ANGELINA JOLIE “Necesitamos que la prevención de la violencia
sexual sea parte del entrenamiento de todas las fuerzas de los ejércitos, las
tropas de salvamento y la policía”
Discurso en la Cumbre Mundial para Eliminar la Violencia Sexual en Conflictos Armados, 16 de junio 2016 en Londres
Es
un mito que la violación es una parte inevitable de un conflicto. No hay nada
de inevitable en eso.
Es
un arma de guerra dirigida a la población civil.
No
tiene nada que ver con el sexo, todo es sobre el poder.
Está
hecho para torturar y para humillar a gente inocente y, en ocasiones, a niños.
He
conocido a supervivientes [de violencia sexual] desde Afganistán hasta Somalia
y son como nosotros, sin ninguna diferencia importante.
Vivimos
en países seguros que tienen médicos a los que podemos acudir cuando estamos
heridos, policía a la que podemos recurrir ante cualquier hecho e instituciones
que nos protegen.
Ellos
viven en campos de refugiados o en calles bombardeadas de zonas donde no hay
ley, no hay protección y ni siquiera una esperanza de justicia.
Ellas
luchan por mantener a sus hijos a salvo y si admiten ser violadas, lo hacen
para evitar más violencia o rechazo social.
Otros
supervivientes viven en países donde la guerra ha terminado, pero la paz no ha
traído justicia.
Y
como comunidad internacional, somos responsables de ello.
Tenemos
que acabar con la cultura de la impunidad y hacer de la justicia una norma, sin
excepciones, ante estos crímenes.
Necesitamos
una voluntad política que se reproduzca por todo el mundo y necesitamos tratar
este tema como una prioridad.
Tenemos
que ver un compromiso real para perseguir a los peores perpetradores, para
financiar la protección adecuada para la gente vulnerable y para intervenir y
ayudar a los países más afectados.
Necesitamos
que la prevención de la violencia sexual sea parte del entrenamiento de todas
las fuerzas de los ejércitos, las tropas de salvamento y la policía.
Más
de 100 países estarán representados en la cumbre, y les pediremos que tomen
estas medidas. Pero realmente necesitamos su ayuda.
Todo
este tema ha sido un tabú durante demasiado tiempo.
Las
violaciones en las zonas de Guerra son un crimen que se nutre de silencio y
negación.
Este
estigma afecta a los supervivientes y les genera sentimientos de vergüenza y
falta de valor.
Se
alimenta la ignorancia, como pensar que la violación no tiene nada que ver con
los impulsos sexuales normales. Pero, sobre todo, permite al violador salirse
con la suya.
Ellos
se sienten por encima de la ley, porque ésta pocas veces les afecta y la
sociedad los tolera.
Como
dijo Eleanor Roosevelt una vez: "El destino de los derechos humanos está
en las manos de todos los ciudadanos y de nuestras comunidades".
Y
este mal serguirá arruinando la vida de millones de personas a menos que
hagamos de esta cumbre un punto de inflexión. Y podemos hacerlo.
Debemos
mandar un mensaje alrededor del mundo de que no hay discusiones sobre lo que es
ser superviviente de violencia sexual; que la vergüenza es del agresor.
Debemos
trabajar juntos de una forma nueva y sin precedentes, más allá de fronteras y
de religiones, con los gobiernos y la población unidos, abordando el problema
desde todos los ángulos posibles.
Y
haciendo esto podremos poner fin al uso de la violación y la violencia sexual
como un arma de guerra de una vez por todas. De verdad que podemos hacerlo. Así
que, muchas gracias por haber venido hoy, por estar con nosotros en esta lucha,
y les deseo una cumbre muy productiva.
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