ENRIQUE PEÑA NIETO
“Debemos combatir la pobreza y cerrar
la brecha de la desigualdad, que aún, lamentablemente, divide a los mexicanos”
Discurso a la
Nación del Presidente de Mexico, desde el Palacio Nacional, 1 de diciembre 2012
Señor Diputado Jesús Murillo Karam,
Presidente de la Cámara de Diputados.
Señor Senador Ernesto Cordero Arroyo,
Presidente de la Cámara de Senadores.
Señor Ministro Juan Silva Meza,
Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Excelentísimos Jefes de Estado y de Gobierno, así como representantes de naciones amigas. Muchas gracias por estar aquí presentes.
Excelentísimos Jefes de Estado y de Gobierno, así como representantes de naciones amigas. Muchas gracias por estar aquí presentes.
Señores Embajadores y honorable
Cuerpo Diplomático Acreditado en nuestro país.
Muy apreciados señores Gobernadores,
Gobernadores electos.
Señor Jefe de Gobierno electo del
Distrito Federal.
Señores Ministros e integrantes del
Poder Judicial de la Federación.
Distinguidos miembros de las Fuerzas
Armadas de nuestro país.
Señores titulares de los órganos
constitucionales autónomos.
Señores dirigentes de los partidos
políticos.
Agradezco la presencia de Josefina Vázquez
Mota, quien participara en el proceso electoral de 2012. Muchas gracias,
Josefina.
Señores representantes de la sociedad
civil organizada de nuestro país.
Señores rectores de universidades.
Señores dirigentes sindicales y
líderes empresariales.
Representantes de iglesias y
agrupaciones religiosas.
Líderes campesinos e indígenas.
Intelectuales, artistas, académicos y
deportistas.
Quiero saludar y agradecer la
presencia de Angélica, mi esposa, de nuestros hijos, de mi señora madre, de
nuestra familia. Muchas gracias por estar presentes y acompañarnos
invariablemente en estos actos.
Señores representantes de los medios
de comunicación.
Señoras y señores.
Mexicanos:
Esta mañana, por mandato ciudadano,
rendí protesta como Presidente de los Estados Unidos Mexicanos ante el
Honorable Congreso de la Unión, cumpliendo así con los dispuesto en el Artículo
87 de nuestra Constitución.
Desde Palacio Nacional, símbolo de
historia y vida republicana, me dirijo por primera vez a los mexicanos como su
Presidente.
Siento una emoción profunda, en la
que se enlaza nuestra historia con la esperanza de un futuro mejor para nuestro
gran país. Los mexicanos tenemos un legado prehispánico, colonial,
independiente, revolucionario y democrático. El pasado para nosotros es
identidad y fuente de inspiración y así lo seguirá siendo en mi Gobierno.
Somos herederos de una tradición
milenaria, que sobrevive hasta hoy en lenguas y culturas indígenas, que sabré
respetar y conservar. Somos la expresión de la gran cultura hispana. Somos
hijos, también, de dos poderosas corrientes del Siglo XIX y XX: la liberal y la
revolucionaria. Sus valores de independencia, libertad y justicia, renovados
para el Siglo XXI, guiarán los actos de mi Gobierno.
Pero hay otro pasado que no se
remonta a los milenios, ni a los siglos, es el pasado reciente que se mide en
décadas, y del cual los mexicanos podemos sentirnos igualmente orgullosos. Me
refiero al México que construyó instituciones, para hacer efectivos nuestros
derechos. Ejemplo de ello, son nuestras Fuerzas Armadas, institución ejemplar,
solidaria, respetada y estimada por todos los mexicanos.
Nuestras Fuerzas Armadas siempre han
actuado con patriotismo, valor y lealtad al servicio de México. Para ellas, mi
especial reconocimiento.
Nuestra vocación institucional es un
hecho probado por la historia. Muy pocos países, no sólo en América Latina,
sino en todo el mundo, han tenido la continuidad del nuestro, que cada seis
años, desde 1934, ha atestiguado la Toma de Protesta de un nuevo
Presidente.
En el transcurso de estos años, el
país ha mantenido el orden político interno. Los mexicanos hemos logrado, sin
caudillismos y sindictaduras, el propósito inicial de nuestra Revolución. La
democracia plena llevó su tiempo. Pero hoy, la democracia ha logrado
consolidarse y ser parte de nuestra cultura.
Millones de mexicanos, desde 1910, de
todas las filiaciones, libraron una gran batalla cívica por la democracia en el
Siglo XX. Pero fue a partir del movimiento estudiantil del 68 y de las
sucesivas reformas políticas, que se aceleró nuestra democracia.
A partir de entonces, generaciones de
mujeres y hombres, pensadores, políticos, activistas y ciudadanos, trabajaron
para hacerla realidad y, finalmente, la conquistaron. Ese México democrático es
el México de nuestros días.
En el México de hoy, hay alternancia
en todos los órdenes de Gobierno. En el México de hoy, existe una autentica
división de Poderes y hay una sana pluralidad de partidos en el Congreso. En el
México de hoy, el Federalismo no es un ideal, sino una realidad. En el México
de hoy, un instituto ciudadano tiene a su cargo las elecciones. Y en el México
de hoy, todas las libertades son reconocidas por el orden constitucional.
México vive, en suma, una nueva etapa
de su historia: la de una democracia con instituciones sólidas y procesos
electorales competidos, plurales y participativos.
A estos logros, se agrega la
estabilidad macroeconómica de los últimos tres lustros. Tras sucesivas crisis
financieras que cimbraron al país, los mexicanos aprendimos duras lecciones y
supimos poner orden.
De nosotros depende, ahora,
aprovechar esta plataforma, para acelerar el crecimiento y lograr el objetivo
económico más importante: Mejorar la economía familiar de los mexicanos.
Gracias a la solidez de nuestras
instituciones, a la realidad irreversible de nuestra democracia y a la solidez
de sus finanzas, México ahora está listo para despuntar en el mundo del Siglo
XXI. Así, lo reconocen ya, observadores políticos y económicos, nacionales y
extranjeros.
Todos coinciden en que tenemos una
oportunidad histórica para proyectar a México, hasta convertirlo en una
potencia, como lo merece ser.
Igual que en la vida de las personas,
las familias o las comunidades, en la vida de las naciones se presentan, pocas
veces, las oportunidades de cambiar de manera trascendental. Cuando aparecen
estas oportunidades lo fundamental es reconocerlas, sobre todo, entenderlas y
aprovecharlas.
Eso es, precisamente, lo que hoy
propongo a la Nación. Aprovechar esta magnífica oportunidad para llevar a
México al lugar que se merece.
Mi compromiso es conducir este
esfuerzo colectivo ejerciendo cabalmente las atribuciones de mi cargo en el
estricto marco de la ley.
A partir de hoy, la primera obligación
que tengo como Presidente de la República, es cumplir y hacer cumplir la
ley.
Como Presidente democrático,
respetaré a todas y a cada una de las voces de la sociedad. Voy a ejercer un
Gobierno abierto, que hable con verdad, que pida opinión, que escuche a la
ciudadanía y tome las mejores decisiones.
Quiero que las buenas propuestas
guíen a este Gobierno. Será un Gobierno facilitador, un ejecutor de las mejores
ideas de los mexicanos.
Será, también, un Gobierno
responsable, que trabajará fuerte desde el primer día, para cumplir uno a uno
todos sus compromisos.
Seré un Presidente cercano a la
gente, recorreré todo el país acompañado de miembros de mi Gabinete, para que
ahí, en cada región, en cada entidad, en cada comunidad, se atiendan y
resuelvan sus problemas fundamentales.
La cercanía de mi Gobierno se
reflejará, también, en una estrecha relación con las organizaciones de la
sociedad civil, con los medios de comunicación, con los creadores y
científicos. Todos tendrán pleno respeto y respaldo para llevar a cabo sus
actividades y contribuir positivamente al desarrollo nacional.
Como Presidente democrático,
trabajaré en coordinación y corresponsabilidad con los otros órdenes de
Gobierno. Desde el Gobierno de la República colaboraré con las autoridades de
los estados, del Distrito Federal y de los municipios. El horizonte promisorio
de la República está en el esfuerzo compartido de todas sus partes.
Como Presidente democrático, acataré
el principio de División de Poderes, alentando, siempre, la comunicación y el
diálogo institucional consciente de que Legislativo, Ejecutivo y Judicial
integramos el supremo poder de la Federación.
En este marco, expreso mi respeto y
respaldo al Poder Judicial de la Federación, fuente de certeza jurídica que da
soporte y vigencia a nuestro régimen constitucional.
Invito a su Presidente, a los
Ministros y a todos quienes conforman este poder, a profundizar la colaboración
institucional y consolidar el Estado democrático de derecho.
Expreso, igualmente, mi
reconocimiento y consideración a las Cámaras de Senadores y Diputados que
integran el Honorable Congreso de la Unión.
Sabré trabajar con los Legisladores,
aprovechando la pluralidad que los distingue para emprender, juntos, una nueva
etapa de acuerdos en favor de México.
Mi Gobierno alentará la unidad dentro
de la pluralidad.
Celebro el ánimo que prevalece en los
actores políticos para concretar reformas que sirven a México. Muestra de ello,
es la reciente aprobación a la Reforma Laboral y a la Ley de Contabilidad
Gubernamental.
En este marco, reconozco, también, la
colaboración del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, cuya disposición
institucional permitió una transición ejemplar, transparente, ordenada y
apegada a derecho.
En esta etapa, quedaron claras no
sólo la normalidad democrática y la madurez política que hemos alcanzado, sino,
también, la determinación de mi Gobierno por transformar al país sin
demoras.
Necesitamos transitar hacia una
democracia que dé resultados tangibles, y lo necesitamos con urgencia, porque
nuestros desafíos son mayores. A pesar de nuestras conquistas en el ámbito de
la macroeconomía, de la estabilidad de nuestras instituciones y del vigor de
nuestra democracia, México no ha logrado los avances que su población demanda y
merece.
El Estado ha cedido importantes
espacios. La inseguridad y la violencia han robado la paz y libertad de
diversas comunidades del territorio nacional.
Hoy, somos un país donde pocos lo
tienen todo, y la mayoría carece de condiciones para el goce efectivo de sus
derechos. Somos una Nación que crece en dos velocidades. Hay un México de
progreso y desarrollo, pero hay otro, también, que vive en el atraso y la
pobreza.
México, México es un país joven y de
jóvenes, quienes muchas veces ven frustradas sus aspiraciones por no tener
medios para prepararse, por tener, o por no tener una educación de calidad.
Hay un gran número de mexicanos que
viven al día, preocupados por la falta de empleo y oportunidades, porque el
país no ha crecido lo suficiente.
Estas condiciones, que nos agravian y
nos duelen, también han dañado la imagen de México en el exterior. Éste es el
México que hay que transformar.
Hoy, los mexicanos queremos un
cambio. Queremos elevar la calidad de vida de las familias mexicanas. Este
anhelo está presente a lo largo y ancho de nuestro territorio. Es el deseo de
un cambio seguro, con rumbo y con dirección.
Conducir la transformación es mi
responsabilidad, como Presidente de la República. Hacerlo en democracia, es mi
obligación ineludible.
Los mexicanos demandan un Presidente
que asuma su responsabilidad con la República y que cumpla a cabalidad con sus
deberes.
Para ello, propongo un Programa de
Gobierno que impulse la transformación de México. Es una visión responsable y
realista para acelerar el desarrollo integral y equilibrado de nuestro país.
Trabajaré por un Gobierno eficaz que tenga un propósito fundamental: Hacer
realidad los derechos humanos que reconoce nuestra Constitución.
Éste será un Gobierno al servicio de
los derechos de todos los mexicanos. El bien mayor y el bien último, es la vida
humana. Por eso, el primer eje de mi Gobierno es lograr un México en paz.
Pondremos al ciudadano y a su familia en el centro de las políticas de
seguridad.
Para lograr resultados, trabajaremos
con estrategia, con una real y eficaz coordinación entre los órdenes de
Gobierno, a fin de combatir la impunidad y hacer que prevalezca la justicia y
la paz.
Las ciudades, los pueblos, las
carreteras, deben volver a ser espacios de tranquilidad, en los cuales, los
mexicanos transiten con seguridad, sin temor de perder la libertad o la vida.
Debemos cambiar de paradigma,
entender que no habrá seguridad mientras no haya justicia. En el México que
vislumbro hay justicia e inclusión, que serán las bases del pacto social.
De ahí, que el segundo eje de mi
Gobierno sea lograr un México incluyente. Debemos combatir la pobreza y cerrar
la brecha de la desigualdad, que aún, lamentablemente, divide a los mexicanos.
Como sociedad, debemos trabajar para
que las madres y padres de familia tengan lo suficiente para el sustento diario
de sus hijos. Debemos plantearnos como objetivo ser una sociedad de clase
media, con equidad y cohesión, con igualdad de oportunidades.
Vamos a impulsar nuestra fuente de
riqueza, que es el talento, la capacidad y creatividad de nuestra gente.
Por eso, el tercer eje de mi Gobierno
será lograr un México con educación de calidad para todos. Ese país que podemos
ser, hará frente a los rezagos educativos, para estar al nivel de las naciones
desarrolladas.
Nuestras escuelas deben formar
individuos libres, responsables y comprometidos; ciudadanos de México y del
mundo, solidarios con sus comunidades.
Ésta es mi más íntima convicción: que
los jóvenes mexicanos, creativos y emprendedores, desarrollen sus aptitudes,
conocimientos y capacidad innovadora para competir, con éxito, en el mundo
moderno.
La sucesión de revoluciones globales,
de la industrial a la tecnológica, nos ha llevado a un mundo vertiginoso, en el
cual triunfan los que tienen las herramientas del saber científico y
tecnológico.
Creo en un México con crecimiento
económico sólido y sostenido, que se refleje en toda la geografía nacional. Por
eso, lograr un México próspero es el cuarto eje de mi Gobierno.
La naturaleza nos ha regalado
variados recursos. Alguna vez, nuestra visión de la riqueza se limitó a
explotarlos. Y, al hacerlo, dejamos de ver otras opciones productivas, que
pudieran generar mayores beneficios para el país.
Hoy, debemos explotarlos, pero en
forma sustentable y audaz. Agregarles valor, para que su producto llegue al
bolsillo de los mexicanos de hoy y de mañana. Y que son, a final de cuentas,
ellos, los dueños de esa riqueza.
En el compromiso de acelerar el
crecimiento económico, vislumbro el que vayamos a fomentar mayor competencia en
todos los ámbitos; aumentar el nivel de crédito para financiar áreas
estratégicas y promover la economía formal.
El nuevo Gobierno de la República
está determinado a incrementar la inversión en infraestructura, a fortalecer
nuestro mercado interno y, al mismo tiempo, lograr una mayor participación en
el mercado global.
Debemos impulsar, sin ataduras, ni
temores, todos los motores del crecimiento.
El campo, el turismo, el desarrollo
industrial, serán imprescindibles en la ruta de México para transformarse en
una potencia económica emergente.
Ese México que está a nuestro
alcance, no será un país que sólo vea hacia adentro. Será, también, un país
solidario, que asuma su compromiso con las mejores causas de la humanidad.
En consecuencia, el quinto eje de mi
Gobierno, es lograr que México sea un actor con responsabilidad global. Un país
con participación propositiva en el mundo, dispuesto a fomentar la cooperación
entre las naciones, con una diplomacia moderna e innovadora.
México debe ser un factor de
estabilidad en un mundo convulso, una voz que se escuche, una voz que defienda
la libertad y promueva un orden más justo y un mundo sustentable en el Siglo
XXI.
Qué mejor oportunidad que la de este
día, en la que están presentes Jefes de Estado y de Gobierno, representantes
diplomáticos de países hermanos, para expresarles a todas y a todos la postura
que sostendrá México en sus Relaciones Exteriores durante los siguientes seis
años.
A todos nuestros invitados
internacionales, les expreso mi agradecimiento por acompañar a los mexicanos en
esta fecha tan significativa, en la que se da el relevo en la titularidad del
Poder Ejecutivo.
Estos son los cinco ejes del nuevo
Gobierno. Es la visión de un México que está a nuestro alcance, que podemos
lograr si desterramos el encono y la discordia. Por eso, celebro los
acercamientos y pláticas que han sostenido los partidos políticos nacionales a
fin de impulsar un gran pacto por México.
El Gobierno de la República ofrece
participar con entusiasmo para que el acuerdo sea una realidad. Es momento de
unirnos en propósitos comunes, de comprometernos con la paz, la justicia, la
prosperidad, el respeto y orgullo de nuestra casa común, ésta, que es México.
Al inicio del nuevo Gobierno, desde
Palacio Nacional, informo de las siguientes decisiones presidenciales:
Primera. México exige vivir en paz.
Estoy convencido que el delito no sólo se combate con la fuerza. Es
imprescindible que el Estado emprenda un esfuerzo integral para reconstruir el
tejido social.
He instruido a los Secretarios de
Gobernación, de Hacienda, de Desarrollo Social, de Educación y de Salud, para
la creación de un Programa Nacional de Prevención del Delito. Esta acción
deberá reflejarse en la propuesta de Presupuesto de Egresos del 2013, que
someteré a la consideración del Honorable Congreso de la Unión.
De ser aprobado, será un programa
transversal que involucrará a todas las dependencias Federales en acciones para
combatir las adicciones, rescatar los espacios públicos y promover proyectos
productivos, entre muchas otras acciones y programas que habremos de
desarrollar para alcanzar este objetivo.
Segunda decisión. Detrás de cada
delito hay una historia de dolor, incluso, la pérdida de un ser querido. El
Estado debe estar al lado de las víctimas y de sus familiares.
Por ello, y dando cabal cumplimiento
a mi compromiso, instruyo ala Consejería Jurídica para que se desista de la controversia
constitucional sobre la Ley General de Víctimas, para que, una vez que se
acuerde por la Suprema Corte, se publique tal como fue aprobada por el
Congreso. Sé que esta ley es perfectible.
Mi Gobierno participará de manera
inmediata en el diálogo social y político que permita mejorarla. Pero, para tal
efecto, debemos partir de una base, contar con una ley vigente que proteja,
cuanto antes, alas víctimas de nuestro país.
Tercera decisión. Hay, en el país 33
códigos penales, sin considerar el Código Penal del Ejército, o de fuero
militar, que castigan de manera distinta los mismos delitos.
Ello dificulta la acción de la
justicia. Por ello, habré de presentar al Honorable Congreso de la Unión, una
iniciativa de reforma constitucional, que permita contar con un solo Código
Penal, y otro de Procedimientos Penales, únicos y de aplicación nacional.
En caso de aprobarse esta reforma por
el Constituyente Permanente, se dará un importante paso contra la impunidad.
Cuarta decisión. Estamos en pleno
Siglo XXI. México ha logrado avances en diversos sectores, pero es indignante,
es inaceptable que millones de mexicanos padezcan aún de hambre.
Lograr que las familias mexicanas
tengan un piso básico de bienestar, será la prioridad, el principio elemental
de mi política social.
He dado instrucciones a la Secretaría
de Desarrollo Social, para que ponga en marcha en los próximos 60 días, la
Cruzada Nacional Contra el Hambre.
Convoco a la sociedad civil
organizada, a empresarios, a los medios de comunicación, a las agrupaciones
religiosas, a Gobernadores, Jefe de Gobierno, Presidentes Municipales y a todos
los integrantes del Congreso de la Unión; a los jóvenes y a todo mexicano que
quiera aportar tiempo y recursos para sumarse a esta gran causa, que es por
todos los que tienen hambre en nuestro país.
Quinta decisión. Las mujeres jefas de
familia son verdaderas luchadoras. En muchos casos, son padre y madre a la vez.
Todos los días trabajan desde muy temprano para llevar el sustento a sus hijos.
El Estado tiene la obligación moral de respaldarlas.
He instruido a las Secretarías de
Desarrollo Social y de Hacienda para crear el Programa de Seguro de Vida para
Jefas de Familia, e incluirlo en el Proyecto de Presupuesto de Egresos del
2013. De ser aprobado por la Cámara de Diputados, iniciará operaciones en enero
próximo.
Con este programa, las jefas de
familia tendrán la tranquilidad deque, en caso de llegar a faltar, el Estado
apoyará económicamente a sus hijos hasta que terminen la universidad.
Sexta decisión. México es un país en
deuda con sus adultos mayores. Lo que somos como Nación, se lo debemos a las
generaciones que nos antecedieron. Es tiempo de reconocer esa contribución
He dado instrucciones a la Secretaría
de Desarrollo Social y de Hacienda para incluir una partida presupuestal para
el Ejercicio Fiscal 2013 que modifique y amplíe el Programa 70 y Más, a fin
deque todos los mexicanos mayores de 65 años reciban una pensión.
De contar con el respaldo de los
Legisladores, se daría el primer paso en la creación del Sistema de
Seguridad Social Universal que he comprometido con todos los mexicanos.
Séptima decisión. Ha llegado el
momento de la Reforma Educativa. Una nación basa su desarrollo en la educación.
El capital humano es la base del desarrollo y progreso de un país; ésta es la
razón por laque corresponde al Estado la rectoría de la política educativa.
Atendiendo a esta responsabilidad, en
los siguientes días, enviaré al Congreso de la Unión la iniciativa para
reformar el Artículo Tercero Constitucional y, en su momento, la subsecuente
Reforma a la Ley General de Educación.
Con esta reforma educativa, se
establecen las bases para el Servicio Profesional de Carrera Docente. Habrá
reglas claras y precisas, para que todo aquel que aspira a ingresar, permanecer
y ascender como maestro, director o supervisor, lo haga con base en su trabajo
y sus méritos, garantizándoles plena estabilidad laboral.
De aprobarse la reforma por el Constituyente
Permanente, dejará de haber plazas vitalicias y hereditarias en el Sistema
Educativo Nacional.
Esta reforma, también incluye la
creación del Sistema Nacional de Evaluación Educativa, que identificará, de
manera objetiva e imparcial, las necesidades de mejora de maestros, directores,
supervisores, escuelas y autoridades.
Adicionalmente a la reforma, he
instruido al Secretario de Educación Pública solicitar al INEGI la realización
de un censo de escuelas, maestros y alumnos. Esta información, que hoy no se
tiene, será la base de datos necesaria para lograr una operación más eficiente
y transparente del sistema educativo de nuestro país.
Octava decisión. La desigualdad en
México no sólo afecta a las personas, también a los estados. Hay regiones desarrolladas
y otras que padecen aún rezagos importantes. Para cerrar esta brecha e impulsar
el crecimiento económico y la competitividad, vamos a dar un impulso decisivo a
la infraestructura.
He instruido al Secretario de
Comunicaciones y Transportes a acelerar la propuesta del Programa Nacional de
Infraestructura y Transporte 2012-2018.
Este programa incluirá los proyectos
que comprometí a los mexicanos para incrementar la infraestructura carretera,
ferroviaria y de puertos del país. Asimismo, contemplará obras de
infraestructura para conectar e incorporar el Sur de México a la economía
global.
Novena decisión. En la historia de
México, el tren de pasajeros fue un símbolo de modernidad. Sin embargo, en los
últimos años, prácticamente desapareció de nuestro país.
En México volveremos a tener trenes
de pasajeros para conectar nuestras ciudades.
He ordenado al Secretario de
Comunicaciones y Transportes arrancar en el 2013 la construcción del tren
México-Querétaro.
Asimismo, se impulsarán los proyectos
de construcción del tren México-Toluca, el tren Transpeninsular
Yucatán-Quintana Roo.
Para mejorar, de igual forma, las
condiciones de tránsito en las grandes ciudades, se iniciarán las obras de la
Línea 3 del Metro de Monterrey, el transporte masivo de Chalco a La Paz, en el
Estado de México, y se ampliará el tren eléctrico de la Zona Metropolitana de
Guadalajara.
México necesita resolver de manera
integral sus problemas de transporte, contar con trenes modernos, será el
inicio de un nuevo capítulo en la historia de las comunicaciones de nuestro
país.
Décima decisión. Es fundamental
generar mayor competencia económica, particularmente, en el sector de las
telecomunicaciones.
El objetivo es que todos los
mexicanos tengamos acceso a productos y servicios de mayor calidad y a mejores
precios.
Por ello, en los próximos días
enviaré una iniciativa para reconocer en la Constitución, el derecho de acceso
a la Banda Ancha y un conjunto de reformas para generar mayor competencia en
telefonía, servicios de datos, televisión y radio.
Y en alcance a este objetivo, el
Gobierno de la República licitará dos nuevas cadenas de televisión abierta en
los siguientes meses.
Décima primera decisión. La deuda de
algunos estados y municipios ha llegado a niveles inaceptables, lo que pone en
riesgo a las finanzas públicas de las presentes y futuras generaciones.
Con el objeto de encontrar una
solución inmediata para revertir esta tendencia, en los siguientes días enviaré
al Honorable Congreso de la Unión un proyecto de Ley Nacional de Responsabilidad
Hacendaria y Deuda Pública. Esta ley pondrá orden al endeudamiento de los
gobiernos locales.
Décima segunda decisión. Hoy, México
es un país reconocido por su estabilidad macroeconómica. En mi Gobierno el
manejo responsable de las finanzas públicas será la base para lograr un mayor
crecimiento económico sostenido, y promover la generación de empleos.
Por ello, en los próximos días pondré
a consideración del Congreso de la Unión el Paquete Económico 2013, con un cero
déficit presupuestal. La solidez de las finanzas públicas seguirá siendo pilar
en la conducción de la economía nacional.
Décima tercera decisión. Los
gobiernos tienen la responsabilidad moral de ser medidos y austeros en sus
gastos. El Gobierno que hoy inicia, tiene el compromiso de racionar el gasto
corriente y destinar mayores recursos al gasto de inversión en obras, programas
y acciones de beneficio directo a la población.
En este marco, junto a la propuesta
de Paquete Económico 2013, expediré un decreto que establezca medidas de austeridad
y disciplina presupuestal en el ejercicio del gasto público. Un Gobierno eficaz
debe ser capaz de hacer más con menos.
Con estas primeras decisiones, el
Ejecutivo Federal ratifica la soberanía plena del poder constitucional y
democrático, bajo el imperio de la ley. Son decisiones que, además, fortalecen
a la sociedad y a nuestra economía, en favor de los derechos de todos los
mexicanos.
Con estas decisiones presidenciales
iniciamos el camino. Vendrán, por supuesto, más decisiones. Y reitero mi
compromiso de lograr consensos para impulsar, en su momento, una reforma
energética, una reforma hacendaria y una reforma a nuestro régimen de seguridad
social.
Vamos hacia adelante.
Es tiempo de romper, juntos, los
mitos y paradigmas, y todo aquello que ha limitado nuestro desarrollo.
La transformación nacional demanda la
actuación responsable y decidida del Presidente de la República, pero requiere,
también, de la energía creadora de todos los mexicanos. Señoras y señores:
Estamos a las puertas de una nueva
etapa de nuestra historia. Nuestro país ha sido escenario de grandes
movimientos que dejaron huella, reformistas unos, revolucionarios otros; estos
movimientos han sacudido la conciencia nacional, para cambiar lo que no puede
ni debe permanecer.
En el México de hoy, lo que no puede
ni debe permanecer es la situación de pobreza y hambre en que se encuentra un
amplio sector de nuestra población.
Al margen de nuestras legítimas,
naturales y sanas diferencias, si todos aportamos nuestro trabajo y empeño, los
mexicanos podemos construir un país plenamente desarrollado.
Ahora, es tiempo de construir y de
ganar el futuro. Hagamos de México un país no sólo orgulloso de su pasado, sino
un país empeñado en mejorar su presente y conquistar su futuro. Un país
arrojado y audaz, preparado para competir y triunfar, para que esa sea su
imagen ante el mundo entero.
Un México, como lo he señalado y
expresado en reiteradas ocasiones, un México donde cada quien pueda escribir su
propia historia de éxito y sea feliz. Un México así, es alcanzable, porque
depende de nosotros, de cada uno y de todos.
En la vida de un país, seis años son
un periodo corto, pero dos mil191 días son suficientes para sentar las bases de
lo que desde ahora debe ser nuestra meta: Hacer de México un país próspero, de
oportunidades y de bienestar para todos.
Las naciones desarrolladas, en algún
momento de su historia, decidieron dar un gran paso. Hoy, toca a los mexicanos
dar ese gran paso.
Todo cambio profundo es resultado de
creer, de creer en lo que hacemos, de creer en lo que somos, de creer en
nosotros mismos, detener confianza en lo que podemos, en lo que somos y podemos
ser.
Por eso, convoco hoy a todos los
mexicanos, a las mujeres y a los hombres, de todas las regiones y de todas las
edades, de todos los orígenes, a ser parte de esta gran trasformación.
Transformar a México significa vencer los rezagos.
Transformar a México implica mover
todo lo que se tenga que mover: la gente, la mentalidad, las instituciones.
Hay que transformar a México, para
que cuando nuestros hijos crezcan, disfruten de un país más grande y mejor del
que hoy tenemos.
Seamos, todos, parte del México que
no le tiene miedo a la transformación, del México dispuesto a trascender y a
dejar huella. Nuestro país, nuestra Nación, necesita de todos.
El país se construye todos los días.
En cada instante, en cada lugar, se va haciendo y construyendo México.
Trabajemos con determinación, con
audacia y con pasión. Con la mirada puesta en el futuro.
Es tiempo de mover a México. Seamos
parte de la generación que logre la transformación nacional.
Vienen, de eso estoy convencido,
mejores tiempos para todos los mexicanos. Porque éste, éste es el momento de
México.
Muchas gracias.
ENRIQUE PEÑA NIETO
No hay comentarios:
Publicar un comentario