloved publicada un año antes.
            Tras una larga vida dedicada a la enseñanza, en 1964 abandonó este oficio para trabajar como editora en la Random House de Nueva York. Su primera novela, Ojos azules (1970), y que resultó una auténtica revelación, fue seguida de una prolífica obra narrativa, aclamada siempre por la crítica. Entre sus publicaciones más reconocidas se destacan: Sula (1973), La canción de Salomón (1977), La isla de los caballeros (1981), Jazz (1992), Paradise (1998), y Jugando en la oscuridad (1992).
           

            Érase una vez una anciana. Ciega, pero sabia. ¿O era un anciano? O quizás un gurú. O una leyenda para calmar niños inquietos. He oído esta historia, o una exactamente igual, en el saber popular de varias culturas.
            Érase una vez una anciana. Ciega. Sabia.

            En la versión que conozco, la mujer es hija de esclavos, de raza negra, norteamericana, y vive sola en una casita a las afueras del pueblo. Su fama de sabia no tiene par y es incuestionable. Entre su gente, ella representa tanto la ley como su transgresión. El honor que se le rinde y la admiración temerosa que se le tributa, trasciende su vecindario y llega hasta lugares lejanos, hasta la ciudad donde la inteligencia de los profetas rurales da origen a mucha diversión.
            Un día, la mujer recibe la visita de unos jóvenes empeñados en refutar su clarividencia y en desenmascararla por el fraude que ellos creen que ella es. Su plan es sencillo: entran en su casa y hacen la pregunta cuya respuesta depende exclusivamente de lo que la diferencia de ellos: su ceguera. Se paran frente a ella y uno de ellos dice: Anciana, tengo un pájaro en mi mano. Dime si está vivo o muerto.
            Ella no contesta. Le repiten la pregunta: El pájaro que sostengo, ¿está vivo o muerto?
            Todavía no responde. Es ciega y no puede ver a sus visitantes, y menos aún lo que está en sus manos. No sabe cuál es su color de piel, género o tierra natal. Sólo sabe cuál es su motivo.
            El silencio de la anciana se prolonga, a los jóvenes les cuesta contener sus risotadas.
            Finalmente, la anciana habla y su voz es suave pero severa: No sé, dice. No sé si el pájaro que sostienen está muerto o vivo, pero sé que está en sus manos. Está en sus manos.
            Su respuesta podría interpretarse de esta manera: si está muerto, fue porque así lo encontraron o porque ustedes lo mataron. Si está vivo, todavía pueden matarlo. Que siga vivo, es su decisión. De cualquier manera, es su responsabilidad.
            Por hacer ostentación de su poder y poner en evidencia la debilidad de la anciana, los jóvenes visitantes reciben un regaño, se les dice que son responsables no sólo por el acto de burla, sino también por el pequeño manojo de vida sacrificado para lograr sus propósitos. La anciana ciega desplaza la atención de las afirmaciones de poder al instrumento a través del cual este poder se ejerce.
            La especulación sobre lo que este pájaro-en-mano (aparte de su cuerpo frágil) puede significar, siempre me ha atraído, pero en especial, así lo pienso ahora, por la forma en que he sido con respecto al trabajo que realizo y que me ha traído hoy ante ustedes. Decido entonces interpretar al pájaro como lenguaje y a la anciana como un escritor experimentado. La anciana está preocupada por la forma en que el lenguaje en que ella sueña, que le fue dado al nacer, se maneja, se pone al servicio, incluso se le enajena para ciertos nefarios propósitos. Al ser una escritora, ella considera el lenguaje en parte como un sistema, en parte como algo viviente sobre lo cual uno tiene control, pero sobre todo como un medio —como un acto con consecuencias. Entonces, la pregunta que le hacen los muchachos, ¿Está vivo o muerto?, no es irreal, porque ella piensa en el lenguaje como en algo susceptible de morir, de ser borrado; ciertamente puesto en riesgo y redimible únicamente por un esfuerzo de la voluntad. Ella cree que si el pájaro que está en las manos de los visitantes está muerto, sus custodios son responsables por el cadáver. Para ella, un lenguaje muerto no es sólo ese que ya no se habla o escribe, es ese lenguaje rígido, satisfecho de admirar su propia parálisis. Como el lenguaje del estadista, censurado y censurante. Despiadado en sus deberes policiales, no tiene otro deseo o meta que mantener el libre deambular de su propio narcisismo narcótico, su propia exclusividad y dominio. Aunque moribundo, no deja de tener sus efectos para bloquear el intelecto, ahogar la conciencia, suprimir el potencial humano de manera activa. Refractario a la interrogación, no produce ni tolera ideas nuevas, moldea los pensamientos ajenos, cuenta otra historia, llena silencios confusos. El lenguaje oficial hecho añicos para sancionar la ignorancia y mantener el privilegio, es una armadura lustrada para impactar con su relumbre, un cascajo del cual salió el caballero hace mucho tiempo. Más aún, es tonto, predatorio, sensiblero. Suscitando reverencia en los escolares, dando refugio a los déspotas, evocando falsas memorias de estabilidad y armonía entre la opinión pública.
            La anciana está convencida de que cuando el lenguaje muere, cae en el descuido o el desuso, en la indiferencia y falta de estima, o es asesinado por decreto; así no sólo ella sino todos los que lo usan o producen son responsables por su defunción. En su país los niños han refrenado su lengua y usan balas en lugar de iterar la voz del lenguaje mudo, del lenguaje inhabilitado e inhabilitador, del lenguaje que todos los adultos han abandonado como dispositivo para resolver un problema usando el sentido, dar orientación o expresar amor. Pero ella sabe que el suicidio-lingual no es la elección sólo de los niños. Es común entre los pueriles jefes de estado y mercachifles del poder, cuyo vaciado lenguaje los deja sin acceso a aquello que resta de sus instintos humanos para que hablen sólo a aquellos que obedecen o con el fin de forzar a la obediencia.
            Este saqueo sistemático del lenguaje puede reconocerse en la tendencia de sus hablantes a renunciar a sus propiedades de matiz, complejidad y alumbramiento, a cambio de la amenaza y la subyugación. El lenguaje opresivo hace más que representar la violencia: es violencia; hace más que describir los límites del conocimiento: limita el conocimiento. Ya sea el oscuro lenguaje estatal o bien el pseudolenguaje de los insensatos medios de comunicación; ya sea el orgulloso pero calcificado lenguaje de la academia o bien el lenguaje de la ciencia impulsado por los productos; ya sea el pernicioso lenguaje del derecho-sin-ética o el lenguaje diseñado para el extrañamiento de minorías —que esconde su expoliación racista en su tupé literario—, debe ser rechazado, transformado y puesto en evidencia. Es el lenguaje que chupa sangre, encubre vulnerabilidades, oculta sus botas fascistas bajo crinolinas de respetabilidad y patriotismo, mientras se mueve implacablemente para vigilar los rangos inferiores y la mente de los peores. Lenguaje sexista, lenguaje racista, lenguaje teísta —todos son típicos de los policíacos lenguajes del poder, que no pueden permitir el nuevo conocimiento o animar el mutuo intercambio de ideas.
            La anciana es muy consciente de que a ningún mercenario intelectual, ni insaciable dictador, ni político o demagogo profesional, ni a ningún falso periodista, lo convencerían sus ideas. Hay y habrá un lenguaje conmovedor para mantener a los ciudadanos armados y dispuestos a hacer que otros se armen; muertos en masa o masacrando en las galerías, en los tribunales, en las oficinas de correos, en las canchas deportivas, en los dormitorios y bulevares; promoviendo o memorizando lenguaje para enmascarar la piedad y el desperdicio de tanta muerte innecesaria. Habrá más lenguaje diplomático para aprobar el ultraje, la tortura, el asesinato. Hay y habrá más lenguaje seductor, mutante, diseñado para estrangular mujeres, para empacar sus gargantas como paté de ganso con sus propias indecibles y transgresoras palabras; habrá más lenguaje de vigilancia disfrazado como investigación, de política e historia calculado para hacer enmudecer el sufrimiento de millones; lenguaje estilizado para emocionar a los insatisfechos y afligidos por el asalto de sus vecindarios; lenguaje arrogante pseudoempírico pensado para encerrar a la gente creativa en jaulas de inferioridad y desesperanza.
            Debajo de la elocuencia, de la elegancia, de las asociaciones académicas, por más conmovedor o seductor, el corazón de tal lenguaje es lánguido, o tal vez sin pulso en absoluto —si el pájaro está ya muerto.
            La anciana ha pensado cuál habría sido la historia intelectual de cualquier disciplina si no hubiera existido quién insistiera, o no se hubiera visto obligado a avanzar. El desperdicio de tiempo y vida que las racionalizaciones y representaciones de y para el dominio, exigían —discursos letales de exclusión bloqueando el acceso al conocimiento tanto para el que excluye como para el excluido.
            La sabiduría convencional de la historia de la Torre de Babel es que el colapso fue una desgracia. Que fue la distracción o el peso de muchos lenguajes los que precipitaron la arquitectura fallida de la torre. Que un lenguaje monolítico hubiera facilitado la construcción y se habría alcanzado el cielo. ¿El cielo de quién?, se pregunta la anciana. ¿Y qué clase? Tal vez el logro del Paraíso fue prematuro, un poco mal intencionado si nadie tuvo tiempo para entender otros lenguajes, otros puntos de vista, otro período de narrativas. Pudieran ellos haber encontrado a sus pies el cielo que imaginaban. Complicada, exigente, sí, pero una visión de cielo como vida, no un cielo como más allá de la vida.
            La anciana no quería dejar a sus jóvenes visitantes con la impresión de que el lenguaje debería forzarse a mantenerse vivo de cualquier manera. La vitalidad del lenguaje radica en su capacidad para retratar las vidas reales, imaginadas y posibles de sus hablantes, lectores, escritores. Aunque su equilibrio está a veces en desplazar la experiencia, esta experiencia no lo sustituye. El lenguaje apunta al lugar donde puede hallarse el sentido. Cuando un Presidente de los Estados Unidos reflexionó sobre cómo su país se había convertido en un cementerio, y dijo: El mundo casi no notará y menos aún recordará lo que decimos aquí. Pero nunca olvidará lo que hicimos aquí, sus solas palabras son vigorizantes en sus propiedades de afirmación vital porque se niegan a encapsular la realidad de 600 000 muertos en una cataclísmica guerra racial. Al negarse a monumentalizar, al desdeñar la última palabra, la recapitulación exacta, al reconocer su poco poder para agregar o quitar, sus palabras indican deferencia hacia la incapturabilidad de la vida que lamentan. Es esta deferencia lo que las mueve, este reconocimiento de que el lenguaje nunca puede mantenerse fiel a la vida de una vez por todas. Ni debería. El lenguaje nunca puede inmovilizar la esclavitud, el genocidio, la guerra. Ni debería anhelar la arrogancia de ser capaz de hacerlo. Su fuerza, su felicidad está en alcanzar lo inefable.
            Ya sea preeminente o precario, oculto, detonante, o se niegue a santificar; ya se ría a carcajadas o bien sea un aullido sin alfabeto, la palabra escogida, el silencio escogido, el lenguaje tranquilo bulle hacia el conocimiento, no hacia su destrucción. Pero, ¿quién no conoce de literatura proscrita porque es interrogativa, desacreditada porque es crítica, borrada porque es alternativa? ¿Y cuántos no se sienten ultrajados por la idea de una lengua autodestruida?
            El trabajo-de-la-palabra es sublime, piensa la anciana, porque es generativo, produce el significado, que garantiza nuestra diferencia, nuestra humana diferencia —la manera en la cual somos como ninguna otra forma de vida.
            Morimos. Ese debe ser el significado de la vida. Pero construimos lenguaje. Esa debe ser la medida de nuestras vidas.
            Érase una vez… unos visitantes hicieron a una anciana una pregunta. ¿Quiénes son, estos muchachos? ¿Qué hicieron con este encuentro? ¿Qué oyeron en estas palabras finales: El pájaro está en sus manos? Una frase que señala hacia una posibilidad o un signo que capta enseguida la idea. A lo mejor lo que los muchachos oyeron fue: No es mi problema. Soy mujer, soy vieja, soy negra, soy ciega. La sabiduría que poseo ahora está en saber que no puedo ayudarlos. El futuro del lenguaje les pertenece.
            Ellos estaban ahí, de pie. Supongan que no había nada en sus manos. Supongan que la visita era sólo un ardid, una jugarreta para lograr que les hablaran, los tomaran en serio como no lo habían sido antes. Una oportunidad para interrumpir, para violar el mundo adulto, su miasma de discurso sobre ellos, por ellos, pero nunca para ellos. Preguntas urgentes están en juego, incluyendo esa que ellos hicieron: ¿Está el pájaro que sostenemos vivo o muerto? Quizá la pregunta quería decir: ¿Podría alguien decirnos qué es la vida? Nada de artilugios; ninguna estupidez. Una pregunta directa digna de la atención de una sabia. De una anciana. Y si la anciana visionaria que ha vivido la vida y afrontado la muerte no puede describir a ninguna de las dos, ¿quién puede?
            Pero no lo hace, guarda su secreto, su buena opinión de sí misma, sus gnómicos manifiestos, su arte sin compromiso. Mantiene su distancia, la refuerza y se retrae en la singularidad del aislamiento, en un espacio sofisticado, privilegiado.
            Nada, ninguna palabra sigue a su declaración de transferencia. Este silencio es profundo, más profundo que el significado contenido en las palabras que pronunció. Este silencio se estremece y los muchachos, fastidiados, lo llenan con lenguaje inventado sobre el terreno.
            ¿No hay discurso, le preguntan, no hay palabras que usted pueda darnos para ayudarnos a abrirnos paso en su expediente de fallas? ¿A través de la educación que ustedes nos dieron, que no es en absoluto educación porque estamos prestando mucha atención a lo que han hecho, así como a lo que han dicho? ¿Hasta la barrera que ustedes han erigido entre generosidad y sabiduría?
            No tenemos ningún pájaro en nuestras manos, vivo o muerto. No la tenemos sino a usted y nuestra importante pregunta. ¿Es la nada que está en nuestras manos algo que usted podría cargar para contemplar, para adivinar siquiera? ¿Ya no se acuerda siendo joven cuando el lenguaje era mágico sin significado? ¿Cuando lo que usted podía decir, podía no significar? ¿Cuando lo invisible era lo que la imaginación se esforzaba en ver? ¿Cuando preguntas y peticiones de respuesta ardían tan brillantemente que usted temblaba de furia al no saber?
            ¿Tenemos acaso que comenzar a ser conscientes con una batalla de heroínas y héroes, así como usted luchó y perdió dejándonos con nada en las manos salvo lo que usted imaginó que está en ellas? Su respuesta es artificiosa, pero su artificiosidad nos avergüenza y debe avergonzarla a usted. Su respuesta es indecente en su autocomplacencia. Un guión-para-televisión que no tiene sentido si no hay nada en nuestras manos.

            ¿Por qué no se comunicó, y nos tocó con sus dedos suaves, demorando la mordedura de sonido, la lección, hasta saber quiénes éramos? ¿Tanto despreció nuestra jugarreta, nuestro modus operandi, que no pudo ver que estábamos confundidos sobre cómo lograr su atención? Somos jóvenes. Inmaduros. Hemos oído durante todas nuestras cortas vidas que tenemos que ser responsables. ¿Qué podría eso significar en la catástrofe en que este mundo se ha convertido, donde —como dijo un poeta— nada necesita ser expuesto cuando es ya descarado? Nuestra herencia es una afrenta. Usted quiere que tengamos sus viejos y vacíos ojos, y veamos solamente la crueldad y la mediocridad. ¿Piensa que somos lo suficientemente estúpidos para perjurarnos una y otra vez con la ficción de independencia nacional? ¿Cómo se atreve a hablarnos de deber cuando estamos hundidos hasta la cintura en el veneno de su pasado?
            Usted nos banaliza y además trivializa el pájaro que no está en nuestras manos. ¿No hay contexto para nuestras vidas? Ninguna canción, ninguna literatura, ningún poema lleno de vitaminas, ninguna historia unida a la experiencia que pueda pasarnos para que nos ayude a marchar bien? Usted es un adulto. La anciana, la sabia. Deje de pensar en salvar su pellejo. Piense en nuestras vidas y cuéntenos cómo es su mundo individual. Invéntese un cuento. La narrativa es radical, nos crea en el mismo momento en que está siendo creada. No la culparemos si su alcance sobrepasa su control, si el amor inflama tanto sus palabras que estas caen en llamas y nada queda sino su quemadura. O si, con la reticencia de las manos de un cirujano, sus palabras suturan sólo los lugares donde puede manar la sangre. Sabemos que usted nunca podrá hacer esto apropiadamente —de una vez por todas. La pasión no es nunca suficiente; tampoco la destreza. Pero inténtelo. Por nuestro bien y el de usted, olvide su nombre en la calle; díganos lo que el mundo ha sido para usted en los sitios oscuros y en la luz. No nos diga lo que hay que creer, lo que hay que temer. Muéstrenos la ancha saya de la creencia y la puntada que desenmaraña el amnios del temor. Usted, anciana, bendecida con la ceguera, puede hablar el lenguaje que nos dice lo que sólo el lenguaje puede decir: cómo mirar sin imágenes. Solamente el lenguaje nos protege de las cicatrices de las cosas sin nombre. Solamente el lenguaje es meditación.
            Díganos lo que es ser una mujer de modo que podamos saber lo que es ser un hombre. ¿Qué se mueve en el margen? ¿Qué es no tener un hogar en este lugar? Soltarse de aquel que uno conoció. ¿Qué es vivir a las afueras de ciudades que no pueden soportar la compañía de uno?
            Háblenos sobre barcos que regresaron de los bordes de la playa en la Pascua Florida, placenta en una campiña. Háblenos de una carretada de esclavos, ¿cómo cantaban tan suavemente que su respiración no se distinguía de la caída de la nieve? ¿Cómo por el encorvamiento del hombro más cercano supieron que la próxima parada podía ser la última para ellos? ¿Cómo, con las manos puestas en oración sobre sus sexos, pensaron en el calor, luego en el sol, alzando sus rostros como si estuviera allí para entrar? Volteándose como para entrar. Se detuvieron en una hospedería. El conductor y su compañero entraron con la lámpara, dejándolos zumbando en la oscuridad. El hueco del caballo humea en la nieve bajo sus cascos, y su siseo y licuefacción son la envidia de los congelados esclavos.
            La puerta de entrada se abre: una muchacha y un muchacho salen de su luz. Trepan en la cama del vagón. El muchacho tendrá un revólver en tres años, pero ahora lleva una lámpara y un cántaro de sidra tibia. Se lo pasan de boca en boca. La muchacha ofrece pan, pedazos de carne y algo más: una mirada a los ojos de aquel a quien sirve. Una ración para cada hombre, dos para cada mujer. Y una mirada. Ellos se la devuelven. La próxima parada será la última para ellos. Pero no ésta. Porque ésta ha sido entibiada.

            Hay silencio otra vez cuando los muchachos terminan de hablar, hasta que la mujer lo rompe.
            Finalmente, dice, les creo ahora. Les creo con el pájaro que no está en sus manos porque verdaderamente lo capturaron. Miren. Cuán hermoso es esto que hemos hecho —juntos.
            Discurso traducido por Colombia Truque Vélez.Copyright © The Nobel Foundation 1993