CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER
“por fuera de la
discriminación política, económica y social persiste fuertemente en todas las
sociedades una discriminación cultural hacia la mujer”
DISCURSO
EN EL ENCUENTRO DE LÍDERES MUNDIALES PARA LA IGUALDAD DE GÉNERO Y
EMPODERAMIENTO DE LA MUJER, EN LA ONU, 27-09-2015
Muy
buenos días a todos y a todas.
Señores
Jefes y Jefas de Estado; señor presidente de la República Popular China, Xi
Jinping: nuestro reconocimiento y agradecimiento a su país y a su persona, si
en cuya decisión y voluntad hubiera sido más que difícil realizar este
Encuentro de Mujeres.
En
principio, hemos sostenido históricamente que tres son los elementos o los ejes
para lograr realmente la igualdad de género. La autonomía económica, la
autonomía política y personal y la autonomía social.
Ahora
bien, el desarrollo de estos tres ejes solamente puede darse en una sociedad,
en un país en donde haya un proceso de inclusión social global con desarrollo y
crecimiento económico. Soñar con la igualdad de género en un país inequitativo,
en un país con grandes brechas sociales, es simplemente retórica o ilusión.
Por
eso en la República Argentina, hemos desarrollado un fuerte proceso de
inclusión social que ha traído aparejado también obviamente la mayor
oportunidad de igualdad para la mujer; programas y políticas activas como la
Asignación Universal por Hijo, la Asignación Universal por Embarazo, la
promoción cada vez más intensa por la educación pública y gratuita desde
el nivel inicial hasta la universidad, ha permitido paulatinamente junto a
leyes de identidad de género de protección de la mujer, un fuerte descenso en
la brecha de desigualdad.
Sin
embargo, aún en las sociedades más desarrolladas sigue habiendo una desigualdad
de género que es el acceso a los sistemas de decisión política de un país.
Por
ejemplo, en mi país la matrícula académica universitaria es muy importante la
presencia femenina. El día viernes, en un acto antes de venir aquí, en la
Facultad de Odontología de la Ciudad de Buenos Aires, la matrícula de mujeres
odontólogas de universidad gratuita es del 85 por ciento.
También
supera la participación en el Parlamento, lo establecido por las leyes. Una
mujer es Presidenta reelecta de mi país, pero sin embargo la discriminación aún
permanece, porque por fuera de la discriminación política, económica y social
persiste fuertemente en todas las sociedades una discriminación cultural hacia
la mujer.
Es
más, aún aquellas que ocupamos un alto grado en la primera magistratura del
país, muchas veces las críticas que sufrimos no son críticas políticas, sino
son críticas sexistas porque aún ocupando las más altas magistraturas, hacen
diferencia.
Por
ello, creo que además del desarrollo económico la necesidad de tener protección
es necesario romper fronteras culturales que han considerado a la mujer durante
siglos un ser inferior o menos inteligente que los hombres.
Por
eso creo que las políticas también deben estar destinadas a la cultura, a que
precisamente empoderar a la mujer, no sea solamente una cuestión de obligación
por firmar convenciones o adherir a tratados internacionales, sino que sea la
profunda convicción en el corazón de los hombres y aún de las propias mujeres
que muchas veces nos discriminamos entre nosotras mismas muy injustamente.
Por
eso, señor Presidente, señores y señores presidentas, quiero hacer un firme
llamado a los corazones y a las mentes para derrumbar tabúes y prejuicios
respecto de nosotras y que las críticas que recibamos sean exactamente del
mismo tenor que reciben ustedes los hombres, que no tengan que ver con nuestro
sexo, que no tengan que ver con nuestro género. Ese es, finalmente, el gran
llamado que queremos hacer.
Hemos
alcanzado en Argentina un alto grado de igualdad. Igualdad que debe extenderse
también a los jóvenes y a todos los sectores de la sociedad. Porque no
solamente encontramos discriminación en las mujeres, la encontramos también en
los ancianos, en los pobres, cualquiera sea su sexo.
Por
eso, esa debe ser la lucha. Y las mujeres debemos encararla con mayor fuerza,
porque es por nuestros hijos y por nuestros nietos.
Y
en cuanto, finalmente para terminar, señor Presidente, señor Secretario
General, Primer Ministro de Dinamarca: no se sienta mortificado por el error
que tuvo al dirigirse al Secretario General de Naciones Unidas, tal vez haya
sido una premonición de quién debe ser Secretario General de Naciones Unidas
para la próxima temporada y dar muestras aquí en Naciones Unidas, que también
la discriminación ha terminado.
Muchas
gracias a todos y a todas. (APLAUSOS)
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