SIMÓN BOLÍVAR “Estoy resuelto a arrostrarlo todo,
porque la anarquía no reemplace a la libertad y la rebeldía a la constitución”
A
los colombianos, 1827-06-19
Colombianos:
VUESTROS
ENEMIGOS amenazan la destrucción de Colombia.
Mi
deber es salvarla. Catorce años ha que estoy a vuestra cabeza,
por
la voluntad casi unánime del pueblo. En todos los períodos de
gloria
y prosperidad para la república, he renunciado el mando supremo
con
la más pura sinceridad: nada he deseado tanto como
desprenderme
de la fuerza pública, instrumento de la tiranía que
aborrezco
más que a la misma ignominia. Pero ¿deberé yo abandonaros
en
la hora del peligro? ¿Será esta la conducta de un soldado y
de
un ciudadano? ¡No, colombianos! Estoy resuelto a arrostrarlo
todo,
porque la anarquía no reemplace a la libertad y la rebeldía a la
constitución.
Como ciudadano, Libertador y Presidente; mi deber
me
impone la gloriosa necesidad de sacrificarme por vosotros.
Marcho,
pues, hasta los confines meridionales de la república, a
exponer
mi vida y mi gloria por libraros de los pérfidos, que después
de
haber hollado sus deberes más sagrados, han enarbolado el
estandarte
de la traición para invadir los departamentos más leales
y
más dignos de nuestra protección.
Colombianos:
la voluntad nacional está oprimida por los nuevos
pretorianos,
que se han encargado de dictar la ley al soberano
que
debieran obedecer. Ellos se han arrogado el derecho sagrado de
la
nación; ellos han violado todos los principios, en fin, las tropas
que
fueron colombianas, auxiliares al Perú, han vuelto a su patria a
establecer
un Gobierno nuevo y extraño, sobre los despojos de la
república
que ultrajan con mayor baldón que nuestros opresores.
Colombianos:
yo apelo a vuestra gloria y a vuestro patriotismo:
reuníos
en torno del pabellón nacional, que ha marchado en
triunfo
desde las bocas del Orinoco hasta las cimas del Potosí; queredlo,
y
la nación salvará su libertad, y pondrá en plena independencia
su
voluntad para decidir sobre sus destinos.
La
Gran Convención es el grito de Colombia, es su más urgente
necesidad.
El Congreso la convocará sin duda, y en sus manos depondré
el
bastón y la espada que la república me ha dado; ya como
Presidente
constitucional, ya como autoridad suprema extraordinaria
que
el pueblo me ha constituido. Yo no burlaré las esperanzas
de
la patria. Libertad, gloria y leyes, habéis obtenido contra nuestros
antiguos
enemigos: libertad, gloria y leyes conservaremos a
despecho
de la monstruosa anarquía.
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