EVA PERÓN “Evita”
“Si este pueblo me pidiese la vida, se la daría cantando, porque la felicidad de un solo descamisado vale más que toda mi vida”
DISCURSO EL 17 DE OCTUBRE 1951 EN PLAZA DE MAYO EL DIA DE LA LEALTAD
Mis queridos descamisados
Es éste un día de muchas emociones para mí. Con toda mi alma he deseado
estar cm ustedes y con Perón en este día glorioso de los descamisados. Yo no
podré faltar nunca a esta cita con mi pueblo de cada 17 de Octubre. Yo les
aseguro que nada ni nadie hubiera podido impedirme que viniese, porque yo tengo
con Perón y con todos ustedes, con los trabajadores, con los muchachos de la
CGT, una deuda sagrada; a mí no me importa si para saldarla tengo que dejar
jirones de mi vida en el camino.
Tenía que venir y he venido para darle las gracias a Perón, a la CGT, a
los descamisados y a mi pueblo. A Perón, que ha querido honrarme con la más
alta distinción que pueda otorgarse a un peronista y cm lo que acaba de decir
esta tarde, que yo no terminaré de pagarle ni entregándole mi vida para
agradecerle lo bueno que siempre fue y es conmigo. -Nada de lo que yo tengo;
nada de lo que soy; nada de lo que pienso, es mío: es de Perón. Yo no le diré
la mentira acostumbrada; yo no le diré que no lo merezco; sí, lo merezco, mi
general. Lo merezco por una sola cosa, que vale más que todo el oro del mundo:
lo merezco porque todo lo hice por amor a este pueblo. Yo no valgo por lo que
hice, yo no valgo por lo que he renunciado; yo no valgo ni por lo que soy ni
por lo que tengo. Yo tengo una sola cosa que vale, la tengo en mi corazón, me
quema en el alma, Me duele en mi carne y arde en Mis nervios. Es el amor por
este pueblo y por Perón. Y le doy las gracias a usted, mi general, por haberme
enseñado a conocerlo y a quererlo. Si este pueblo me pidiese la vida, se la
darla cantando, porque la felicidad de un solo descamisado vale más que toda mi
vida.
Tenía que venir a darle las gracias a la CGT por la distinción que
significa el homenaje de laurear una condecoración que es para mí el más
querido recuerdo de los trabajadores argentinos. Tenla que venir para
agradecerle el que hayan dedicado los trabajadores y la CGT a esta humilde
mujer este glorioso día. Y tenía que venir para decirles que es necesario
mantener, como dijo el general, bien alerta la guardia de todos los puestos de
nuestra lucha. No ha pasado el peligro. Es necesario que cada uno de los trabajadores
argentinos vigile y que no duerma, porque los enemigos trabajan en la sombra de
la traición, y a veces se esconden detrás de una sonrisa o de una mano tendida.
Y tenía que venir, para agradecer a todos ustedes, mis queridos descamisados de
todos los rincones de la Patria, porque a sabido jugarse la vida por Perón. Yo
estaba segura que ustedes sabían --como lo han sabido- ser la trinchera de
Perón. Los enemigos del pueblo, de Perón y de la Patria, saben también desde
hace mucho tiempo que Perón y Eva Perón están dispuestos a morir por este
pueblo. Ahora también saben que el pueblo está dispuesto a morir por Perón.
Yo les pido hoy, compañeros, una sola cosa: que juremos todos,
públicamente, defender a Perón y luchar por él hasta la muerte. Y nuestro
juramento será gritar durante un minuto para que nuestro grito llegue hasta el
último rincón del mundo: la vida por Perón.
Que vengan ahora los enemigos del pueblo, de Perón y de la Patria. Nunca
les tuve miedo porque siempre creí en el pueblo. Siempre creí en mis queridos
descamisados porque nunca olvidé que sin ellos, el 17 de Octubre hubiese sido
fecha de dolor y de amargura, porque esa fecha estaba destinada a ser de
ignominia y de traición. Pero el valor de este pueblo lo convirtió en un día de
gloria y de felicidad.
Yo les agradezco, por fin, compañeros, todo lo que ustedes han rogado
por mi salud. Se los agradezco con el corazón. Espero que Dios oiga a los
humildes de mi Patria, para volver pronto a la lucha y poder seguir peleando
con Perón, por ustedes, y con ustedes, por Perón hasta la muerte. Yo no quise
ni quiero nada para mí. Mi gloria es y será siempre el escudo de Perón y la
bandera de mi pueblo y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé que
ustedes recogerán mi nombre y lo llevarán como bandera a la victoria. Yo sé que
Dios está con nosotros, porque está con los humildes y desprecia la soberbia de
la oligarquía. Por eso, la victoria será nuestra. Tendremos que alcanzarla
tarde o temprano, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.
Mis descamisados: yo quisiera decirles muchas cosas, pero los médicos me
han prohibido hablar. Yo les dejo mi corazón y les digo que estoy segura, como
es mi deseo, que pronto estaré en la lucha, con más fuerza y con más amor, para
luchar por este pueblo, al que tanto amo, como lo amo a Perón. Y les pido una
sola cosa: estoy segura que pronto estaré con ustedes, pero si no llegara a
estar por mi salud, cuiden al general, sigan fíeles a Perón como hasta ahora,
porque eso es estar con la Patria y con ustedes mismos. Y a todos los
descamisados del interior, yo los estrecho muy, pero muy cerca de mi corazón y
deseo que se den cuenta de cuanto los amo.
MARÍA EVA DUARTE DE PERÓN
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