JAMES MONROE
“AMERICA PARA LOS AMERICANOS”
“los continentes americanos, por la condición de libres e
independientes que han adquirido y mantienen, no deben en adelante ser
considerados como objetos de una colonización futura por ninguna potencia
europea”
MENSAJE
ANUAL AL CONGRESO DEL PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS, SOBRE EL ESTADO DE LA
UNION 2 de Diciembre de 1823. En él se expone la llamada “Doctrina Monroe”
Conciudadanos
del Senado y la Cámara de la Representantes:
Muchos
temas importantes reclamarán su atención durante el período actual de sesiones,
de los cuales procuraré dar, en auxilio de sus deliberaciones, una justa idea
en este mensaje. Asumo esta tarea con recelo, por la vasta extensión de los
intereses sobre los que he de tratar y de su gran importancia para cada parte
de nuestra Unión. Entro en ello con el celo de una convicción cuidadosa, que
nunca hubo un período desde el establecimiento de nuestra Revolución, cuando
hubiera mayor necesidad de devoción en los servidores públicos a sus funciones
respectivas, o para la virtud, el patriotismo, y la unión en nuestros
componentes, respecto a la condición del mundo civilizado y su influencia sobre
nosotros
Encontrando
en ustedes un nuevo Congreso, considero apropiado presentarles este punto de
vista de los asuntos públicos con mayor detalle de lo que podría ser necesario.
Lo hago, sin embargo, con la satisfacción peculiar de saber que, en cuanto a
esto respecta, obedeceré en mayor medida los principios saludables de nuestro
Gobierno.
El
pueblo soberano está preferentemente con nosotros, y es indispensable que toda
la información, en todos los temas importantes, se les proporcione a ellos,
para permitirles ejercer aquel elevado poder con cabales efectos. De ser
mantenidos en la oscuridad, ellos serán incompetentes a ello. Todos estamos
sujetos a error, y aquellos que se dedican a la gestión de los asuntos públicos
están más sujetos a la excitación y a ser seducidos por sus intereses
particulares y las pasiones, que la gran masa de nuestros mandantes, quienes,
viviendo en sus hogares en la búsqueda de sus ocupaciones ordinarias, son espectadores
tranquilos, pero profundamente interesados de los acontecimientos y de la
conducta de los que son parte de ellos.
Para
la gente, todos los departamentos del Gobierno y cada individuo, son
responsables de la más completa información, para que mejor puedan juzgar la
sabiduría de la política llevada a cabo y de la conducta de cada uno en lo que
se refiere a ella. Desde su juicio desapasionado, mucha ayuda puede siempre ser
obtenida, mientras que su aprobación será el mayor incentivo y recompensa más gratificante
por las acciones virtuosas, y el temor de su censura la mejor seguridad contra
el abuso de su confianza. Sus intereses en todas las cuestiones vitales son los
mismos, y el vínculo, por el sentimiento, así como por el interés, serán
proporcionalmente reforzados, a medida que estén mejor informados de la
situación real de los asuntos públicos, especialmente en las difíciles
coyunturas. Es por ese conocimiento que los prejuicios locales y los celos son
superados, y que una política nacional que extienda su cuidado y fomento a la
protección a todos los grandes intereses de nuestra Unión, se forma y
normalmente se adhiere.
Un
conocimiento preciso de nuestras relaciones con las potencias extranjeras, como
respecto de nuestras negociaciones y transacciones con cada una, como se
piensa, es especialmente necesario. Igualmente lo es que debamos preveer una
estimación justa de nuestros recursos, ingresos y del progreso en cada tipo de
mejora relacionada con la prosperidad nacional y la defensa pública. Es dando
justicia a otras naciones que podremos esperarla de ellos. Y será por nuestra
capacidad a resentir las heridas y la reparación de los agravios que podremos
evitarlos.
Los
comisionados en el marco del artículo 5 del Tratado de Gante, que han
discrepado en sus opiniones respecto de la parte de la frontera entre los
territorios de los Estados Unidos y de Gran Bretaña, cuyo establecimiento les
había sido sometido, han hecho sus respectivos informes en cumplimiento de
dicho artículo, que lo mismo podría remitirse a la decisión de una potencia
amiga. Siendo manifiesto, sin embargo, que será difícil, si no imposible, para
cualquier poder, realizar ese compromiso sin grandes demoras y muchos
inconvenientes a sí misma, una propuesta ha sido hecha por este Gobierno, y
aceptada por el de Gran Bretaña, para tratar de establecer ese límite por medio
de negociaciones amistosas.
Apareciendo
de la larga experiencia, que ningún acuerdo satisfactorio entre Estados Unidos
y las colonias británicas podremos formalizar, mediante actos legislativos,
para las relaciones comerciales en el hemisferio; mientras cada parte
perseguimos nuestro propio curso, sin el acuerdo o concierto con la otra, una
propuesta he hecho al Gobierno británico para regular este comercio por un
tratado, como de manera parecida se ha debido arreglar el justo reclamo de los
ciudadanos de los Estados Unidos que habitan en los estados y territorios
ribereños de los lagos y ríos que desembocan en el río San Lorenzo, para la
navegación de ese río hacia el océano. Para estos y otros objetos de gran
importancia para los intereses de ambas partes, se ha abierto una negociación
con el gobierno británico, que se espera tendrá un resultado satisfactorio.
Los
comisionados en los artículos 6° y 7° del Tratado de Gante que cerraron con
éxito sus trabajos en relación con el 6°, han continuado en el cumplimiento de
aquellos relacionados con el 7°. Su progreso en el amplio estudio requerido para
el ejercicio de sus funciones, justifica la presunción de que se completará el
próximo año.
La
negociación que desde hace mucho tiempo había estado dependiendo del Gobierno
francés en varios temas importantes, y en particular para una justa indemnización
por las pérdidas sufridas en la última guerra, por los ciudadanos de los
Estados Unidos, en virtud de las incautaciones y confiscaciones injustificadas
de sus bienes, no ha tenido todavía el efecto deseado. Como esta reclamación
descansa en el mismo principio con que otras han sido admitidas por el gobierno
francés, no se percibe con que trasfondo puede ser rechazada. Un ministro será
nombrado de inmediato para seguir en Francia y reanudar la negociación sobre
este y otros temas que puedan surgir entre las dos naciones
A
propuesta del Gobierno Imperial Ruso, hecha a través del ministro del Emperador
residente aquí, se han trasmitido plenos poderes e instrucciones al ministro de
los Estados Unidos en San Petersburgo para negociar amistosamente los derechos
e intereses respectivos de las dos naciones en la costa noroeste de este
continente. Una propuesta similar se ha hecho por Su Majestad Imperial al
Gobierno de la Gran Bretaña, a la cual se ha accedido de manera similar. El
Gobierno de los Estados Unidos ha estado deseoso por medio de este amistoso
procedimiento de manifestar el gran valor que invariablemente otorga a la
amistad del Emperador y la solicitud en cultivar el mejor entendimiento con su
Gobierno. En las discusiones a que ha dado lugar este interés y en los acuerdos
con que pueden terminar, se ha juzgado la ocasión propicia para afirmar,
como un principio que afecta a los derechos e intereses de los Estados Unidos,
que los continentes americanos, por la condición de libres e independientes que
han adquirido y mantienen, no deben en adelante ser considerados como
objetos de una colonización futura por ninguna potencia europea.
Desde
el cierre de la última sesión del Congreso, los comisionados y árbitros para
conocer y determinar el monto de la indemnización que puede ser debida a los
ciudadanos de los Estados Unidos, en virtud de la decisión de Su Majestad
Imperial el Emperador de Rusia, y de conformidad a la convención celebrada en
San Petersburgo [12/07/1822], se han reunido en esta ciudad y han organizado
como un cuerpo para el ejercicio de las funciones asignadas a ellos por ese
tratado. La comisión constituida en el marco del artículo 11° del tratado de
[22/2/1819], entre los Estados Unidos y España, también se encuentra en período
de sesiones aquí, y como el término de tres años, limitado por el tratado para
la ejecución del fideicomiso, expirará antes del período de la próxima reunión
ordinaria del Congreso, la atención del Congreso debe ser perfilada a las
medidas que sean necesarias para lograr los objetivos para los cuales la
comisión fue instituida.
En
cumplimiento con una resolución de la Cámara de Representantes adoptada en su
última sesión, se han dado instrucciones a todos los ministros de los Estados
Unidos acreditados en las potencias de Europa y América, para proponer la
prohibición del comercio de esclavos africanos calificándola bajo la
denominación, e inflingiendo a sus autores el castigo de piratería. Si a esta
propuesta se adhieren, es indudable que esta práctica odiosa y criminal, será
totalmente suprimida sin demora. Se espera afanosamente que sea aceptada, en la
firme creencia de que es el recurso más eficaz que puede ser adoptado a tal
efecto.
En
el comienzo de la reciente guerra entre Francia y España, el Gobierno francés
declaró que no concedería ninguna comisión a corsarios, y que ni el comercio de
la propia España ni de naciones neutrales sería molestado por la fuerza naval
de Francia, excepto en la violación de un bloqueo legal. Este declaración, que
parece haber sido lealmente aplicada; que coincide con los principios
proclamados -y aceptados- por los Estados Unidos desde el primer
establecimiento de su independencia, ha generado la expectativa que ha llegado
el tiempo en el que una propuesta para la adopción de la misma, como una norma
permanente e invariable para todas las guerras marítimas del futuro, podría
encontrar eco favorable en las grandes potencias europeas. Se han dado, en
consecuencia, instrucciones a nuestros ministros de Francia, Rusia y Gran
Bretaña para que hagan aquella proposición a los respectivos gobiernos, y
cuando los amigos de la humanidad recapaciten sobre la mejora esencial que para
la condición de la raza humana se derivaría de la abolición de la guerra
privada sobre el mar, y sobre la gran facilidad con la que podría lograrse,
requiriendo solo el consentimiento de unos pocos soberanos, una franca
esperanza será complaciente en que esta propuesta congregará una alentadora
atención por el espíritu con que fueron hechas, y que finalmente ella tendrá éxito.
Los
ministros que fueron designados a las Repúblicas de Colombia y Buenos Aires
durante la última sesión de Congreso, han continuado poco después a sus
destinos. De su llegada allí el oficial de inteligencia aun no lo ha recibido.
El ministro designado a la República de Chile ira en barco en unos días. Una
temprana cita también se concertará a México. Un ministro ha sido recibido de
Colombia, y los otros Gobiernos han estado informados que los ministros, o los
agentes diplomáticos de calidad inferior, serían recibidos de cada uno, ya que
podrían preferir uno u otros.
El
ministro designado ante España, continuó poco después a su cita para Cádiz, la
residencia del soberano ante quien él era acreditado. Acercándose a ese puerto,
la fragata que lo conducía fue advertida por el comandante de la escuadrilla
francesa que estaba bloqueado y que no se les permitía entrar, no obstante que
era informado por el Capitán de la fragata del carácter público de la persona
que él tenía a bordo, cuyo desembarco era el exclusivo objeto de su propuesta
de entrada. Este acto, que es considerado una infracción de los derechos de los
embajadores y de las naciones, formará una justa causa de reclamación al
Gobierno de Francia contra el oficial que la cometió.
El
estado actual de las finanzas públicas más se advierte de las previsiones
favorables que fueron ocupadas de la misma en la apertura de la última sesión
de Congreso. El primero de enero había un equilibrio en la Tesorería de u$s
4.237.427,55. Desde entonces hasta el 30 de septiembre los ingresos ascendieron
a más de u$s 16.1 millones y los gastos a u$s 11.4 millones. Durante el 4°
trimestre del año se estima que los ingresos por lo menos igualarán los gastos,
y que se mantendrá un superávit en la Tesorería en el primer día de enero
próximo de casi u$s 9 millones.
En
[01/01/1825], una gran cantidad de la deuda de guerra y una parte de la deuda
revolucionaria se puede canjear. Porciones adicionales de la anterior seguirán
siendo redimibles anualmente hasta el año 1835. Se cree, sin embargo, que si
los Estados Unidos permanecen en paz, la totalidad de la deuda podrá ser
reembolsada con los ingresos ordinarios de esos años, durante aquel período,
bajo la provisión de la ley [de 03/03/1817], creando un fondo de amortización,
y en ese caso la única parte de la deuda que se mantendría después del año 1835
sería de u$s 7 millones, del 5% de acciones suscriptas con el Banco de los
Estados Unidos, y el 3% de la deuda revolucionaria, que asciende a u$s
13,296,099.06s, de la cual –ambas- serían redimibles sujeto a la voluntad del
Gobierno.
El
estado del Ejército en su organización y disciplina, se ha ido mejorando
gradualmente durante varios años, y ha alcanzado un alto grado de perfección.
Los desembolsos militares se han hecho regularmente y las cuentas puntualmente
-y sin demora- han facilitado los pagos. Los suministros de distinta naturaleza
han sido de buena calidad, y distribuidos regularmente en todos los puestos. Un
sistema de la economía y de rendición de cuentas se ha introducido en todas las
ramas de los servicios, que admite poca mejora adicional. Este estado anhelado
ha sido alcanzado por la ley que reorganiza al personal del Ejército,
promulgada el [04/14/1818].
Las
sumas de dinero destinadas para fortificaciones han sido normal y
económicamente aplicadas, y todas las obras han avanzado tan rápidamente como
los montos destinados lo permiten. Tres importantes obras se completarán en el
transcurso de este año - es decir: Fuerte Washington, Fuerte Delaware, y el
Fuerte en la Rigolets, en Louisiana.
El
Consejo de Ingenieros y el Cuerpo Topográfico han estado en servicio constante
y activo inspeccionando la costa y proyectando las obras necesarias para su
defensa.
La
Academia Militar ha alcanzado un grado de perfección en su disciplina e
instrucción, igual como se piensa, a lo que sucede con cualquier institución de
su clase en cualquier país.
El
dinero destinado para uso del Departamento de Artillería ha sido normal y
económicamente aplicado. La fabricación de armas en los arsenales nacionales -y
por contrato con el Departamento- ha ido mejorando gradualmente en calidad y
bajo precio. Se cree que su calidad ahora es tal que admite solo leves mejoras.
La
terminación de las fortificaciones hace necesario que exista una asignación
adecuada para el propósito de fabricar los cañones y carros necesarios para
dichas obras.
En
el marco del crédito de u$s 5.000 para la exploración de las aguas occidentales
para la ubicación de un sitio para un arsenal occidental, se constituyó una
comisión, compuesta por el Coronel McRee, el Coronel Lee, y Capitán Talcott,
que se han dedicado a explorar el país. Ellos todavía no han informado el
resultado de sus trabajos, pero se cree que estará preparado para hacerlo en
una primera parte del período de sesiones del Congreso.
Durante
el mes de junio pasado el General Ashley y su grupo, que comerciaba con una
licencia del Gobierno, fueron atacados por los Ricarees [1] mientras negociaban
pacíficamente con indios que lo solicitaban. Varios de los comerciantes fueron
muertos y heridos, y sus bienes incautados o destruidos.
El
Coronel Leavenworth, que mandaba el Fuerte Atkinson, en el Ayuntamiento de
Bluffs, el puesto más occidental, para detener que el espíritu hostil de los
Ricarees se extendiera a otras tribus en ese trimestre, y que por eso las vidas
de los comerciantes sobre el Missouri y la paz de la frontera seria puesta en
peligro, tomó medidas inmediatas para controlar el mal.
Con
un destacamento del regimiento estacionado en el Bluffs atacó con éxito la
aldea Ricaree, y se espera que la impresión que ha dejado en ellos, así como en
las otras tribus sobre el Missouri, impidan en el futuro la repetición de
hostilidades.
El
informe emitido por la Secretaría de Guerra, que se adjunta, expondrá con mayor
detalle el estado del departamento en sus diversas ramas, y el progreso que se
ha hecho en su administración durante los tres primeros trimestres del año
Les
transmito un retorno de la milicia de varios Estados, según los últimos
informes que han sido hechos al Departamento de Guerra, por los funcionarios
apropiados en cada uno. En relación con esta declaración se advertirá que no es
completa, aunque grandes esfuerzos se han hecho para que así sea. Como la
defensa e incluso las libertades del país deben depender de la milicia en
tiempos de peligro inminente, es de suma importancia que estén bien
organizadas, armadas y disciplinadas en toda la Unión.
El
informe del Secretario de Guerra hace ver los progresos realizados durante los
tres primeros trimestres del presente año por la aplicación de los fondos
asignados para armar a la milicia. Mucha dificultad se encuentra en la
distribución de las armas prevista en la ley del Congreso, por el fracaso de
los servicios competentes en muchos de los Estados para hacer rotaciones periódicas.
La ley [del 05/12/1820] establece que el sistema de tácticas y regulaciones de
los distintos cuerpos del ejército regular se extenderá a las milicias. Esta
ley ha sido muy deficientemente ejecutada por la falta de uniformidad en la
organización de las milicias, por defectos provenientes del propio sistema y
especialmente por su aplicación a ese brazo principal de la defensa pública. Se
cree que este importante tema en todas sus derivaciones merece la atención del
Congreso.
El
informe del Secretario de la Armada, que ahora es comunicado, suministra una
cuenta de administración de ese departamento durante los tres primeros
trimestres de este año, con los avances logrados en el engrandecimiento de la
Marina, y la manera en la cual los buques en comisión han sido empleados.
La
fuerza habitual se ha mantenido en el Mar Mediterráneo, el Océano Pacífico, y a
lo largo de la costa atlántica, y ha brindado la protección necesaria a nuestro
comercio en aquellos mares.
En
las Antillas y en el Golfo de México, nuestra fuerza naval ha sido aumentada
por la adición de varios pequeños navíos previstos por la ley que autoriza una
fuerza naval adicional para la represión de la piratería, aprobada por el
Congreso en su última sesión. Ese armamento ha sido sumamente exitoso en el
cumplimiento de su objeto. Se ha reprimido la piratería que afectaba nuestro
comercio en la vecindad de la isla de Cuba y la confianza de nuestros
comerciantes ha sido restaurada en gran medida.
El
celo patriótico y de la empresa del comodoro Porter [2], a quien le fue
confiado el mando de la expedición, ha sido plenamente respaldado por los
oficiales y soldados bajo su mando. Y esto ha repercutido muy favorablemente
por la manera honorable en que ellos han sostenido la reputación de su país y de
su Armada, sentimiento que se han mezclado sólo en la preocupación de que en el
cumplimiento de dicho servicio arduo, la casualidad de enfermedades de
temporada y el clima que debieron soportar, han privado a la nación de muchas
vidas útiles, y entre ellos de varios oficiales de la gran promesa.
En
el mes de agosto, una fiebre muy maligna hizo su aparición en la isla de
Thompson, que amenazó la destrucción de nuestra estación de allí. Muchos
fallecieron, y el oficial al mando fue atacado severamente. Incierto en cuanto
a su destino y sabiendo que la mayor parte de los médicos militares había sido
incapaces para el desempeño de sus funciones, se consideró oportuno enviar a
ese puesto a un oficial de rango y experiencia, con varios cirujanos expertos,
para determinar el origen de la fiebre y la probabilidad de que se repita allí
en las próximas temporadas; para proporcionar toda la asistencia posible a
aquellos que estaban sufriendo, y, de ser practicable, para evitar la necesidad
de abandonar una estación tan importante. El Comodoro Rodgers, con una prontitud
que lo honra, aceptó esa confianza gozosamente, y la ha cumplido de la manera
que anticipaba su habilidad y patriotismo. Antes de la llegada del Comodoro
Porter, con la mayor parte de la escuadra, este ya se había apartado de la isla
y regresado a los Estados Unidos a consecuencia de la enfermedad imperante.
Mucha información útil, sin embargo, ha sido obtenida sobre el estado de la
isla y un gran alivio ha proporcionado a los que han sido dejados
necesariamente allí.
Aunque
nuestra expedición, cooperando con una administración robustecida del gobierno
de la isla de Cuba, y con los esfuerzos activos proporcionados por una fuerza
naval británica en los mismos mares, ha destruido casi por completo la
piratería sin licencia en aquella isla, el éxito de nuestros esfuerzos no ha
sido igualmente eficaz para suprimir el mismo delito en la vecina isla de
Puerto Rico, por otras pretensiones y banderas. Ellos han sido cometidos allí,
bajo el problema abusivo de las comisiones españolas.
En
los primeros meses de este año se hicieron las protestas al gobernador de esa
isla, por un agente enviado al efecto, contra los atentados al comercio
pacífico de los Estados Unidos; muchos de los cuales habían ocurrido. Este
funcionario, expresando su propia falta de autoridad para dar justa
satisfacción a nuestros justos reclamos, respondió sólo por una referencia de
ellos al Gobierno de España. El Ministro de los Estados Unidos a esa Corte fue
instruido especialmente para insistir en la necesidad de la intromisión inmediata
y eficaz de ese Gobierno, dirigiendo la restitución y la indemnización por los
males cometidos y prohibiendo la repetición de ellos. El Ministro, como se ha
visto, tenía impedido el acceso al Gobierno español, y mientras tanto varios
nuevos casos de flagrantes atropellos se han producido, y que los ciudadanos de
los Estados Unidos en la isla de Puerto Rico han sufrido, y otros han sido
amenazados con ser asesinados por hacer valer sus derechos incontrovertibles
aún ante los tribunales legales del país.
Las
órdenes de costumbre se les ha dado a todos nuestros barcos públicos para
apoderarse de navíos estadounidenses con la trata de esclavos y traerlos para
ser enjuiciados, y tengo la satisfacción de afirmar que no se ha descubierto
ninguno empleado con este fin, y hay buenas razones para creer que nuestra
bandera es ahora rara vez, si es que, deshonrado por aquel tráfico.
Es
un motivo de gran satisfacción para nosotros, aquel comportamiento de nuestra
Armada que siempre admite repetir con el precio y el elogio. Como medio de
defensa nacional goza de la confianza del público, y constantemente asume una
importancia adicional. Es sometido si una organización de la misma más
eficiente y económica por igual, no podría llevarse a cabo en varios aspectos.
Se supone que los grados más altos que ahora existen por ley serían útiles.
Ellos permitirían recompensas bien merecidas a quienes han servido durante
mucho tiempo y fielmente a su país; presentarían los mejores incentivos para la
buena conducta, y el mejor medio de asegurar una disciplina adecuada;
destruirían la desigualdad en el respeto entre los servicios militares y
navales, y aliviarían a nuestros oficiales de muchos inconvenientes y
mortificaciones que se producen cuando nuestros buques se encuentran con el de otras
naciones, y el nuestro es el único servicio en el que tales categorías no
existen.
Un
informe del Director General de Correos, que acompaña a esta comunicación,
mostrará el estado actual de la Oficina del Departamento de Correos y sus
operaciones generales desde hace algunos años.
Está
establecido por ley 88.600 millas de caminos postales, sobre los cuales el
correo es ahora transportado por 85.700 millas, y se han hecho los contratos
para su transporte en todas las rutas establecidas, con una o dos excepciones.
Hay 5.240 oficinas postales en la Unión, y con muchos maestros postales. El
importe bruto del franqueo que se acumuló de [07/01/1822] a [07/01/1823] fue de
u$s 1,114,345.12. Durante el mismo período los gastos de la Oficina del
Departamento de Postal ascendieron a u$s 1,169,885.51 y consistieron en los
siguientes ítems, a saber: Compensación para enviar maestros, u$s 353,995.98;
gastos accesorios, u$s 30,866.37; transporte del correo, u$s 784,600.08; pagos
en el Tesoro, u$s 423,08. Sobre el primero de julio pasado debíamos a la
Sección de los maestros postales u$s 135,245.28; retrasos a los maestros y
contratistas, u$s 256,749.31, haciendo un monto total de los saldos adeudados
al Departamento de u$s 391,994.59. Estos saldos abarcan todos los incumplimientos
de los maestros postales y contratistas que han ocurrido desde que la
organización del Departamento. La deuda del Departamento a los contratistas
sobre el primero de julio último era de u$s 26,548.64. El transporte del correo
en los últimos cinco años se ha ampliado mucho, y los gastos del Departamento
proporcionalmente han aumentado. Aunque el franqueo que se ha reunido en los
últimos tres años no haya alcanzado a de los gastos de u$s 262,821.46, aparece
que se ha hecho la recaudación de los saldos pendientes para cumplir con la
parte principal de las demandas corrientes.
Se
estima que no más de u$s 250.000 de los saldos anteriores se puede completar, y
que una parte considerable de esa suma sólo puede ser realizada recurriendo a
un proceso legal. Se esperan algunas mejoras en los ingresos por franqueo. Una
pronta atención a la recaudación de los dineros a recibir por los maestros
postales, se cree, permitirá al Departamento a que continúe sus operaciones sin
la ayuda del Tesoro, a menos que los gastos se incrementarán en el
establecimiento de nuevas rutas de correo.
Una
revisión de algunas partes de la ley de correos puede ser necesaria, y se
somete si no sería conveniente disponer el nombramiento de maestros postales,
cuando su remuneración supere una cierta cantidad, por nombramiento por el
Senado, como otros oficiales del Gobierno General son designados.
Después
de haber comunicado mis puntos de vista al Congreso al comienzo de la última
sesión respetando el estímulo que debe darse a nuestras manufacturas y el
principio sobre que debería ser fundado, sólo tengo que añadir que esas
opiniones no han cambiado, y que el estado actual de los países con los que
tenemos relaciones políticas más inmediatas y mayor intercambio comercial
tiende a confirmarlos. Bajo esta impresión recomiendo una revisión de la tarifa
con el fin de ofrecer una protección adicional a los artículos que estamos
preparados para manufacturar, o que están más inmediatamente relacionados con
la defensa y la independencia del país.
El
estado actual de las cuentas públicas aporta pruebas adicionales de la
eficiencia del actual sistema de rendición de cuentas en relación con el gasto
público. De los fondos cobrados del Tesoro desde [03/04/1817], la suma restante
que falta hasta el 30 de septiembre último es más o menos u$s 1,5 millones, que
al 30 de septiembre anterior, y durante el mismo período se ha efectuado una
reducción de casi u$s 1 millón, realizada en el importe de las cuentas
pendientes de cantidades anticipadas con anterioridad al [04/03/1817]. Es obvio
que a medida que la masa de cuentas del tipo último limite un acuerdo por la
dificultad de resolver los saldos, se incrementara la consideración de que en
muchos casos sólo puede obtenerse por un proceso legal. Para obtener más
detalles sobre este tema me remito a un informe de la primera Contraloría de la
Tesorería.
La
suma que fue asignada en la última sesión, para las reparaciones del camino de
Cumberland, se ha aplicado con buenos resultados a su propósito. Todavía no se
ha recibido un informe definitivo del funcionario que fue designado
supervisarlo. Tan pronto como se reciba será comunicado al Congreso.
Muchos
ciudadanos ilustrados y patriotas, que han hecho del tema objeto de una
investigación particular, han sugerido una mejora de importancia todavía mayor.
Ellos son de la opinión de que las aguas de la bahía de Chesapeake y Ohio
pueden ser conectadas entre sí por un canal continuado, y con un costo muy por
debajo del valor y la importancia del provecho que sería obtenido. Si esto
pudiera ser logrado es imposible calcular las consecuencias beneficiosas que
serían resultado de ello.
Una
gran parte de los productos de este fértil país, a través del cual pasarían,
encontraría un mercado por aquel canal. Las tropas podrían ser movidas con gran
facilidad en la guerra, con cañones y todo tipo de munición, y en cualquier
dirección. Uniendo el Atlántico con el país occidental en una línea que pasa
por la sede del Gobierno Nacional, se contribuiría de manera fundamental a
fortalecer el vínculo de la unión.
Creyendo,
como yo, que el Congreso posee el derecho de asignar dinero para un objeto tan
nacional (la jurisdicción que permanece a los Estados por los cuales el canal
pasaría), someto a su consideración si no puede ser aconsejable autorizar
mediante una consignación adecuada el empleo de un número adecuado de
funcionarios del Cuerpo de Ingenieros para examinar durante la próxima
temporada el terreno inexplorado e informar de su opinión al respecto. Asimismo
sería adecuado ampliar su examen a varios trayectos a través de los cuales las
aguas del Ohio, se puedan conectar por medio de canales con las del lago Erie.
Como
el camino Cumberland necesitará una reparación anual, y al Congreso no le ha
parecido oportuno recomendar a los Estados una enmienda de la Constitución con
el objetivo de conceder en los Estados Unidos la facultad de adoptar y ejecutar
un sistema de mejoras interiores, también es sometido a su consideración si no
podría ser conveniente autorizar al Ejecutivo para llegar a un arreglo con los
diversos Estados para establecer, cada uno dentro de sus límites, un sistema de
peajes en los caminos con el fin de sufragar los gastos de reparaciones en el
futuro y de proporcionar también penas adecuadas para su protección contra futuros
accidentes.
La
ley del Congreso [de 07/05/1822], asignó la suma de 22.700 dólares con el
propósito de levantar dos muelles de embarque, como un refugio para los buques
para hielo cerca del Cabo Henlopen, la bahía de Delaware. Para efectuar el
objetivo de la ley los funcionarios de la Junta de Ingenieros, con el comodoro
Bainbridge, fueron mandados a preparar los proyectos y estimaciones de los
muelles de embarque aptos para responder a la finalidad prevista por la ley. Al
parecer, por su informe, que acompaña a los documentos del Departamento de
Guerra, el crédito no es el adecuado para la finalidad prevista, y como los
muelles de embarque serían de gran utilidad tanto para la navegación de la
bahía de Delaware, como para la protección de los buques en la partes
adyacentes de la costa, someto a la consideración del Congreso la aprobación -o
no- de la asignación de créditos adicionales suficientes.
Una
Junta de Ingenieros también ha sido mandada para examinar y estudiar la entrada
del puerto del puerto de Presquille, en PA, con el fin de hacer una estimación
de los gastos para quitar las obstrucciones a la entrada, con un plan de la
mejor manera de efectuar la misma, en virtud de la asignación para este
objetivo de la ley del Congreso aprobada el 3 de marzo pasado. El informe de la
Junta acompaña los documentos del Departamento de Guerra, y se somete a la
consideración del Congreso
Una
fuerte esperanza ha sido animada durante mucho tiempo, basado en la heroica
lucha de los griegos, que ellos lograrían tener éxito en su desafío y
reasumirían su rango de igualdad entre las naciones de la tierra. Se cree que
el mundo civilizado tiene un profundo interés en su bienestar. Aunque ninguna
potencia se ha declarado a su favor, tampoco ninguna -de acuerdo con nuestra información-
ha participado en su contra. Su causa y su nombre los han protegido de los
peligros que antes de esto podrían haber abrumado a cualquier otro pueblo. Los
cálculos de interés común y de adquisición con la idea del engrandecimiento,
que se mezcla tanto en las transacciones de las naciones, parece que no han
tenido efecto alguno respecto de ellos. De los hechos que han llegado a nuestro
conocimiento, hay motivos suficientes para creer que su enemigo ha perdido para
siempre todo dominio sobre ellos; aquella Grecia volverá a ser una nación
independiente. Que ella puede obtener ese rango es el objeto de nuestros deseos
más ardientes.
Se
afirmó al comienzo de la última sesión que se hacía entonces un gran esfuerzo
en España y Portugal para mejorar la condición de los pueblos de esos países y
que parecía que éste se conducía con extraordinaria moderación. Apenas necesita
mencionarse que los resultados han sido muy diferentes de lo que se había
anticipado entonces. De lo sucedido en esa parte del mundo, con la cual tenemos
tanto intercambio y de la cual deriva nuestro origen, hemos sido siempre
ansiosos e interesados observadores. Los ciudadanos de los Estados Unidos
abrigamos los más amistosos sentimientos en favor de la libertad y felicidad de
los pueblos en ese lado del Atlántico. En las guerras de las potencias europeas
por asuntos de su incumbencia nunca hemos tomado parte, ni comporta a nuestra
política el hacerlo. Solo cuando se invaden nuestros derechos o sean amenazados
seriamente responderemos a las injurias o prepararemos nuestra defensa. Con las
cuestiones en este hemisferio estamos necesariamente más inmediatamente
conectados, y por causas que deben ser obvias para todo observador informado e
imparcial. El sistema político de las potencias aliadas es esencialmente
diferente en este respecto al de América. Esta diferencia procede de la que
existe entre sus respectivos Gobiernos; y en la defensa del nuestro, al
que se ha llegado con la pérdida de tanta sangre y riqueza, que ha madurado por
la sabiduría de sus más ilustrados ciudadanos, y bajo el cual hemos disfrutado
de una felicidad sin igual, a lo está consagrada la nación entera. Debemos por
consiguiente al candor y a las amistosas relaciones existentes entre los
Estados Unidos y esas potencias declarar que consideraremos cualquier intento
por su parte de extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como
peligroso para nuestra paz y seguridad. Con las colonias o dependencias
existentes de potencias europeas no hemos interferido y no interferiremos. Pero
con los Gobiernos que han declarado su independencia y la mantienen, y cuya
independencia hemos reconocido, con gran consideración y sobre justos
principios, no podríamos ver cualquier interposición para el propósito de
oprimirlos o de controlar en cualquier otra manera sus destinos, por cualquier
potencia europea, en ninguna otra luz, que como una manifestación de una
disposición no amistosa hacia los Estados Unidos. En la guerra entre esos
nuevos Gobiernos y España declaramos nuestra neutralidad en el momento de
reconocerlos, y a esto nos hemos adherido y continuaremos adhiriéndonos,
siempre que no ocurra un cambio que en el juicio de las autoridades competentes
de este Gobierno, haga indispensable a su seguridad un cambio correspondiente
por parte de los Estados Unidos.
Los
últimos acontecimientos en España y Portugal demuestran que Europa no se ha
tranquilizado. De este hecho importante no hay prueba más concluyente que
aducir que las potencias aliadas hayan juzgado apropiado, por algún principio
satisfactorio para ellas mismas, el interponerse por la fuerza en los asuntos
internos de España. Hasta que punto pueden extenderse, por el mismo principio,
estas interposiciones es una cuestión en la que están interesados todas los
países independientes, aun los más remotos, cuyas formas de gobierno difieren
de las de estas potencias, y seguramente ninguno de ellos más que los Estados
Unidos. Nuestra actitud con respecto a Europa, que se adoptó en una etapa
temprana de las guerras que por tanto tiempo han agitado esa parte del globo,
se mantiene sin embargo la misma, cual es la de no interferir en los asuntos
internos de ninguna de esas potencias; considerar el gobierno de facto como el
gobierno legítimo para nosotros; cultivar con él relaciones amistosas, y
preservar esas relaciones con una política franca, firme y varonil,
satisfaciendo siempre las justas demandas de cualquier potencia, pero no
sometiéndose a injurias de ninguna.
Pero
con respecto a estos continentes, las circunstancias son eminente y
conspicuamente diferentes. Es imposible que las potencias aliadas extiendan su
sistema político a cualquier porción de alguno de estos continentes sin hacer
peligrar nuestra paz y felicidad; y nadie puede creer que nuestros hermanos del
Sur, dejados solos, lo adoptaran por voluntad propia. Es igualmente imposible,
por consiguiente, que contemplemos una interposición así en cualquier forma con
indiferencia. Si contemplamos la fuerza comparativa y los recursos de España y
de esos nuevos Gobiernos, y la distancia entre ellos, debe ser obvio que ella
nunca los podrá someter. Sigue siendo la verdadera política de los Estados
Unidos dejar a las partes solas, esperando que otras potencias sigan el mismo
curso.
Si
comparamos la situación actual de nuestra Unión con su situación real al final
de nuestra Revolución, la historia del mundo no proporciona ningún ejemplo con
el que tengamos alguna semejanza, de un progreso en la mejora en todas las
circunstancias importantes, que constituyen la felicidad de una nación. En la
primera época nuestra población no excedía de 3.000.000 y por el último censo
ascendía a cerca de 10 millones y, lo que es más extraordinario, casi
totalmente nativa, para la inmigración de otros países que ha sido
insignificante.
En
la primera época, la mitad del territorio dentro de nuestros límites
reconocidos estaba deshabitado y desierto. Desde entonces, un nuevo territorio
de gran extensión ha sido adquirido, abarcando dentro de él a muchos ríos,
especialmente el Missisipi, y la navegación hacia el océano que era de la mayor
importancia para los estados originales. Sobre este territorio la población se
ha expandido en todas direcciones, y nuevos estados han sido establecidos, casi
iguales en número a los que formaron el primer compromiso de nuestra Unión.
Esta expansión de nuestra población y el acceso de nuevos estados de nuestra
Unión han tenido el efecto más feliz en todos nuestros más altos intereses.
Que
esto haya aumentado sumamente nuestros recursos y agregado a nuestra fortaleza,
respetabilidad como potencia, es admitido por todos, pero no está en estas
circunstancias importantes sólo que este efecto positivo sea sentido. Es
evidente que por la ampliación de la base de nuestro sistema y el aumento del
número de estados, el propio sistema se ha visto muy reforzado en estos dos
aspectos. La desunión y su consolidación así han quedado igualmente
impracticables.
Cada
gobierno, confiando en su propia fuerza, tiene menos que temer de los otros y,
en consecuencia, cada uno, disfrutando de una mayor libertad de acción, se hace
más eficiente para todos los propósitos para los cuales fue creado.
No
es necesario tratar aquí de la gran mejora realizada en el propio sistema
mediante la adopción de esta Constitución y de su efecto positivo en la elevación
del carácter y en la protección de los derechos de la nación y como individuos.
¿A qué, entonces, debemos estas bendiciones? Se sabe que todas ellas derivan de
la excelencia de nuestras instituciones. ¿No deberíamos, entonces, adoptar
todas las medidas que sean necesarias para perpetuarlas?
JAMES
MONROE
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