MIJAÍL GORBACHOV
“La sociedad adquirió la libertad, se ha
liberado política y espiritualmente Y esta es la principal conquista no
valorada debidamente, porque aún no hemos aprendido......a aprovecharla”
Discurso
completo de renuncia al cargo de Presidente de la Unión Soviética, el 25 de
diciembre de 1991
Queridos
compatriotas
Conciudadanos
Por
fuerza...
...de
la situación generada por la formación de la Comunidad de Estados
Independientes Ceso en mi cargo como Presidente de la URSS Tomo esta decisión
por razones de principios He abogado consecuentemente por la independencia de
los pueblos, por las soberanías de las repúblicas......pero, al mismo tiempo,
por la preservación de la Unión y la integridad del país. Los acontecimientos
siguieron otro camino. Predominó el rumbo hacia el desmembramiento del país la
desintegración del Estado
Algo
con lo que no puedo coincidir Sigo manteniendo esta postura aún después de la
reunión de Alma Ata y de las decisiones allí adoptadas. Además, estoy
convencido de que decisiones de tamaña envergadura se debieron haber tomado
consultando la voluntad popular. No obstante
Haré
todo que esté a mi alcance
Para
que los acuerdos allí firmados Conduzcan a la concordia real en la sociedad,
faciliten la salida de la crisis y el proceso de reformas. Al hablar con
ustedes por última vez en calidad de Presidente de la URSS Considero necesario
expresar mi valoración del camino recorrido desde 1985 Especialmente porque han
habido una gran cantidad de juicios contradictorios, superficiales y subjetivos
sobre el asunto. El destino quiso que cuando me encontrara al frente del país,
ya fuese claro que algo anda mal con el país. Tenemos mucho de todo: tierra,
petróleo, gas, otras riquezas naturales, y tampoco Dios nos ofendió en cuanto a
inteligencia y talentos. Pero vivíamos bastante peor que en los países
desarrollados. Nos atrasamos cada vez más respecto a ellos. La razón de esto
era evidente La sociedad estaba asfixiada por las tenazas de un sistema
burocrático y autoritario. Condenada a servir al discurso ideológico y a
soportar la terrible carga de la carrera armamentista, hasta el borde de su
capacidad. Todos los intentos de reformas parciales -y no fueron pocos-
terminaban en fracaso uno tras otro. Nuestro país había perdido perspectiva.
Así no se podía seguir viviendo. Era necesario un cambio cardinal. Es por eso
que ni una sola vez llegué a lamentar el no haber aprovechado el cargo de
Secretario General para simplemente "reinar" unos años. Hubiera sido
una decisión irresponsable, e inmoral. Era consciente De que iniciar reformas
de tamaña envergadura en una sociedad como la nuestra era una tarea
dificilísima y hasta peligrosa. Pero incluso hoy Sigo convencido del acierto
histórico de las reformas democráticas que comenzaron en la primavera de
1985.El proceso de renovación del país y de cambios radicales en la comunidad
mundial resultó ser mucho más complicado de lo que se podía suponer. Sin
embargo, lo hecho debe ser valorado dignamente. La sociedad adquirió la
libertad, se ha liberado política y espiritualmente Y esta es la principal
conquista no valorada debidamente, porque aún no hemos aprendido......a
aprovecharla. No obstante, se realizó una labor de trascendencia histórica. Ha
sido liquidado el sistema totalitario Que había privado al país de la
posibilidad de convertirse, desde hace tiempo, en próspero y floreciente. Se
abrió camino a las transformaciones democráticas. Se hicieron realidad las
elecciones libres, la libertad de prensa, la libertad de conciencia, organismos
de poder representativos y el multipartidismo. Los derechos humanos han sido
reconocidos como principio máximo. Comenzó el avance hacia una economía mixta,
consolidando la igualdad de todas las formas de propiedad. En el marco de la
reforma agraria comenzó el renacimiento del campesinado. Aparecieron granjas
privadas, millones de hectáreas se entregan a habitantes rurales y urbanos. Ha
sido legalizada la libertad económica del productor, comenzando a cobrar fuerza
los empresarios libres, las sociedades de accionistas y la privatización. Al
girar la economía hacia el libre mercado es importante tener presente que este
viraje se hace en aras del hombre. En estos difíciles tiempos todo debe hacerse
para su protección social, especialmente los ancianos y los niños. Vivimos en
un mundo nuevo. Hemos acabado con la Guerra Fría. Detenido la carrera
armamentística. Y la demente militarización del país, que desfiguró nuestra
economía, la conciencia y la moral sociales. Fue disipada la amenaza de una
guerra mundial. Una vez más quiero subrayar que en el periodo transitorio, por
mi parte, hice todo lo posible para mantener un control eficaz de los
armamentos nucleares. Nos hemos abierto hacia el mundo, hemos renunciado a la
intromisión en asuntos ajenos, al empleo de tropas fuera del país. Nos
respondieron con confianza, solidaridad y respeto. Nos hemos convertido en uno
de los principales pilares de la transformación de la civilización
contemporánea sobre principios pacíficos y democráticos. Los pueblos y las
naciones de este país recibieron una auténtica libertad para elegir las vías de
autodeterminación. La búsqueda de una reforma democrática de nuestro estado
multinacional nos llevaron al umbral de la firma del Nuevo Tratado de la Unión.
Todos estos cambios provocaron una gran tensión Se desarrollaron en medio de
una aguda lucha contra la creciente resistencia de las fuerzas del pasado, de
lo obsoleto, de lo reaccionario: de las antiguas estructuras del partido y el
Estado, así como del aparato económico y también de nuestras propias
costumbres, prejuicios ideológicos y la psicología parasitaria. También
chocaban contra nuestra intransigencia, el bajo nivel de cultura política y el
temor a los cambios. Por eso perdimos mucho tiempo. El viejo sistema se
derrumbó antes de que empezase a funcionar el nuevo. Y la crisis de la sociedad
se agravó aún más. Conozco el descontento por la difícil situación actual. Las
agudas críticas a las autoridades de todos los niveles, y también de mi actividad
personal. Pero quiero volver a subrayar una vez más que los cambios cardinales
en un país enorme y con semejante herencia no pueden realizarse sin
sacrificios, sin dificultades y conmociones. El golpe de estado de agosto llevó
al límite la crisis social. Lo más funesto de esta crisis es la desintegración
del Estado.
Hoy
me preocupa que nuestra gente pierda la ciudadanía de un gran país: las
consecuencias podrían resultar muy graves para todos. Pienso que es muy
importante conservar las conquistas democráticas de los últimos años. Han sido
fruto de sufrimientos a lo largo de toda nuestra historia. No se puede
renunciar a ella en ninguna circunstancia y bajo ningún pretexto. De lo
contrario, todas las esperanzas en un futuro mejor se verán enterradas. Lo digo
con toda honradez y franqueza. Es mi deber moral. Hoy quiero expresar mi
agradecimiento a todos los ciudadanos que apoyaron la política de renovación
del país, que se sumaron a la aplicación de reformas democráticas. Estoy
agradecido a estadistas, políticos y líderes sociales, a millones de personas
en el extranjero, a todos aquellos que entendieron nuestros objetivos, que los
apoyaron y fueron a nuestro encuentro para cooperar con nosotros de modo
sincero. Abandono mi cargo con preocupación, pero también con esperanza. Con fe
en ustedes, en su sabiduría y fuerza de espíritu. Somos herederos de una gran
civilización, y ahora depende de todos y cada uno que renazca en una nueva
vida, moderna y digna. Quiero agradecer de todo corazón a aquellos que todos
estos años estuvieron conmigo en la lucha por una causa justa y buena. Seguro
que algunos errores se podrían haber evitado, mucho se pudo hacer mejor, pero
estoy convencido de que tarde o temprano nuestros esfuerzos comunes darán sus
frutos: nuestros pueblos vivirán en una sociedad próspera y democrática. Les
deseo todo lo mejor
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