"EL DISCURSO DEL FUEGO" BUDA
Sidarta
Gautama o Siddhārtha Gautama, más conocido como Buda Gautama, Sakiamuni, o
simplemente el Buda,
"El Discurso del Fuego" Discurso de Buda a los mil monjes (bhikkhus), siglo IV a.d.C.
"Se
desapega al ser ecuánime. Se libera a través del desapego. Con la liberación
está el conocimiento. Comprende que el nacimiento ha sido consumido, que ha
vivido la vida de santidad, que ha sido hecho todo lo que había que hacer. No
hay más nada que hacer..."
"El
ojo está ardiendo, las formas visuales están ardiendo, la conciencia visual
está ardiendo, la sensación visual está ardiendo. También está ardiendo toda
sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni placentera que surja por
motivo de la impresión visual. ¿Ardiendo con qué? Ardiendo con el fuego de la
pasión, ardiendo con el fuego del odio, ardiendo con el fuego de la ignorancia.
Yo digo que arde con el nacimiento, la vejez y la muerte; con el pesar, la
lamentación, el dolor, la aflicción y la desesperación.
El
oído está ardiendo, los sonidos están ardiendo, la conciencia auditiva está
ardiendo y la sensación auditiva está ardiendo. También está ardiendo toda
sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni placentera que surja por
motivo de la impresión auditiva. ¿Ardiendo con qué? Ardiendo con el fuego
de la pasión, ardiendo con el fuego del odio, ardiendo con el fuego de la
ignorancia. Yo digo que está ardiendo con el nacimiento, la vejez y la muerte;
con el pesar, la lamentación, el dolor, la aflicción y la desesperación.
La
nariz está ardiendo, los olores están ardiendo, la conciencia olfatoria está
ardiendo y la sensación olfatoria está ardiendo. También está ardiendo
cualquier sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni placentera que
surja por motivo de la impresión olfatoria. ¿Ardiendo con qué? Ardiendo
con el fuego de la pasión, ardiendo con el fuego del odio, ardiendo con
el fuego de la ignorancia. Yo digo que está ardiendo con el nacimiento, la
vejez y la muerte; con el pesar, con la lamentación, con el dolor, con la
aflicción, con la desesperación.
La
lengua está ardiendo, los sabores están ardiendo, la conciencia gustativa está
ardiendo y la sensación gustativa está ardiendo. También está ardiendo
cualquier sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni placentera que
surja por motivo de la impresión gustativa. ¿Ardiendo con qué? Ardiendo con el
fuego de la pasión, ardiendo con el fuego del odio, ardiendo con el fuego de la
ignorancia. Yo digo que está ardiendo con el nacimiento, la vejez y la muerte;
con el pesar, con la lamentación, con el dolor, con la aflicción, con la
desesperación.
El
cuerpo está ardiendo, las cosas tangibles están ardiendo, la conciencia táctil
está ardiendo y la sensación táctil está ardiendo. También está ardiendo
cualquier sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni placentera que
surja por motivo de la impresión táctil. ¿Ardiendo con qué? Ardiendo con el
fuego de la pasión, ardiendo con el fuego del odio, ardiendo con el fuego de la
ignorancia. Yo digo que está ardiendo con el nacimiento, la vejez y la muerte;
con el pesar, con la lamentación, con el dolor, con la aflicción, con la
desesperación.
La
mente está ardiendo, los objetos mentales están ardiendo, la conciencia mental
está ardiendo y la impresión mental está ardiendo. También está ardiendo
cualquier sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni placentera que
surja por motivo de la impresión mental. ¿Ardiendo con qué? Ardiendo con el
fuego de la pasión, ardiendo con el fuego del odio, ardiendo con el fuego de la
ignorancia. Yo digo que está ardiendo con el nacimiento, la vejez y la muerte;
con el pesar, con la lamentación, con el dolor, con la aflicción, con la
desesperación.
bhikkhus,
el sabio y noble discípulo que comprende tales cosas se vuelve ecuánime con
respecto al ojo, se vuelve ecuánime con respecto a la forma visual, se vuelve
ecuánime con respecto a la conciencia visual y se vuelve ecuánime con respecto
a la impresión visual. También se vuelve ecuánime con respecto a
cualquier sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni placentera que
surja por motivo de la impresión visual.
Se
vuelve ecuánime con respecto al oído, se vuelve ecuánime con respecto a los
sonidos, se vuelve ecuánime con respecto a la conciencia auditiva y con
respecto a la impresión auditiva. También se vuelve ecuánime con respecto
a cualquier sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni placentera que
surja por motivo de impresión auditiva
Se
vuelve ecuánime con respecto a la nariz, se vuelve ecuánime con respecto a los
olores, se vuelve ecuánime con respecto a la conciencia olfatoria y llega a la
ecuanimidad con respecto a la impresión olfatoria. También se vuelve ecuánime
con respecto a cualquier sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni
placentera que surja por motivo de la impresión olfatoria.
Se
vuelve ecuánime con respecto a la lengua, se vuelve ecuánime con respecto a los
sabores, se vuelve ecuánime con respecto a la conciencia gustativa y se vuelve
ecuánime con respecto a la impresión gustativa. También se vuelve ecuánime con
respecto a cualquier sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni
placentera que surja por motivo de la impresión gustativa.
Se
vuelve ecuánime con respecto al cuerpo, se vuelve ecuánime con respecto a las
cosas tangibles, se vuelve ecuánime con respecto a la conciencia táctil y se
vuelve ecuánime con respecto a la impresión táctil. También se vuelve ecuánime
con respecto a la sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni placentera
que surja por motivo de la impresión táctil.
Se
vuelve ecuánime con respecto a la mente, se vuelve ecuánime con respecto a los
objetos mentales, se vuelve ecuánime con respecto a la conciencia mental y se
vuelve ecuánime con respecto a la impresión mental. También se vuelve ecuánime
con respecto a cualquier sensación placentera o dolorosa, o ni dolorosa ni
placentera que surja por motivo de la impresión mental.
Se
desapega al ser ecuánime. Se libera a través del desapego. Con la liberación
está el conocimiento de que se ha liberado. Comprende que el nacimiento ha sido
consumido, que ha vivido la vida de santidad, que ha sido hecho todo lo que
había que hacer. No hay más nada que hacer."
Esto
dijo el Bendito. Los bhikkhus se alegraron y se regocijaron con sus palabras.
Las mentes de aquellos mil bhikkhus fueron liberadas de impurezas sin apego
mientras pronunciaba este discurso.
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