sábado, 9 de mayo de 2015

Hernán Cortés "Conquista de México"

Hernán Cortés


"Conquista de México"

 Discurso de Hernán Cortés en la isla de Cozumel en el inicio de la conquista de México, 
siglo XVI



















"Cuando considero, amigos y compañeros míos, cómo nos ha juntado en esta isla nuestra felicidad, cuántos estorbos y persecuciones dejamos atrás y cómo se nos han deshecho las dificultades, conozco la mano de Dios en esta obra que emprendemos, y entiendo que en su altísima providencia es lo mismo favorecer que prometer los sucesos. Su causa nos lleva y la de nuestro rey, que también es suya, a conquistar regiones no conocidas, y ella misma volverá por sí, mirando por nosotros. 

No es mi ánimo facilitaros la empresa que acometemos; combates nos esperan sangrientos, facciones increíbles, batallas desiguales en que haréis menester socorreros de vuestro valor, miserias de la necesidad, inclemencias del tiempo y asperezas de la tierra, en que os será necesario el sufrimiento, que es el segundo valor de los hombres y tan hijo del corazón como el primero, que en las guerras más sirve la paciencia que las manos y quizá por esa razón tuvo Hércules el nombre de invencible, y se llamaron trabajos sus hazañas. 

Hechos estáis a padecer y hechos a pelear en estas islas que dejáis conquistadas; mayor es nuestra empresa, y debemos ir prevenidos de mayor osadía; que siempre son las dificultades del tamaño de los intentos. 

La antigüedad pintó en lo más alto de los montes el templo de la fama, y su simulacro, en lo más alto del templo, dando a entender, que para hallarla, aún después de vencida la cumbre, era menester el trabajo de los ojos. 

Pocos somos, pero la unión multiplica los ejércitos, y en nuestra conformidad está nuestra mayor fortaleza; uno, amigos míos, ha de ser el consejo en cuanto se resolviere; una, la mano de la ejecución; común la utilidad y común la gloria en lo que conquistare. Del valor de cualquiera de nosotros se ha de fabricar y componer la felicidad de todos. Vuestro caudillo soy, y seré el primero en aventurar la vida por el menor de los soldados.

Más tendréis que obedecer en mi ejemplo que en mis órdenes; y puedo aseguraros de mí que me basta el ánimo para conquistar el mundo entero, y aún me lo promete el corazón con no sé qué movimiento extraordinario, que suele ser el mejor de los presagios. 

Así, pues, a convertir en obras las palabras; y no os parezca temeridad esta confianza mía, pues se funda en que os tengo a mi lado, y dejo de fiar de mí lo que espero de vosotros."

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