DILMA ROUSSEFF
"Mi generación llegó a la política en busca de la libertad, en un tiempo de oscuridad y de miedo”
DISCURSO INAUGURAL DE LA PRESIDENTA DE LA REPUBLICA FEDERATIVA DE BRASIL
EN EL PALACIO DE PLANALTO EL 1 DE ENERO, 2011
Queridas Brasileñas, Queridos Brasileños:
Estoy feliz, como pocas veces he estado en mi vida, por la oportunidad
que la historia me ha dado de ser la primera mujer que gobernará Brasil.
Ahora bien, estoy emocionada por la conclusión del mandato del mayor
líder popular que este país haya tenido. Tener la honra de su apoyo, tener el
privilegio de su convivencia, haber aprendido con su inmensa sabiduría, son
cosas que se guardan para toda la vida.
Convivir todos estos años con él me ha dado la dimensión del gobernante
justo y del líder apasionado por su país y por su gente. La alegría que siento
al asumir el cargo como presidenta se mezcla con la emoción de su despedida.
No obstante, Lula estará con nosotros. Sé que la distancia de un cargo
nada significa para un hombre de tan inconmensurable grandeza y generosidad. La
tarea de sucederlo es desafiante.
La voluntad de cambio de nuestro pueblo llevó a un operario a la
Presidencia de Brasil. Su esfuerzo, su dedicación y su nombre ya están grabados
en el corazón del pueblo, el lugar más sagrado de nuestra Nación.
Deja, hoy, el gobierno después de ocho años, período en el que ha
liderado las más importantes transformaciones en la vida del país.
La fuerza de estas transformaciones ha permitido al pueblo una nueva
osadía: colocar por primera vez a una mujer en la Presidencia de Brasil.
Mucho más allá de mi persona, la valorización de la mujer mejora nuestra
sociedad y valoriza nuestra democracia.
Quiero, en este momento, prestar mi homenaje a otro gran brasileño,
incansable luchador, compañero que ha estado al lado del Presidente Lula en
estos ocho años: nuestro querido Vicepresidente José Alencar. ¡Qué ejemplo de
coraje y de amor a la vida nos da este hombre! Además, ¡qué colaboración han
tenido Lula Y Zé Alencar, por Brasil y por nuestro pueblo!
Yo y Michel Temer nos sentimos responsables de seguir en el camino que
ellos han iniciado.
Hemos aprendido con ellos que cuando se gobierna pensando en el interés
público y en los más necesitados una inmensa fuerza brota de nuestro pueblo.
También reafirmo aquí otro compromiso: cuidar con mucho cariño a los más
frágiles y más necesitados, pero, ¡gobernaré para todos!
Una importante líder de la India dijo un día que no se puede cambiar un
apretón de manos por los puños cerrados.
Pues, yo digo: mis manos están abiertas y extendidas para todos, desde
nuestros aliados de primera hora hasta nuestros adversarios.
Es con este espíritu con el que yo asumo hoy el gobierno de mi país.
Creo y trabajaré para que estemos todos unidos en los cambios necesarios –en la
educación, en la salud, en la seguridad, y, sobre todo, en la lucha para acabar
con la pobreza extrema–.
No pido que nadie abdique de sus convicciones. Buscaré apoyo y respetaré
la crítica. Es gracias al embate civilizado entre las ideas que se mueven las
grandes democracias, como la nuestra.
No cargo con ninguna especie de resentimiento. Mi generación llegó a la
política en busca de la libertad, en un tiempo de oscuridad y de miedo. Pagamos
el precio de nuestra osadía, ayudando al País a llegar hasta aquí. A los
compañeros que trabajaron en esta caminada, un conmovido homenaje y mi eterno
recuerdo.
Queridas Brasileñas y Queridos Brasileños:
Ya hemos hecho mucho, en los últimos ocho años.
Pero, todavía hay mucho que hacer. Y ha sido por estar convencidos de
que nosotros podemos hacer más y mejor por lo que el pueblo brasileño nos ha
traído hasta este momento.
Ahora es tiempo de trabajo. Ahora es tiempo de la unión.
Unión para la educación de los niños y de los jóvenes, unión para la
sanidad de calidad para todos y unión para la seguridad de nuestras
comunidades.
Unión para que Brasil continúe creciendo, generando trabajo para las
actuales y futuras generaciones.
Unión, en definitiva, para crear más y mejores oportunidades para todos.
Mi sueño es el mismo sueño que el de cualquier ciudadano o ciudadana: el
de que una madre y un padre puedan ofrecer a los hijos oportunidades mejores de
las que tuvieron en sus vidas.
Este es un sueño que construye una familia. Este es el desafío que
yergue una nación.
He presentado, hace poco, un mensaje con mis principales compromisos
ante el Congreso de la Nación.
Entre ellos existen metas y objetivos junto con sueños.
Me parece bien que así sea. Para gobernar un país continental como
Brasil es también necesario tener sueños. Es preciso tener sueños y
perseguirlos.
Ha sido por no creer que existiera lo imposible que el Presidente Lula
ha hecho tanto por el país en estos últimos años. Soñar y perseguir los sueños
es exactamente romper el límite de lo imposible.
Para consolidar y avanzar las grandes conquistas recientes necesitaré
mucho del apoyo de todos vosotros.
Quiero pedir el apoyo de todos, desde el este al oeste, del norte al sur
del Brasil.
Voy a estar al lado de los que trabajan por el bien de Brasil en la
soledad amazónica, en los rincones del nordeste, en la inmensidad del cerrado,
en la anchura inconmensurable de los pampas.
Voy a valorizar el desarrollo regional, sosteniendo la vibrante economía
del nordeste, preservando y respetando la biodiversidad de la Amazonía en el
norte, dando condiciones a la extraordinaria producción agrícola del
centro-oeste, a la fuerza industrial del sudeste y a la pujanza y al espíritu
pionero del sur.
Si todos trabajamos por el país, él nos devolverá el doble de nuestro
esfuerzo. Brasil es una tierra generosa. Todo lo que sea plantado con manos
cariñosas y mirada para el futuro será recogido con abundancia y alegría.
¡Qué Dios bendiga a Brasil y al pueblo brasileño!
¡Qué podamos construir un mundo de Paz!
DILMA VANA ROUSSEFF
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