CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER "Conmemoración del 205° aniversario de la Revolución de Mayo"
Palabras
de la Presidencia de la Nación en la Conmemoración del 205° aniversario de la
Revolución de Mayo:
Muy
buenas tardes a todos y a todas.
¿Me
escuchan bien? ¿Están seguros que me escuchan bien? Yo también los escucho
siempre.
Hace
exactamente doce años, un 25 de Mayo como hoy, en una hermosa mañana de sol, un
hombre que había sido ungido como presidente de la Nación apenas con el 22 por
ciento de los votos, pronunció un discurso ante la Asamblea Legislativa y el
pueblo de la Nación, que algunos creyeron que era solo eso, un discurso -es
más, desde alguna editorial se pronosticó, y fallaron como siempre, que ese
gobierno iba a durar apenas un año-, fue un discurso fundacional.
Tal
vez su concepto más recordado, su idea más difundida, haya sido cuando dijo que
no pensaba dejar sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada para gobernar
el país.
Esa
frase tal vez sea la más recordada, pero después vino otro concepto que también
hoy, a doce años de aquel día, adquiere una dimensión simbólica sin
precedentes. Enrollen las banderas por favor así todos pueden ver y los puedo
ver a todos, por favor, es un rato chicos, enrollen las banderas, así nos miramos
todos la cara. Tal vez una frase pasó un poco más desapercibida. Estaba
relacionada con lo que había pasado y lo que él pensaba que tenía que ser su
país. Él dijo que cambio era el nombre del futuro, pero dijo además que el
cambio no era solamente un cambio económico, cultural o social.
También
se pronunció sobre la dirigencia política de su país y dijo que desde ahora en
más también iba a haber un cambio por la dirigencia, ya esa dirigencia política
no iba a ser juzgada más por sus diagnósticos o por sus discursos. Veníamos de
la experiencia dolorosa de discursos maravillosos y gobiernos desastrosos.
Dijo
entonces que los dirigentes íbamos a ser juzgados por nuestras conductas, por
nuestras acciones, por nuestra eficiencia pero, fundamentalmente, por los
resultados de la política que aplicáramos en el país.
Y
aquí estamos, a doce años de que ese hombre, con el 22 por ciento de los votos,
les estaba contando y explicando a los argentinos cómo iba a hacer para
legitimar esa acción de gobierno.
Cuando
decía que no pensaba dejar las convicciones, algunos lo tacharon de setentista
e ideologizado, los que son verdaderamente setentistas e ideologizados son los
que quieren retornar a un pasado de los 90, a un pasado de los 70, a un pasado
de represión, a un pasado de gobierno sin pueblo, esos son.
Y
nosotros somos el gobierno de la transformación y el cambio. En estos doce años
a él le tocó reconstruir y juntar los pedazos de país que nos habían dejado.
Porque no se encontró con un país como me encontré yo en el 2007, él se
encontró con pedazos esparcidos, se encontró con desesperanza en la sociedad,
con escepticismo, con falta de autoestima y Dios sabe que a él lo que le
sobraba era voluntad, coraje y decisión para levantar la autoestima de un
pueblo que había sido humillado y pisoteado. Y lo hizo, dejando cachos de su
vida en el camino también.
A
él le tocó presidir en Mar del Plata la Cumbre de las Américas. Quisiera ver
cuántos presidentes se plantan como se plantó él aquel 2005 en Mar del Plata
para decir en nombre de su país y de la región sudamericana y latinoamericana
que en la integración regional y no en la subordinación estaba el futuro.
Él,
contra todos los pronósticos, también se plantó frente a un default que no
había provocado ni declarado, pero se plantó diciendo que íbamos a pagar de acuerdo
con nuestras posibilidades y encaró una negociación con firmeza, con la firmeza
y la responsabilidad que deben tener los gobernantes cuando manejan el dinero y
los recursos que no son de ellos sino que son del pueblo. Con esa firmeza y
cuando arreciaban las críticas, de afuera y de adentro, porque parece mentira,
pero también lo criticaron desde adentro por defender los intereses de los
argentinos, se plantó y obtuvo la reestructuración de deuda soberana más
importante en toda la historia del mundo.
Y
hoy, luego de esa reestructuración y la que me tocó completar a mí en el 2010,
el 93 por ciento prácticamente de nuestros acreedores están dentro de esa
reestructuración. Quedaron aleteando afuera muchos buitres, más que muchos
algunos pocos poderosos que manejan medios de comunicación, que manejan
organizaciones no gubernamentales, de esas que proliferan por todos lados y que
uno nunca sabe de dónde sacan los fondos aunque lo imagina y atacan al país. No
solamente al país, decían que íbamos a arreglar porque tenían secretos que iban
a revelar no sé dónde, el 1° o el 2 de enero, hasta algunos compañeros creían,
“si tenemos que arreglar, arreglemos enseguida”, decían y de buena fe, porque
pensaban que bueno, tanto bombardeo mediático llega un momento que te llena la
cabeza así. No tengan miedo, pueden difamar a mi hija, pueden maltratar a mi
hijo, pueden decir de mí cualquier cosa, pero quédense tranquilos que mientras
sea Presidenta voy a seguir defendiendo los intereses del país y proponiendo
pagarles a todos los acreedores pero en forma justa, equitativa e igualitaria.
No tengo nada de qué avergonzarme, no tengo ninguna cuenta en el exterior que
me puedan descubrir. Al contrario, les descubrieron a otros miles de cuentas y,
sin embargo no salieron informes de investigación ni programas… ¿Vieron algún
programa de investigación acerca de las cuentas, alguna investigación profunda?
Al contrario, esta es la realidad.
Ese
hombre que reestructuró la deuda, que le dijo no al ALCA, fue también el que
comenzó en su primera gestión de gobierno, en su primer año, a contemplar a los
olvidados, a los jubilados de la patria, que durante décadas habían sido
dejados de lado, todavía no habían llegado las AFJP, todavía estábamos
recogiendo los pedazos. Y lo primero que hizo fue en educación: a los dos días
de asumir, se fue a la provincia de Entre Ríos que venía de tres meses de
huelga docente. Comenzó a rescatar las más de diez monedas, papelitos que se
repartían en las provincias; comenzó a convocar al Consejo del Salario Mínimo,
Vital y Móvil que se ha reunido durante los doce años de gestión, a convocar a
paritarias libres, como ha habido en doce años de gestión.
Espero
que a partir del 10 de diciembre los mismos dirigentes sindicales pongan la
misma fuerza y la misma enjundia para obtener todos los aumentos y todos los
beneficios que los trabajadores argentinos han logrado en estos doce años.
Y
quiero dirigirme en especial a ellos, a los trabajadores, ¿porque saben lo
bueno que tienen? Un proyecto político, una forma de encarar el rol del Estado,
que hemos podido demostrar que no era un veranito. Si ustedes recuerdan las
crónicas periodísticas, siempre era un veranito todo, veranito de consumo,
veranito de sueldos, veranito…bueno, señores, vamos por 12 veranos para la Argentina,
así que por favor, queremos también el verano número 13.
Y
les digo a los trabajadores, y lo digo aquí porque lo dije el otro día cuando
me reuní con mis compañeros de la Confederación General del Trabajo, cuando
junto con los empresarios vinieron acompañados por el ministro de Economía y el
ministro de Trabajo para anunciarnos que numerosos e importantes gremios habían
una vez más acordado paritarias libres, se los dije en el Salón Eva Perón:
espero que sigan pidiendo y luchando como lo han hecho durante la gestión de
Néstor y la mía, porque si no, si no lo hacen yo les voy a decir a los
trabajadores que cambien de dirigentes para que sigan teniendo los mismos
derechos, los mismos beneficios que hemos tenido en estos años.
Luego
le tocó encarar el Plan de Infraestructura social y económica más importante de
que se tenga memoria. Hoy por la mañana, tal vez como algo muy especial, como
si fuera una casualidad, yo no creo en las casualidades y menos en política,
creo en las señales, ustedes lo saben, la licitación pública número 1 que
Néstor Kirchner firmó como presidente, fue la reconstrucción y la restauración
de la basílica de Nuestra Señora de Luján, patrona de los argentinos.
Y
hoy me tocó ir a verla, para los que no se acuerdan, para las fotos que no se
publican en ningún diario ni se publicarán, esa basílica que jamás había sido
restaurada desde su construcción, como un símbolo, como una metáfora de la
Argentina que vivíamos, su cruz mayor, la cruz mayor de la basílica se había
caído, se había desplomado en junio del año 2000 y había quedado clavada en la
tierra. Tenemos las fotos, un fuerte símbolo de lo que era la Argentina y así
la encontramos cuando llegamos en el 2003, la cruz clavada. Muchas otras cruces
más encontramos y una por una la fuimos levantando colocando en su lugar.
Y
cuando hoy estaba en la basílica de Luján totalmente restaurada a nuevo, como
el mismo día que se inauguró como lo dijo monseñor Radrizzani, sentí que esto
también es parte de la patria, ese plan de infraestructura.
No
me voy a poner ahora a enumerar las miles de escuelas, las nuevas
universidades, las construcciones para las viejas universidades, los
laboratorios, los espacios para la ciencia, las viviendas sociales, los miles
de kilómetros de rutas, el satélite que tenemos, argentinos, primer satélite,
si hasta satélites hemos hecho, parece una canción de Fito Páez “Cuando los
satélites no alcancen”, kilómetros de fibra óptica para conectar a los
argentinos, computadoras.
Es
que no se trata de irse o de quedarse, quiero que lo entiendan, este es un
proyecto colectivo, no puede depender de una sola persona, depende de ustedes
para que sea ejecutado, profundizado y llevado adelante.
Los
derechos, la ampliación de derechos, luego cuando recuperamos de las AFJP la
administración de los recursos de los trabajadores que nos permitieron generar
programas, generar políticas públicas, políticas de Estado como la Asignación
Universal por Hijo, como el Plan Progresar, como el Plan Procrear que hoy da
cientos de miles de viviendas a familias que no eran sujeto de crédito pero
tampoco eran sujeto de vivienda social.
Nuestros
jubilados con dos aumentos por año aprobados por ley del Parlamento, luego de
discutir la fórmula que había enviado el gobierno que se comprobó que era la
mejor, porque mientras todo esto pasaba, mientras recuperábamos Aerolíneas
Argentinas fundida, sin aviones, y hoy tenemos una Aerolínea modelo competitiva
y mejor que muchas privadas, pese a quien le pese;
cuando
recuperábamos YPF para todos los argentinos, hoy la empresa más importante de
la República Argentina, y una de las 2.000 empresas más importantes del mundo,
los argentinos hemos vuelto a conducir nuestra empresa de bandera, a explorar,
a perforar, a producir más y a generar más trabajo. Y si de algo sé es de estas
cosas porque soy patagónica, y fue tal vez nuestra región la más castigada
cuando se desnacionalizó lo que nunca debió haberse desnacionalizado, la
energía. Podría seguir enumerando.
Esta
semana que pasó, esta Semana de Mayo que fue maravillosa, y argentinos tenemos
que acostumbrarnos a celebrar todos los años la Semana de Mayo con orgullo,
porque es la fecha de la patria; esta semana cuando comenzamos la conmemoración
de la Semana de Mayo e inauguramos en la ex ESMA el Sitio de la Memoria, me
vino a la mente y al corazón aquel 2004, 24 de marzo, cuando acompañados por
una multitud y por las organizaciones de Derechos Humanos, que nunca cejaron en
la lucha por la memoria, la verdad y la justicia, a ellos les debemos la
memoria de los argentinos, a ellos y a ellas, Madres, Abuelas, familiares.
Y
los derechos humanos, compatriotas, todos lo sabemos, no estaban en la agenda
del 2003. No estaban en ninguna encuesta, no daban puntos, pero él se lanzó
porque era necesario. Nosotros, y aquí quiero hablar de nuestro movimiento en
especial, de nuestro movimiento político, teníamos una deuda, una deuda que al
mismo tiempo era una paradoja, porque parecía que a nuestros dirigentes no les
importaban los derechos humanos, y sin embargo las principales víctimas del terrorismo
de Estado habían sido jóvenes que se identificaban con Perón y con Evita, había
una contradicción insalvable que viene a nuestra historia y nuestra conducta. Y
él, que también ese 25 de Mayo se reivindicaba como parte de esa generación
diezmada, vino a saldar esa deuda, porque también debemos decirlo, cuando
perdimos las elecciones en 1983, cuando la gente quería democracia y vida, no
vio esa democracia y esa vida reflejada en las caras de nuestros dirigentes,
debemos hacernos cargo.
Y
nosotros vinimos a saldar esa deuda que también era una deuda de todos en la
democracia y de todos los partidos políticos pero nosotros teníamos mayores
responsabilidades. No quiero agregar más, porque voy a decir tal vez cosas que
sean muy fuertes. Sí, lo voy a decir, porque si no voy a reventar y no pienso
reventar. Teníamos que hacernos cargo nosotros, los peronistas, que muchas
veces de un lado había una víctima y entre los victimarios había también
algunos que se decían o que eran de nuestro movimiento. Tenemos que decirlo, a
la gente no se le puede mentir, a la gente hay que plantársele al frente y
reconocer, aunque haya sido otro, las cosas que nos pasaron. Por eso decía que
era una paradoja.
Y
el otro día, el martes, cuando por tercera vez recorría el interior del Sitio
de la Memoria, ahora sí preparado para que sea un testimonio de la tragedia y
del horror y para que nunca vuelva a ocurrir, me impresionó una frase en
especial que se repetía en dos o tres lugares donde habían nacido bebés en
cautiverio, no dónde está Juan Cabandié, por ahí debe estar. Decía cómo puede
ser -era una piecita pequeña, había inclusive una abajo de una escalera, tal
vez ustedes la hayan visto- que acá hayan nacido bebes. Y yo creo, y le sugiero
al curador de ese Sitio de Memoria –tiene que estar sentado por allí- que al
frente, al ingresar debería haber otra frase: cómo puede ser que la prensa y
los medios de comunicación hayan ignorado lo que pasaba aquí y en otros centros
clandestinos de detención a lo largo y a lo ancho del país. Esta es una
pregunta que también debe estar en cada sitio de la memoria.
Creo
sinceramente que hemos forjado una nueva identidad democrática, ya no se es
democrático únicamente porque se esté de acuerdo con que haya elecciones libres
y sin proscripciones y podamos votar cada dos años; ya no se es democrático
únicamente porque pensamos que es bueno redistribuir el ingreso y que la gente
tenga buen nivel y calidad de vida, los derechos humanos se han incorporado
definitivamente a esta nueva identidad democrática de la que nadie puede
renegar, forman parte de nuestra identidad constitutiva. Y cuando hablo de
nuestra no hablo desde un espacio político, hablo desde mi condición de
argentina, porque es patrimonio de la Nación y orgullo de la patria.
A
veces me pasa también, muchas veces, porque es natural y es bueno que haya
oposición en un país y que por ahí las críticas sean duras, sean fuertes, estoy
acostumbrada porque siempre fue así, en mi provincia, siempre la política
argentina fue una política fuerte, la oposición- oficialismo,
peronismo-antiperonismo, siempre fue una cosa así, pero cuando veo algunas
expresiones aisladas pero poderosas, yo antes pensaba: será por todos los
derechos que han conquistado o vuelto a conquistar los trabajadores, será
porque de repente ahora los de piel más oscura tienen los mismos derechos, será
porque hay matrimonio igualitario. Porque cuando uno ve y siente algunas
expresiones, yo estoy dura y curtida, pero cuando uno siente algunas
expresiones o ve una cara..., no me refiero a la crítica de los opositores,
está bien, la oposición debe criticar, debe proponer también, pero bueno, debe
criticar, es su función y está bien que así sea, pero cuando escucho algunas
expresiones, no de políticos opositores, debo reconocerlo, cuando por ahí veo
alguna manifestación exacerbada por algún medio de comunicación y veo gente que
dice cosas terribles, y después aparece que siempre están identificados con
algún sector vinculado con violación a los derechos humanos, veo que está allí
el tema, que eso es lo que tal vez nunca nos vayan a perdonar. ¿Y saben por
qué? Porque alguien puede haber tenido políticas económicas equivocadas o
entreguistas, si les parece mejor; alguien puede haber tenido un desastre
económico y social, y bueno, no pudo, no supo, no quiso, lo obligaron, lo
presionaron, le convino, siempre hay mil explicaciones, pero cómo explicar que
justificaste la tortura, la desaparición, la apropiación de bebés, o que
tiraran gente de los aviones al mar.
Eso
no es, por favor, abrir ningún abismo ni ninguna grieta, no, por favor, los
argentinos estamos reconciliados hace rato. Y si no miren lo que pasó ayer
cuando las calles se llenaron de banderas saludando el paso del sable corvo del
general San Martín, esa es la verdadera reconciliación del pueblo con el
ejército sanmartiniano, porque eso es lo que quieren. Díganme argentinos,
díganme compatriotas, a todos, a los 40 millones de argentinos, desde que
tengan memoria, desde que volvió la democracia aquel glorioso 30 de octubre de
1983, si recuerdan alguna vez tanta gente en las calles vivando a los
granaderos, si recuerdan tantos niños vestidos con uniforme de San Martín y
llevando el sable de San Martín con orgullo, cuántas veces vieron ese fenómeno
de recuperar la patria y los símbolos para el pueblo y enarbolarlos con
orgullo.
Esta
es la tarea de quienes gestionan el Estado, que nuestros chicos estén
orgullosos de vestir el uniforme de San Martín y que además conozcan la
historia. Porque miren todo lo que nos falta todavía por hacer. Hemos hecho más
de 2.000 escuelas, hemos repartido 5 millones de computadoras, 80 ó 90 millones
de libros, más de 2.000 bibliotecas populares; hemos creado 14 nuevas
universidades, hemos duplicado o quintuplicado –no sé cuánto más- los sueldos
de los investigadores y técnicos del CONICET, de las universidades, pero ayer,
cuando difundíamos en las redes y difundía la Televisión Pública, mientras el
sable corvo de San Martín recorría la ciudad para ir a su destino final, donde
había querido que estuviera, en el Museo Histórico, ahí millones de argentinos
recién se enteraron que el libertador de medio continente había legado su sable
en cláusula de testamento al brigadier don Juan Manuel de Rosas, miren lo que
nos falta argentinos todavía en materia de educación y cultura. ¿Y saben por
qué? Porque la historiografía liberal, la que le contaban a los chicos en los
colegios, decía que Rosas era un tirano, y si Rosas era un tirano entonces cómo
un hombre como San Martín le iba a legar su sable. ¿Y saben por qué se lo legó?
Porque nos defendió en la Vuelta de Obligado frente a la invasión extranjera,
con valor y coraje que pocos hombres han tenido.
Por
eso los argentinos tenemos la obligación de conocer la historia, y falta mucho
en educación porque -alguna vez lo dije- es mala la subordinación política, es
mala la subordinación económica, pero no hay nada más perjudicial, no hay nada
más nefasto que la subordinación cultural, y lo que es peor, la desinformación
educativa y cultural que no nos permite decidir y elegir cuáles son los caminos
correctos.
Esta
Semana de Mayo donde además anoche me dormí con el Himno Nacional Argentino
cantado por esa magnífica artista Elena Roger en el nuevo Centro Cultural, que
a algunos parece que les molesta que lleve el nombre del ex presidente,
aprobado por el Parlamento Argentino. Y por qué no hacemos una cosa, si les
molesta por qué no hacen uno mejor todavía, más grande y le ponen el nombre que
quieran. ¿O acaso creen que me gustan algunos nombres de algunas calles,
avenidas o plazas? Si es por andar cambiando y proponiendo nuevos nombres,
vamos a proponerles nuevos nombres a todos, hacemos una encuesta con todos y
todas. Por favor, la historia pero sin beneficio de inventario.
Y
también cuando ingresé a ese Correo convertido hoy en el centro cultural más
importante de Latinoamérica y el tercer centro cultural del mundo, sentí mucho
orgullo como argentina, y la verdad, qué pequeñez fijarse en el nombre, lo
importante es que millones de argentinos, todos los argentinos, van a poder
acceder democráticamente, todos en forma igualitaria, a un centro de cultura
para que la cultura no sea propiedad solamente de una elite, porque entonces no
es cultura.
Y
quiero decirles que estos logros, esta alegría no ha sido fácil, porque no la
han hecho fácil. Pero yo no me quejo, ¿saben por qué no me quejo? Porque son
las reglas del juego. Cuando venís a transformar el statu quo, cuando venís a
cambiar la realidad en favor de las grandes mayorías, no esperes caricias ni
aplausos, solamente palos, difamaciones, injurias, mentiras y calumnias. No
importa, estamos preparados, nos hemos preparado, tenemos la obligación como
dirigentes políticos democráticos, nacionales y populares, de saber que el
camino de dirigir un pueblo a una vida mejor tiene sus costos personales. No
importa, esta Argentina ya no tiene relaciones carnales con nadie, esta
Argentina tiene relaciones serias y maduras con todos los países del mundo,
esta Argentina…, les salió desafinado chicas me parece, pero están lindas
igual, ustedes son lo mejor de todo, los jóvenes, los cientos de miles de
jóvenes, los millones de jóvenes que se han incorporado a la actividad política
con alegría, con amor, con felicidad.
Pero
yo les decía, y les digo a todos los hombres y mujeres que tienen legítimas
aspiraciones de conducir el país, sus provincias y municipios, que siempre
piensen que va a ser difícil cuando intenten defender los intereses de las
mayorías y que, inclusive, muchas veces sectores que han mejorado producto de
esta transformación económica, no entienden que son, al mismo tiempo, producto
de esta transformación, porque esto que vive la Argentina hoy no se pudo haber
hecho en cuatro años; estos proyectos requieren tiempo y esto no es ambición de
poder, al contrario. Quieren hacerle creer a la gente que es bueno que cada
cuatro años cambie todo. ¿Saben por qué? Porque cuando cada cuatro años cambia
todo es que todo sigue igual.
Por
eso este proceso de transformación de doce años debe ser profundizado, debe
continuar. Y no es continuidad o cambio, por Dios. Y los que quieren cambios
que nos expliquen a todos los argentinos qué cambios quieren. Yo les pido a
todos los hombres y mujeres de mi patria, a todos mis compatriotas, que
cuidemos lo logrado, que nos ayuden a corregir los errores que sin lugar a
dudas los hay, porque hemos trabajado mucho, porque nos hemos roto el lomo
trabajando y hemos perdido cosas en el camino irrecuperables, pero quiero
decirles que más allá de todas las cosas que hemos construido y que sería largo
enumerar y que algunas, solamente algunas he dicho hoy, la más importante de
todas es que hemos construido otra vez la Patria, argentinos. Tenemos Patria y
estamos orgullosos de ella.
Y
les pido que no tengan miedo, muchos me miran inquisidores a los ojos y me
dicen: “¿qué va a pasar?” y yo les contesto: “va a pasar lo que ustedes quieran
que pase”. Porque ustedes son los que están empoderados, ustedes son los
titulares de los derechos, son los millones y millones de jubilados; son los
millones y millones de trabajadores; son los millones de jóvenes que estudian en
nuestras universidades y nuestras escuelas; son los miles de científicos en
nuestros institutos, los que han vuelto y los que se quedaron; son las amas de
casa; son los peones rurales; son también las mujeres trabajadoras de las casas
de familia, que finalmente después de largas décadas tienen sus derechos
consagrados; son ustedes los jóvenes; son también los millones de argentinos
que han logrado un trabajo o los que teniéndolo han mejorado sustancialmente
sus ingresos y han podido comprarse un auto, una casita o un terreno y están
construyendo la familia. Ustedes son los verdaderos dueños de su destino y lo
más importante que hemos hecho en estos doce años ha sido derrumbar uno por uno
los mitos y las mentiras que les decían de que si los trabajadores ganaban bien
no iba a haber inversiones o no iba a haber trabajo o la mentira que decía que
no se podían hacer más universidades, o la mentira de que no se podía apartarse
de lo que decía el Fondo Monetario Internacional. Miren lo que está pasando en
Europa, miren lo que está pasando en el mundo.
Hoy
estaba leyendo -un poquito para distenderme- los resultados de las elecciones
en España, y leía que en las dos principales ciudades españolas, en Barcelona y
en Madrid, habían ganado dos mujeres. En Barcelona una activista social y en
Madrid está a punto de ganar parece ser una ex jueza de 71 años. Sí, en España
parece que se jubilan un poquito antes que aquí en la Argentina. Una ex jueza
de 71 años, que miren ustedes qué impresionante, tenía una tienda que se dedicaba
a hacer ropa infantil, por parte de presas que salían de la cárcel para luego
conseguir ser incluidas. Hay un mundo nuevo, argentinos, hay actores nuevos,
hay realidades diferentes, que no nos vuelvan a poner anteojeras como al
caballo y nos hagan tirar del carro porque no, no tiramos de ningún carro, nos
queremos subir al carro para conducirlo nosotros, los argentinos.
Ese
es el empoderamiento de este pueblo: el haber derribado los mitos de que no se
podía hacer nada porque cuando se llegaba al gobierno se debía hacer lo
contrario de lo que se había dicho en la campaña. Por eso nadie podrá
mentirles, nadie podrá engañarlos y eso es lo más importante que se le puede
dejar a un pueblo y también a un hijo o a una hija, a un nieto o a una nieta,
lo más importante que se le puede dejar es la verdad, la memoria, la dignidad;
lo más importante que se le puede dejar a un pueblo es que ese pueblo
finalmente, como ha sucedido en estos años, pueda saber cuáles son sus
derechos, defender sus derechos, reclamarlos. Ya no es necesario emplear formas
que tal vez en algún momento vivimos, allá por el 2001, en forma terrible, al
contrario, ahora cuando alguien hace una movilización para protestar contra el
gobierno, la policía tiene orden de cuidarlos y nadie lleva un arma de fuego,
porque no queremos que nadie quede sin el derecho de la protesta, que nadie
quede sin el derecho de la movilización, que nadie quede sin el derecho de
decir lo que piensa. Esta nueva Argentina la hemos construido entre todos.
Y
también les digo que estemos atentos porque han pasado cosas, me acuerdo cuando
recién salí de mi operación y ¿dónde está “Coqui” ? Ahí está, ¡bien por el
Chaco! Me acuerdo que – como lo dije el otro día, en El Chaco – allí vino el
que era gobernador, vino también Axel a ayudarme en el Ministerio de Economía,
y yo me acuerdo de aquel diciembre terrible, fue en este mismo escenario donde
bailé, había habido saqueos, había habido policías que encadenadamente
provincia por provincia se iban sublevando mágicamente. Algún día, cuando se
desclasifique algún archivo, sabremos qué pasó, pero estemos atentos todos de
lo que pasa porque tal vez – ojalá Dios no lo quiera, Dios no lo permita –
intenten hacer cosas para enojar a la gente, para que la gente se asuste, para
que se enojen con alguien o contra alguien.
En
estos días vimos algún episodio de sospechosa e inusitada violencia y yo les
pido a todos, por favor, no nos dejemos llevar por eso y le pido
fundamentalmente también a quienes tienen la responsabilidad de comunicar: por
favor, no exacerben los ánimos y el enfrentamiento entre argentinos.
Necesitamos escucharnos y fundamentalmente los argentinos necesitan escuchar a
los hombres y mujeres que van a conducirlos a partir del 10 de diciembre. No
hagan tanto ruido ni tanto lío para que ellos puedan decidir libremente el
rumbo que tomará la patria, que no tengo ninguna duda seguirá siendo el rumbo
del cambio y la transformación que hemos venido realizando en estos 12 años de
gobierno.
¿Y
saben por qué tengo esa certeza? Porque nadie vota para atrás, porque la gente
vota para adelante, para futuro, para mejora.
Y
ahora que escucho que todos están de acuerdo con todos, ahora que escucho que,
de repente, la Asignación Universal por Hijo está muy bien, que no van a
privatizar Aerolíneas, que tampoco van a privatizar YPF. Por favor, que busquen
algún registro, hace dos años decían otras cosas y además, compatriotas, cada
vez que votamos una de esas leyes en el Congreso lo hicimos en absoluta
soledad. También debemos recordarlo, porque las cosas no se hicieron por arte
de magia, se hicieron democráticamente.
Y
ojalá también podamos, finalmente, poder aplicar esa Ley de Medios
Audiovisuales que fuera apoyada – debo reconocerlo – no solamente por nuestro
movimiento político, sino también por amplias mayorías.
Por
eso quiero decirles que tengo mucha fe en Dios, tengo mucha fe en el pueblo y
quiero agradecerles, finalmente quiero eso: darles las gracias a todos y cada
uno de los argentinos, a todos y a cada uno de ellos, a los que me quieren como
ustedes y que me votaron, también a los otros que no tienen por qué quererme,
no es obligación querer a nadie, ni tampoco mucho menos votarlo, quiero darle
las gracias a los 40 millones de argentinos porque yo sé que aún en el fondo,
en un pedacito saben que las cosas que hicimos, que las decisiones políticas
que tomamos eran las más importantes, sí, eran importantes para todos porque a
todos, con una mano en el corazón, argentinos, piensen cómo estaban en mayo del
año 2003, a todos se los pido a todos, con una mano en el corazón: piensen cómo
estaban en el 2003. Olvídense, yo sé que soy por ahí medio antipaticona, y digo
cosas que por ahí no les gustan y alguno puede decir: “mira que soberbia y qué
poco humilde”. Sí, por ahí son defectos que tengo, pero con una mano en el
corazón, le pido a todos los argentinos que se pongan una mano en el corazón y
piensen: ¿están un poco mejor que en el 2003 o están peor que en el 2003? Y
esto va para todos: trabajadores, empresarios, comerciantes, estudiantes, investigadores,
intelectuales, artistas.
Nuestros
artistas, que no están acompañándonos por un centro cultural, porque también
hemos dado derechos, hemos reconocido el derecho de los actores, de los
directores de cine, hemos ampliado derechos y garantías a todos los sectores.
Por eso también les pido a los hombres y mujeres que conforman nuestro espacio
político, que den lo mejor de sí para que estos 40 millones de argentinos
podamos seguir creciendo y viendo en paz, con nuestras diferencias, con nuestra
diversidad, con nuestra pluralidad, pero en paz para poder caminar, no como
sucede en otras regiones del mundo.
Hoy
por la mañana escuchaba a los representantes de las distintas iglesias
reconocer y valorar que tu país, la Argentina, nuestro país, la Argentina, es
una nación donde no hay diferencias de credos ni de religiones ni de razas, en
la que todos nos sentimos hermanos, más allá de las diferencias. Ese es el
mejor patrimonio que debemos conservar y defender. Por eso este 25 de Mayo no
lo vivas con tristeza ni nostalgia, vívanlo con alegría porque van a venir
muchos 25 de Mayo más en que el que el pueblo se volcará a la Plaza, en el que
el pueblo estará feliz y en el que todos podremos, más allá de las diferencias,
reconocer que por sobre todas las cosas somos, argentinos, el mejor legado que
le podemos dar a nuestros hijos: el orgullo de país, el orgullo de tener
Patria.
Yo
quiero agradecerles todos estos años que han sido por momentos los más felices
y tal vez en algún momento el más triste e imposible de remontar. Pero Dios
siempre manda consuelo, Dios siempre se acuerda, partió el compañero, pero
llegaron los nietos y aquí estamos parados, firmes como siempre enarbolando la
bandera argentina con la escarapela en el pecho, y lo que es más importante en
el corazón, de donde nunca me la saco, cuando tomo las decisiones que tomo.
Gracias
a todos, muchas gracias a todos los argentinos y a todas las argentinas por
esta maravillosa Plaza, por este maravilloso 25 de Mayo. Los quiero y los
abrazo con todo mi corazón. Muchas gracias.
¡Viva
la Patria, argentinos! ¡Viva la Patria!
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