DISCURSO DE RAFAEL CORREA
EN LA VII CUMBRE DE LAS AMÉRICAS
Panamá 11 abr. 2015 -
Queridos
Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de las Américas:
Un
fraterno saludo y un sincero agradecimiento al Presidente de Panamá, Juan
Carlos Varela, a sus colaboradores y al pueblo de este hermoso país de la
cintura de Nuestra América, por la cálida acogida que nos dispensan.
Deseo
saludar al nuevo Secretario General de la OEA, Luis Almagro, recientemente
elegido en la reunión de la Asamblea General de Washington, y tiene ante sí un
reto difícil pero insoslayable: transformar radicalmente esa institución.
Enviamos
un saludo solidario al pueblo de Chile y su Presidenta, Michelle Bachelet, que
sobrellevan con coraje los nefastos efectos de las recientes inundaciones en
sus países.
Todo
nuestro apoyo al presidente Santos y su voluntad política inquebrantable de
continuar en el camino hacia la paz definitiva en Colombia.
Pero
la paz no es solo ausencia de guerra. La insultante opulencia de unos pocos en
América Latina, al lado de la más intolerable pobreza, son también balas
cotidianas en contra de la dignidad humana.
Por
ello, creo que el lema de la Cumbre en lugar de “Prosperidad con equidad”
debería ser “Equidad, para la Prosperidad”.
CUBA
Hoy
asistimos a un evento histórico. En un triunfo irrestricto de la dignidad, la
soberanía y la solidaridad entre los pueblos, acogemos a la hermana República
de Cuba como un miembro de pleno derecho de este foro del que nunca debió ser
excluida.
Sin
embargo, nuestra alegría no puede ser completa. Aún queda por extirpar el
inhumano e ilegal bloqueo contra Cuba. También está pendiente la devolución a
Cuba del territorio ocupado de Guantánamo.
VENEZUELA
Compañeras,
compañeros:
En
la guerra fría se sostenía en la región a las dictaduras más sangrientas,
entonces sí, sin importar en absoluto libertades de prensa, derechos humanos,
la misma democracia. Recordemos por ejemplo que la Asamblea de la OEA de 1976
realizada en Santiago de Chile fue presidida por el canciller de Augusto
Pinochet.
La
acción invasiva e injerencista durante esos años se basaba en el combate al
comunismo. Ahora el argumento es la “defensa de los Derechos Humanos”.
La
orden ejecutiva del Presidente Obama contra Venezuela viola flagrantemente el
derecho internacional y particularmente el literal e) del art. 3 de la carta de
la OEA.
La
respuesta que ha dado la región ha sido contundente, rechazando la Orden
Ejecutiva y pidiendo su retiro. Nuestros pueblos nunca más aceptarán la
tutela, la injerencia ni la intervención. Su memoria está lacerada por los
abusos y la violencia del pasado. Panamá es un buen ejemplo de ello, con la
invasión de diciembre de 1989 que provocó miles de muertes, para sacar al
sangriento dictador que los mismos invasores habían apoyado.
Sin
embargo, continúan los ilegales intervencionismos. Hace pocas semanas,
funcionarios del Departamento de Estado solicitaron al Congreso de los Estados
Unidos recursos para, cito, “apoyar la libertad de prensa, los derechos
humanos y la democracia en el Hemisferio, incluyendo Cuba, Venezuela, Ecuador y
Nicaragua”.
¿Nos
interesan realmente estos temas? Pues bien, tratémoslos en este foro.
Hablemos
de derechos humanos.
De
acuerdo a la CEPAL, en el período 2007-2013 Ecuador es de los tres países
latinoamericanos que más ha reducido desigualdad. Durante nuestro gobierno, de
la histórica reducción de pobreza en 12,5 puntos, tan solo 5,4 puntos son por
efecto crecimiento, y 7,1 por efecto redistribución.
En
Ecuador no tenemos torturas, pena de muerte ni ejecuciones extra judiciales.
Con la reforma judicial aprobada por los ciudadanos en consulta popular del año
2011, los jueces son seleccionados por concurso público de méritos
organizado por un ente autónomo del Ejecutivo.
Finalmente,
Ecuador es uno de los tan solo 7 países de los 35 del hemisferio que ha
suscrito absolutamentetodos los instrumentos interamericanos de Derechos
Humanos. Muchos países ni siquiera han ratificado la Convención Interamericana
de Derechos Humanos o Pacto de San José.
Reformas
La
realidad es que necesitamos no solo un nuevo sistema de derechos humanos, sino
un nuevo sistema interamericano. Debemos entender que las Américas al norte y
al sur del río Bravo son diferentes, y debemos conversar como bloques.
La
Organización de Estados Americanos, OEA, ha sido históricamente capturada
por intereses y visiones de América del Norte, y sus sesgos y atavismos
acumulados la vuelven ineficiente y poco confiable para los nuevos tiempos que
viven Latinoamérica y el Caribe.
Un
ejemplo fue la guerra de las Malvinas, donde se destrozó el Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca, el TIAR, lo cual debió ser suficiente
para que la OEA desapareciera. Nuestro abrazo solidario al pueblo argentino y
su lucha por las Malvinas, ejemplo descarado de colonialismo en el siglo XXI.
Otro
ejemplo fueron las décadas que Cuba estuvo absurdamente excluida de la OEA, o
el mismo bloqueo criminal contra Cuba.
La
Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe -CELAC- debe ser el foro
para las discusiones latinoamericanas y caribeñas, y OEA debiera convertirse en
el foro en el que,como bloques, CELAC y América del Norte procesen sus
coincidencias y conflictos.
En
cuanto al sistema interamericano de derechos humanos, es necesario un poco de
coherencia: que sólo podamos participar en las diferentes instancias los países
que hemos ratificado la Convención Interamericana. Por ejemplo, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos tiene sede en Washington, que no ha
ratificado el Pacto de San José, y -además es innecesaria. La Corte
Interamericana con sede en San José puede y debe tener las funciones
de promover los derechos humanos y juzgar los atentados contra éstos, como
ocurre en el sistema europeo, donde no existe comisión, tan solo corte.
Como
entendemos muy bien que por los intereses creados lo anterior es difícil de
lograr, probablemente ya es hora de tener un sistema latinoamericano de
derechos humanos. Todo está listo, porque básicamente somos los países de
América Latina los que hemos ratificado el Pacto de San José, y en consecuencia
somos los únicos que reconocemos y nos sometemos a la Corte Interamericana.
Y
hablemos de democracia.
Thomas
Jefferson, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, es el principal
autor de uno de los documentos más bellos de la historia de la humanidad, la
Declaración de Independencia que, en su segundo párrafo, dice: “Todos los hombres
son creados iguales, son dotados por su Creador con ciertos derechos
inalienables, entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la
felicidad”.
Palabras
maravillosas, pero el mismo Jefferson era propietario de centenas de esclavos.
En aquella época incluso para estos extraordinarios hombres era inimaginable
que los negros tuvieran derechos.
Tuvo
que pasar casi un siglo desde la declaración de independencia para la
eliminación de la esclavitud, y exactamente un siglo más para la supresión de
la segregación racial.
Hoy
en día, las élites latinoamericanas aún son incapaces de comprender que los
derechos fundamentales son para todos.
Cuando
estas élites denuncian el irrespeto a sus derechos humanos, es porque por
primera vez están en igualdad de condiciones bajo el imperio de la ley.
Cuando denuncian dictaduras y autoritarismos, es porque ya no pueden
someter nuestros gobiernos a sus caprichos e intereses.
Y
hablemos de libertad de prensa.
Cuando
las élites latinoamericanas afirman que no existe libertad de prensa, es porque
sus medios de comunicación ya no tienen impunidad para manipular la verdad, o
porque nos atrevemos a contestarles, a disputar su hegemonía, a desenmascarar
sus mentiras.
Cabría
preguntarse si una sociedad puede llamarse verdaderamente libre cuando el
derecho a la información y la propia comunicación social está en manos de
negocios privados con fines de lucro.
Y
aunque este es un problema planetario, en Latinoamérica —dado los monopolios de
medios, su propiedad familiar, sus serias deficiencias éticas y profesionales,
y su descarado involucramiento en política— el problema es mucho más grave.
Creo
que todos coincidimos en que una buena prensa es vital para una verdadera
democracia, pero también debemos coincidir en que una mala prensa es mortal
para esa misma democracia… ¡y la prensa latinoamericana es mala, muy
mala!
DIVISIÓN.
Ahora
se nos acusa de dividir a nuestros países. Fíjense qué casualidad. Lo
mismo le decían a Abraham Lincoln, considerado el mejor presidente
estadounidense de la historia. Lo llamaron “tirano”, “déspota’,’ “fanático”,
“loco” por su noble lucha por la abolición la esclavitud. Provocó una
guerra civil, que en caso de derrota hubiese generado la división del país y
Lincoln probablemente hubiese pasado a la historia como un criminal. Lean lo
que decían los medios esclavistas de aquel entonces. Aprendamos algo de la
historia.
Queridos
amigos:
Con
el descubrimiento del nuevo continente, Norteamérica y Latinoamérica
prácticamente empezaron al mismo tiempo su historia. ¿Alguna vez se han
preguntado por qué Latinoamérica no es Estados Unidos, el país más poderoso del
planeta, y viceversa? Este es uno de los grandes enigmas del desarrollo. Las
respuestas son múltiples y complejas, pero sin duda una de esas
respuestas es la clase de élites que dominaron y dominan aún a nuestra América.
Ojalá,
Presidente Obama, se entienda que por defender sus intereses o por mala información,ustedes
sostienen a esas élites que tanto daño nos han hecho.
“Todos
los hombres son creados iguales, son dotados por su Creador con ciertos
derechos inalienables, entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de
la felicidad”.
En
Ecuador y en toda América Latina, también sostenemos estos principios y
los haremos realidad a cualquier costo, y no sólo para las élites o en algún
momento futuro, sino ahora… ¡y para todos!
¿Prosperidad
con equidad? Yo diría: equidad para la prosperidad, pero también soberanía y
dignidad. Llegó la hora de la segunda y definitiva independencia para nuestra
América.
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