MAURICIO MACRI “Se han abierto nuevas universidades, y eso es muy
positivo; pero también muchas de ellas han sido espacios de militancia política
más que de excelencia académica.”
Discurso completo de
Mauricio Macri ante la Asamblea Legislativa el 1 de marzo 2016
Señores
gobernadores, señores miembros de la Corte Suprema, representantes de gobiernos
extranjeros, invitados especiales, integrantes del Congreso, muy queridos
argentinos: esta es mi primera apertura de sesiones como presidente y me alegra
mucho hacerlo en un contexto de optimismo como el que se vive hoy en la
Argentina. Y lo comparto, porque hemos empezado una nueva etapa en nuestra vida
democrática llenos de ilusiones.
Más
allá de las diferencias que hay -y deben existir- entre los distintos bloques
de este Congreso, tenemos grandes coincidencias: queremos una Argentina
desarrollada y queremos el bienestar de nuestra gente. Entonces, los invito a
que focalicemos nuestras energías en tratar de ver cómo hacemos crecer este
país, cómo mejoramos su educación, su salud, su seguridad, cómo generamos
empleo y cómo reducimos la pobreza y llevamos felicidad a todos los argentinos.
Llevamos
años, años, en donde la brecha entre la Argentina que tenemos y la que debería
ser es enorme y ello nos ha llevado a enojos, a resentimientos, a una búsqueda
permanente del enemigo o el responsable -interno o externo- de por qué nos
faltan las cosas que nos correspondían. Y hasta nos llevó a aislarnos del
mundo, pensando que el mundo nos quería hacer daño. De nada sirvió esa búsqueda
de falsas culpas y causas; lo único que nos trajo es una inaceptable cantidad
de compatriotas en la pobreza, instituciones sin credibilidad y un Estado
enorme que no ha parado de crecer y no brinda mejores prestaciones. Tenemos
leyes que reconocen muchísimos derechos, pero quedan solamente en el papel.
Pero
todos sabemos que somos mucho mejor que esto. Claro que sí; somos un gran país
con una enorme potencialidad. Y vamos a salir adelante por la capacidad, por el
talento, por la creatividad y por la fuerza de nuestra gente. Pero lo primero
que tenemos que hacer es reconocer que no estamos bien, aunque nos duela,
aunque cueste. Pero es la forma de poner el punto de partida en búsqueda de ese
horizonte que todos soñamos. Y hoy vengo acá a proponerles una hoja de ruta en la
cual espero que se apasionen, que se enamoren de ese futuro que podemos
conseguir.
Nos
toca gobernar en un año histórico. El año del bicentenario. Espero que todos
estemos a la altura de los desafíos. (Aplausos.)
Quiero
ser claro sobre el punto de partida, ya que venimos de años en los que el
Estado ha mentido sistemáticamente, confundiendo a todos y borrando la línea
entre la realidad y la fantasía. Así, la credibilidad y la confianza fueron
destruidas. Encontramos un Estado desordenado y mal gestionado, con
instrumentos de navegación rotos, se ocultó información, faltan documentos, no
hay estadísticas, cuesta encontrar un papel.
En
los años que van de 2006 a 2015, los argentinos pagamos al Estado nacional casi
694
mil millones de dólares más en impuestos que en la década del 90. Repito: de
2006 a
2015,
los argentinos pagamos más impuestos por 694 mil millones de dólares que en la
década del noventa.
Pese
a eso, encontramos un Estado con dificultades para resolver sus principales
responsabilidades. Más recursos no implicaron una transformación de nuestras
escuelas, hospitales o una mejora en la seguridad. Más recursos no permitieron
ni siquiera reducir los problemas estructurales de pobreza e indigencia. La
falta de planeamiento y de un pensamiento responsable de largo plazo, sumado a
la corrupción, la desidia y la incompetencia, hizo que hoy nos encontremos con
un Estado con poca o nula capacidad para poder atender sus obligaciones.
Nos
acostumbramos a vivir así y hasta pensamos que era normal. No lo es. No lo
puede ser. No podemos tolerar que en un país como el nuestro, con tanta
riqueza, todavía mueran chicos de hambre. Según el último informe del
Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina, el 29 por ciento de
los argentinos está en la pobreza y el 6 por ciento vive en la indigencia.
Además, alrededor del 42 por ciento de la población carece de cloacas, el 13
por ciento no tiene agua corriente y más del 40 por ciento no tiene conexión a
la red de gas. El modelo de inclusión social y crecimiento, del que tanto habló
el gobierno anterior, nos llevó a la pobreza y a la exclusión.
Hace
una década que la Argentina es uno de los países con mayor inflación del mundo,
con un promedio anual arriba del 20 por ciento y una inflación acumulada
aproximadamente de 700 por ciento en los últimos diez años. La causa principal
de esta inflación fue la utilización del Banco Central para financiar el gasto
público y atender los servicios de la deuda, tanto emitiendo pesos como usando
sus reservas. Esto sometió a la población a una suba de precios constante que
daña, sobre todo, a los hogares que menos tienen.
Aun
con casi 694.000 millones de dólares de ingreso extra encontramos un Estado
cuyo déficit es uno de los mayores de la historia de nuestro país: 7 por ciento
del PBI. Esto quiere decir que, a pesar de contar con tantos recursos, el
Estado gastó más de lo que podía, emitió de manera irresponsable y generó
inflación.
Esto
sucedió mientras vivíamos uno de los momentos de mayor presión tributaria de la
historia, al mismo tiempo que el Estado concentró recursos de las provincias de
forma unitaria y centralista como nunca antes en las últimas décadas.
Hace
trece años, en este Congreso, el presidente Néstor Kirchner habló de la
importancia de los superávits gemelos, especialmente del superávit fiscal. Eso
después fue dejado de lado.
Recibimos
un Banco Central en crisis, con reservas que cayeron de 47.000 millones de
dólares a cerca de 25.000 desde que se impuso el cepo.
La
Argentina tiene uno de los menores porcentajes de reservas respecto del PBI de
América latina: 6 por ciento. Se compara con el 17 por ciento de Chile y México
y el 25 por ciento de Brasil.
Nos
encontramos con una delicada situación fiscal; una de las peores de las últimas
décadas, por la irresponsabilidad e incompetencia de la anterior gestión. Va a
llevar un tiempo ordenarlo pero estamos comprometidos a hacerlo. (Aplausos.)
Nos
encontramos con un país lleno de deudas: deudas de infraestructura, deudas
sociales, deudas de desarrollo. En estos años de vacas gordas no ahorramos sino
que nos comimos nuestro capital, como tantas veces nos ha sucedido en el
pasado.
Mucho
se habló de la negociación con los holdouts, también conocidos como
"buitres". Ahora dependerá de este Congreso si terminamos o no de
cerrar este conflicto que lleva quince años.
Confío
en que va a primar la responsabilidad sobre la retórica y que juntos vamos a
construir los consensos necesarios.
No
resolver este conflicto les costó caro a los argentinos y favoreció a los
tenedores de bonos, que se enriquecieron con eso. La deuda pasó de 3.000 a
11.000 millones de dólares. Mientras esa deuda aumentaba, se pagó al Club de
París, sin negociar, intereses y punitorios. Y lo peor es que seguimos teniendo
la peor calificación en ese instituto de crédito.
Calculamos
que el no acceso al crédito le costó a la Argentina 100.000 millones de dólares
y más de 2 millones de puestos de trabajo que no se crearon.
Durante
los últimos cuatro años no creció el empleo en la Argentina, tanto por la
inflación como por las trabas que ponía el Estado a las personas y a las
empresas: cepo cambiario, restricciones para importar, para exportar,
retenciones. El Estado fue obstáculo en vez de ser estímulo y sostén.
Alrededor
de 1.200.000 personas están desempleadas y hay aproximadamente
3.800.000
argentinos que trabajan "en negro", una deuda muy grande que tiene
nuestro país.
El
trabajo "en negro" pone a los trabajadores en una situación muy
vulnerable.
Lo
que sí aumentó fue el empleo público pero sin mejorar los servicios que presta
el
Estado.
Nos mintieron, camuflando el desempleo con empleo público.
Entre
2003 y 2015 la cantidad de empleados públicos creció un 64 por ciento. Pasó de
aproximadamente 2.200.000 empleos en 2003 a 3.600.000 en 2015.
Encontramos
un Estado plagado de clientelismo, de despilfarro y corrupción. Un
Estado
que se puso al servicio de la militancia política y que destruyó el valor de la
carrera pública.
Mucho
de esto se explica por la corrupción. Ocupamos el lugar 107 entre los 168
países del ranking de transparencia internacional, muy por debajo de Uruguay y
Chile, y también por debajo de Cuba, México, Brasil, Colombia y Bolivia.
La
corrupción mata, como lo demostró Cromañón, la tragedia de Once y "las
rutas de la muerte". En cada área de gobierno hemos encontrado ejemplos de
falta de transparencia, ineficiencia y, en muchos casos, corrupción.
La
corrupción no debe ni puede quedar impune. Debemos darle todas las herramientas
al Poder Judicial para que trabaje en forma independiente, pero con tiempos
veloces. También fortaleceremos la Oficina Anticorrupción que encontramos
desmantelada.
Mayor
gasto público no implicó mejores políticas públicas. Una de las principales
responsabilidades del Estado es cuidar la seguridad de los argentinos. Nos
encontramos con un Estado débil, con fuerzas de seguridad mal equipadas, mal
remuneradas, mal entrenadas y maltratadas. Un Estado con poca o nula capacidad
de investigar y prevenir. Entre la incompetencia y los traumas ideológicos,
casi todas las políticas de seguridad de los últimos años han sido un fracaso.
Es por eso que los argentinos hoy tienen miedo, se sienten desprotegidos.
Tenemos
un muy preocupante panorama en materia de violencia, crimen, tráfico de drogas
y de personas, producto de estas malas políticas. ¡La inseguridad no es una
sensación! Es un flagelo que ha sido negado sistemáticamente, generando otra
violencia, la verbal: la denigración de sentir que el Estado no sólo no te
cuida, sino que te falta el respeto.
Desde
2008 no se publican los datos del delito. Los primeros datos que pudimos
relevar nos indican que estamos en 3.400 homicidios por año, lo que representa
un aumento del 40 por ciento respecto de 2008.
Hoy,
la Argentina es un país próspero para los narcotraficantes. Somos un país que
recibe droga, la transforma, la vende internamente y la exporta a Europa,
África, Asia, Australia, Medio Oriente y a países vecinos como Chile y Uruguay.
Según
la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la Argentina es
el tercer país proveedor mundial de cocaína. El consumo ha crecido
exponencialmente empujado por un narcotráfico que se siente libre para
expandirse. Nuestras fronteras están virtualmente indefensas, ya que sólo el 17
por ciento está radarizado y, encima, nuestra capacidad de defensa aérea es muy
escasa. De hecho, todo nuestro sistema de defensa está desatendido, con aviones
que no vuelan, unos pocos barcos que funcionan y escasez de equipamiento en
todas las fuerzas armadas.
Será
una tarea de la Justicia investigar si esta situación que recibimos fue fruto
de la desidia o la incompetencia, o de la complicidad. (Aplausos prolongados.)
La
educación pública tiene severos problemas de calidad y hoy no garantiza la
igualdad de oportunidades. Si bien hay una importante inversión pública, esto
no se tradujo en una escuela basada en la innovación, la exigencia y el mérito.
Por todo el país encontramos escuelas con severos problemas de infraestructura,
maestros que no tienen suficiente capacitación, alumnos que aprueban sin
aprender y padres que no se comprometen.
Se
han abierto nuevas universidades, y eso es muy positivo; pero también muchas de
ellas han sido espacios de militancia política más que de excelencia académica.
Encontramos
un Estado que dio poca importancia al rol de la evaluación. En algunas
jurisdicciones
donde se aplicó la Prueba Nacional de Evaluación respondió sólo el 23 por
ciento de los estudiantes.
El
Estado no cumplió con exigir la obligatoriedad; tampoco fueron publicados sus
resultados. Una vez más se escondieron las estadísticas.
La
salud pública también tiene enormes desigualdades y problemas estructurales,
empezando por el PAMI, institución responsable de cuidar a nuestros queridos
abuelos, en el que hemos encontrado despilfarro y corrupción como en las peores
épocas, y siguiendo, el uso de los recursos para la militancia política, como
el caso del Hospital Posadas.
Donde
más decadencia hemos encontrado es en nuestra infraestructura. Lo más
indignante es que no faltaron recursos. Se hicieron muchas licitaciones y se
gastó muchísimo dinero. Sin embargo, prácticamente todas nuestras rutas,
puertos, trenes y comunicaciones están deteriorados o saturados.
Empecemos
por la energía. Hoy nuestro país tiene déficit energético. Eso quiere decir que
pasamos de un país que generaba más energía que la que consumía a uno que debe
importar sus necesidades, o parte de sus necesidades. Esto pone una enorme
presión sobre nuestros recursos fiscales y nos genera una dependencia del
exterior.
Desde
2003 hasta 2014 se perdió un stock de reservas equivalente a casi dos años de
producción de petróleo y a más de nueve años de producción de gas, lo que
significa una pérdida de 115.000 millones de dólares. Y como si eso fuera poco,
la importación se hizo sin control, sin transparencia y con corrupción.
La
ausencia de incentivos a la inversión se vio, sobre todo en el mercado
eléctrico, tanto en generación como en distribución. Esa es la causa de cortes
de luz, que pasaron, de
2003
a 2014, a casi cuadruplicarse.
Nos
encontramos con un precio mayorista de la electricidad diez veces por debajo de
su costo y una gran variedad de precios minoristas en cada provincia, generando
una profunda injusticia hacia alguien que vivía en el interior respecto de los
que vivían en el área metropolitana.
Por
último, el desarrollo de las energías renovables es casi nulo, más allá de que
tenemos una de las mayores potencialidades en energías solar y eólica.
La
conexión física tiene enormes problemas, con rutas en mal estado, trenes que
funcionan mal o no funcionan, puertos atrasados en tecnología, una hidrovía
subaprovechada y poca conectividad aerocomercial. El 40 por ciento de las rutas
está en pésimo estado, pese a que en los últimos diez años el presupuesto de
Vialidad aumentó más de diez veces. Y luego de doce años, la cantidad de
kilómetros de rutas con problemas de seguridad, llamadas "rutas de la
muerte", pasó de 1.000 a 3.400. Y los costos de obra se cotizaron a casi
el doble del promedio de obras equivalentes en Latinoamérica.
La
inversión se distribuyó según conveniencias políticas y no de acuerdo a un plan
vial federal. Hay más de 930 obras iniciadas que estaban paralizadas o
semiparalizadas a diciembre de 2015.
Se
dejó una deuda de más de 12.300 millones de pesos y terminar estas obras, que
tienen veinticuatro meses de plazo de ejecución en promedio, llevaría más de
123.000 millones de pesos, lo que significa que ustedes deben haber puesto en
el presupuesto más de
60.000
millones de pesos para avanzar con esos planes de obras. Pero no, el
presupuesto nacional aprobado tiene tan solo 22.000 millones de pesos.
Esta
anormalidad venía desde hace rato y servía solamente para mantener las obras
vivas
y seguir acumulando gastos improductivos.
Lo
mismo pasó con los ferrocarriles. Los trenes comunican sectores productivos de
diecisiete provincias, pero tras décadas de abandono y falta de inversión, el
sector ferroviario fue perdiendo competitividad. Y todo esto fue en contra de
la generación de empleo.
El
año pasado el Belgrano Cargas tocó su mínimo histórico de transporte de cargas.
Transportó 2 millones y medio de toneladas. Son 3 millones y medio de
mercadería menos que en 2001. Por esta gran caída se estima una pérdida de
2.025 millones de pesos solamente en 2015.
Todos
estos problemas llevaron a nuestro país a una pérdida de competitividad con una
economía cada vez más cerrada y temerosa. Estamos en el puesto 6, entre 142
países, en el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial.
En
un mundo globalizado estamos obligados a competir. La competitividad no es un tema
que beneficie a inversores o a empresarios, sino que es clave para el
desarrollo, para generar empleo y reducir la pobreza.
Podría
seguir todo el día, pero, por respeto a ustedes aquí presentes y a los
argentinos que están mirando, voy a cortar acá. Pero me comprometo a publicar
todos los datos, área por área, para que todos los argentinos sepan el estado
en que estaba la Argentina en diciembre de
2015.
(Aplausos prolongados.)
Este
diagnóstico no debe servirnos para deprimirnos, ni siquiera para enojarnos.
Tiene que servir para que tomemos conciencia de la magnitud del desafío que
tenemos por delante, pero, sobre todo, para reafirmar que somos mejores que
esto; somos mejores que la vida que llevamos. Los argentinos, juntos, podemos
lograr superar cada uno de estos problemas. No estamos condenados a vivir mal,
a vivir tensos, a vivir con miedo e inseguridad. Pero es hora de dejar de
compararnos con nuestras peores épocas. Levantémonos la vara y comparémonos con
todo lo que podemos hacer. Ese es el desafío. (Aplausos prolongados.)
En
estos casi tres meses de gestión trabajamos para normalizar nuestro país,
enfrentando desafíos en lo social, en lo político y en lo económico; también,
en nuestro vínculo con el mundo, en nuestra relación con la Justicia, en el diálogo
con los gobernadores y en el trato con la prensa. Cumplimos con lo que creemos
es el espíritu de la democracia. La democracia es un sistema de unión y
entendimiento, un mecanismo para resolver conflictos más que para generarlos.
Es momento de unir a los argentinos y respetar nuestras diferencias.
(Aplausos.)
Lo
primero que hicimos fue convocar a nuestros gobernadores, más allá de que la
mayoría no pertenece a Cambiemos. Y no quedamos en una declaración. Atendimos
las emergencias juntos, debatimos alrededor de los recursos, discutimos las
obras que nos pueden ayudar a crecer. Y yo quiero agradecerles a los
gobernadores por su generosidad de aceptar esta nueva forma de trabajar en
equipo. Para nosotros, el poder no es propiedad de nadie; creemos realmente en
la división de poderes. El sentido del poder es respetar la ley y servir al
ciudadano (Aplausos.), no ponerse al servicio de quienes gobiernan. Nosotros
tenemos que estar al servicio de nuestra gente.
Ahora
que empieza el año parlamentario también queremos convocarlos a ser parte de
este mismo equipo, a través de un Congreso activo que discuta las leyes, que
busque las mejores soluciones y las mejores medidas para los argentinos.
Este
año se cumplen 40 años del golpe militar; un golpe que consolidó la época más
oscura de nuestra historia. Aprovechemos este año para gritar todos juntos
"nunca más a la
violencia
institucional y política". (Aplausos prolongados.)
La
democracia se empobrece cuando la relación con los demás.
-
Manifestaciones.
Sra.
Presidente.- Silencio, por favor.
Sr.
Presidente de la Nación.-. pasa por imponer y someter. La democracia se
empobrece cuando la relación con los demás pasa por imponer y someter.
Queremos
acabar con la lógica de amigos y enemigos. Es cierto que hay conflictos, pero
ellos son parte de la democracia, y vivir en democracia significa
administrarlos usando el diálogo. La Argentina que viene es el país del
acuerdo, del encuentro, del cuidado y de las buenas intenciones, que sé que
compartimos con todos los argentinos. Los tres grandes desafíos son: la
Argentina con pobreza cero, derrotar el narcotráfico y unir a los argentinos.
(Aplausos.)
Para
salir de la pobreza necesitamos más trabajo y menos inflación, que es la que
devora el salario de los que menos tienen. Mi obsesión, nuestra obsesión va a
ser más y mejores trabajos y menos inflación. (Aplausos.)
La
inflación existe porque el gobierno anterior la promovió, ya que creía que era
una herramienta válida de la política económica. (Aplausos.)
-
Manifestaciones.
Sr.
Presidente de la Nación.- Siempre estuvimos en contra de esa mirada. La
inflación es perversa. Destruye no solo el poder adquisitivo de los más débiles
sino que destruye la confianza y la previsibilidad, promoviendo la especulación
y la falta de información.
La
inflación ha estado alta estos meses, producto de la inercia de muchos años de
inflación alta y de la transición irresponsable que vivimos. (Aplausos.) Pero
estamos convencidos de que la inflación va a ir bajando hacia el final del año.
La principal medida para eso.
-
Manifestaciones.
Sra.
Presidente.- Silencio, por favor. Vamos a respetar al presidente, por favor.
Sr.
Presidente de la Nación.- Hay que respetar el voto democrático.
-
Manifestaciones.
Sr.
Presidente de la Nación.- Señores: hay que respetar el voto de la democracia.
(Aplausos.)
Sra.
Presidente.- Vamos a seguir escuchando el mensaje del presidente, por favor.
¡Silencio,
silencio!
-
Manifestaciones.
Sra.
Presidente.- Después tendremos tiempo de debatir entre nosotros. Por favor,
escuchemos.
-
Manifestaciones.
Sr.
Presidente de la Nación.- Pero estamos convencidos de que la inflación irá
bajando con el correr de los meses porque la principal medida para eso fue ir
reduciendo la emisión monetaria descontrolada de estos años e ir bajando el
déficit fiscal, que debe llegar a cero al final del cuarto año.
Además,
queremos mejorar la competencia y el funcionamiento del mercado para que nadie
abuse de sus posiciones dominantes y especule contra el consumidor. Quiero ser
bien claro en esto: que nadie crea que seremos tolerantes con aquellas empresas
que se quieran poner por encima de la Justicia. (Aplausos.) No vamos a tener la
arbitrariedad ni seremos matones como algunos han sido (Aplausos.), pero
fortaleceremos la defensa de la
competencia,
los controles ambientales y combatiremos la evasión impositiva y previsional.
También
anunciaremos la actualización automática de los montos de las jubilaciones, de
las asignaciones familiares y de la asignación universal por hijo. (Aplausos.)
Aumentamos
en 160 por ciento el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias para que
dejen de pagarlo quienes no corresponde que lo hagan (Aplausos.) El 75 por
ciento de los contribuyentes que paga este impuesto verá un beneficio en sus
bolsillos de entre el 9 y el 22 por ciento, y el complemento imprescindible de
las escalas deberá ser tratado por el Congreso lo antes posible. (Aplausos.)
Aumentamos
la cobertura de asignaciones familiares y los montos para quienes más lo
necesitan: más de 1.200.000 chicos pasarán a ser incluidos y 1.600.000 chicos
que ya recibían asignaciones pasarán a cobrar el máximo. (Aplausos.) Entre
estas dos medidas, solo en el
2016
hemos transferido casi 50.000 millones de pesos del Estado al bolsillo de los
trabajadores (Aplausos.), y muchas de estas medidas surgieron de escuchar
durante años el reclamo de nuestros sindicalistas. Cuando me reuní con ellos,
tuvimos una enorme coincidencia sobre el diagnóstico y sobre los compromisos a
asumir. Valoro mucho su experiencia y el aporte que pueden hacer en este
desafío de sacar el país adelante.
A
todos nos gustaría ir más rápido, pero tenemos que ser muy responsables frente
al estado de fragilidad en que recibimos nuestra economía. (Aplausos.) Y
cumpliendo con un compromiso que asumimos en la campaña, levantamos el cepo y
todas las restricciones cambiarias sin que ocurriese ninguna de las desgracias
pronosticadas. (Aplausos.)
También
sacamos las retenciones a la exportación en todos los sectores primarios e
industriales excepto la soja, que tendrá una reducción paulatina. Suprimimos
las trabas al comercio exterior que frenaban la economía y nos ponían en
conflicto con la Organización Mundial del Comercio, lo que impulsará el
crecimiento de la producción y del trabajo en todas las provincias. (Aplausos.)
Ustedes
saben las crisis que enfrentaban las economías regionales y que algunas aún
enfrentan. Ponerlas en marcha con estas medidas era clave para poder generar
trabajo en las provincias. Necesitamos volver a crecer cuanto antes para que,
de esa manera, se genere trabajo digno en todo el país.
Para
impulsar el turismo y nuestra economía, vamos a cumplir nuestra promesa de
hacer de Aerolíneas Argentinas una empresa bien administrada que sirva para que
tengamos un país más conectado sin que sea una carga para todos los argentinos.
(Aplausos.)
Dimos
los primeros pasos para el sinceramiento del sector energético. Entendemos que
esto afectó a muchos, pero nos guiaron los principios de la equidad y de la
sostenibilidad. Igualamos la situación entre la región metropolitana y el resto
del país y creamos una tarifa social para quienes realmente necesitan el apoyo
del Estado.
Estamos
en default desde el 2002 y en estos meses dimos pasos necesarios para cerrar
esta etapa.
Mucho
se habló de la renegociación con los holdouts, también conocidos como
"buitres". Ahora dependerá de este Congreso si terminamos o no de
cerrar este conflicto que lleva 15 años. Confío en que va a primar la
responsabilidad sobre la retórica y que juntos vamos a construir los consensos
necesarios. (Aplausos.) No resolver este conflicto les costó caro a los
argentinos.
-
Manifestaciones.
Sr.
Presidente de la Nación.- No resolver este conflicto le costó caro a los
argentinos.
Estamos
construyendo relaciones maduras y sensatas con todos los países del
mundo.
-
Manifestaciones.
Sr.
Presidente de la Nación.- Muchas gracias, muchas gracias. Muy atentos en su
acotación. Yo les vengo a decir que esto lo tenemos que construir juntos. Así
que me alegro de que hayamos tenido una primera tarea, de que la hayamos hecho
juntos. (Aplausos.)
Estamos
construyendo relaciones maduras y sensatas con todos los países del mundo. La
globalización es una realidad. Y creemos que, además de las amenazas y desafíos
que eso trae, nos brinda inmensas oportunidades que debemos aprovechar.
Lo
primero que hicimos es dar una señal clara de la importancia que tiene el
Mercosur para nosotros, reimpulsando conversaciones con Brasil, Uruguay y
Paraguay. Pudimos poner en marcha nuevamente las conversaciones con la Unión
Europea, para que se inicie la negociación entre ambos bloques.
Cerramos
conflictos pendientes y deudas con Chile, Uruguay, Paraguay y Bolivia; y
también reafirmamos nuestro compromiso con la democracia y los derechos humanos
en la región.
Conversé
también con los presidentes de México, Perú, Ecuador y Colombia para impulsar
una agenda de trabajo compartido. Además de esto, restablecimos relaciones con
los Estados Unidos, Francia, Italia, Inglaterra, Alemania e Israel, luego de
años de conflictos, diferencias o, a veces, simplemente negligencias.
En
el caso del Reino Unido, tal como conversamos con el primer ministro Cameron,
dialogar no implica renunciar a nuestro reclamo sobre la soberanía de las Islas
Malvinas. (Aplausos.) Al contrario: el aislamiento y la retórica vacía alejan
cualquier posibilidad de encontrar una solución.
También
reafirmamos nuestra relación estratégica con China, el diálogo con Rusia y con
los países árabes. Queremos abrir el trabajo con los países africanos y
fortalecer mucho la relación con todo el este asiático.
Pero
para hacer la Argentina del siglo XXI tenemos que construir un Estado del siglo
XXI: un Estado integrado, eficiente, inteligente, transparente, participativo e
inclusivo; un Estado que esté, sobre todo, al servicio de la gente. (Aplausos.)
Para construir este Estado creamos el primer Ministerio de Modernización de
nuestra historia que trabajará con cinco ejes principales: modernización
administrativa, actualización de la infraestructura tecnológica, gobierno
abierto, gobierno digital y, finalmente, una política que desarrolle los
recursos humanos y que dé valor a la carrera pública. (Aplausos.)
Otro
gran objetivo que nos propusimos como gobierno es derrotar el narcotráfico, la
principal amenaza a la seguridad. Tal como hablamos con el Santo Padre, tenemos
que trabajar todos juntos en esta lucha contra este flagelo que enferma y mata
a nuestros hijos. Desde que empezamos a gobernar, reconocimos el problema.
Decretamos la emergencia en seguridad y dispusimos que el Consejo de Seguridad
Interior permanezca en sesión permanente.
Al
cumplir con el compromiso que compartí con todos los candidatos a presidente de
transferir la Superintendencia Metropolitana de la Seguridad de la Policía
Federal a la Ciudad de Buenos Aires, comenzamos a trabajar para profesionalizar
y especializar en delitos complejos a nuestra Policía Federal, y que actúe en
todo el país. Aun falta mucho, pero estamos cambiando la tendencia cada día.
El
desafío de unir a los argentinos es el más importante de todos porque es el que
necesitamos para concretar el de pobreza cero y derrotar el narcotráfico.
Quienes vivimos en este país tenemos muchas heridas que sanar. Durante años
fuimos conducidos a un enfrentamiento permanente de persecuciones, choques y
negar al otro. No se sale de la cultura del enfrentamiento con venganza sino
fortaleciendo nuestra hermandad. (Aplausos.)
No
nos olvidaremos de que hace poco más de un año aparecía muerto el fiscal
Alberto Nisman en circunstancias que todavía son inciertas pero que, de a poco,
comienzan a aclararse.
No
nos olvidaremos tampoco de los argentinos víctimas del terrorismo. Acompañamos
la declaración de inconstitucionalidad del Memorándum de Entendimiento con
Irán. (Aplausos.) Queremos saber qué ocurrió; y, por eso, también elevamos a
rango de Secretaría de Estado la Unidad Especial de Investigación de la causa
AMIA. Necesitamos verdad y justicia.
También
hemos encarado una normalización de los medios públicos buscando que sean
pluralistas y de calidad, y no espacios de difusión de propaganda de gobierno.
(Aplausos.) Lo mismo hicimos con todas las expresiones culturales y de difusión
del Estado. Sostuvimos la gratuidad de Fúbtol para Todos logrando ya bajar los
costos; y seguiremos en esa línea al licitar el sistema en el segundo semestre.
Además,
hemos lanzado el Plan Belgrano, un ambicioso proyecto de reivindicación
histórica del norte argentino. Luego de muchas décadas de postergación,
desarrollaremos inversiones públicas de infraestructura productiva y social. El
objetivo es llevar desarrollo y trabajo a los que viven en las provincias del
Norte Grande. (Aplausos.)
Quiero
una Argentina unida. Y lo mismo me decían todos aquellos argentinos que me
abrieron las puertas de sus hogares, que me abrieron sus corazones, que
compartieron conmigo sus dudas, sus miedos y sus angustias. Como ese pequeño
productor que me dijo que tenía que abandonar su tierra porque eran tantas las
trabas que le ponía el Estado que ni siquiera pagaba sus insumos; o como esas
mujeres y esos hombres que me decían que no llegaban a fin de mes producto de
la inflación...
-
Manifestaciones.
Sr.
Presidente de la Nación.- ...o esos padres que no podían conciliar el sueño
hasta que sus hijos volvían a casa, por la inseguridad en la que vivimos. Es
duro, claramente, escuchar esos relatos. Es triste.
Pero
también escuché otra cosa: una esperanza arrolladora; una convicción de que
juntos vamos a salir a adelante. Por eso les prometí que no me iba a olvidar de
ellos, y no me puedo olvidar de ellos. No me quiero olvidar de ellos, es la
parte central de mi Presidencia.
Cada
día, cuando llego a mi oficina, lo que pienso es qué injusticia podemos
corregir, qué desigualdad podemos solucionar demostrando que es mentira que
eran inevitables. Y ahí está nuestro principal problema: esa negatividad que
nos ha llevado a pensar durante años que era así, que la corrupción era una
forma de ser de los argentinos, que la pobreza vino para quedarse y no tiene
solución. Yo hoy quiero denunciar esa visión triste, aplastante, frustrante,
porque no es verdad. Todo puede cambiar y ya lo estamos cambiando (Aplausos.)
-
Manifestaciones.
Sr.
Presidente de la Nación.- Por eso les pido: no tengamos miedo; no tengamos
miedo a la transformación. Estamos juntos; estamos juntos el gobierno y los
ciudadanos, los ciudadanos entre sí, y este presidente junto a 40 millones de
argentinos formando el equipo que va a
cambiar
la historia. (Aplausos.)
Desde
esta realidad en la que estamos, que no queremos negar sino transformar, vamos
a proponer una agenda de trabajo para el futuro. En primer lugar quiero
mencionar una intensa agenda para vincularnos con el mundo, para tener una
Argentina protagonista en los debates y procesos de la agenda internacional. La
Argentina puede ser parte de la solución de cuestiones globales como la agenda
de pobreza, la distribución del ingreso, la democracia y los derechos humanos,
la pelea contra el terrorismo y el narcotráfico, la investigación científica y
tecnológica, la preservación de la paz, el diálogo interreligioso, la promoción
del comercio y las inversiones y la lucha contra el cambio climático.
En
este último sentido, le pido a este Congreso que apruebe lo antes posible los
compromisos que asumimos en la última Cumbre de Cambio Climático en París,
demostrando nuestra profunda convicción en la defensa del medio ambiente.
(Aplausos.)
La
Argentina es un país que tiene todo para dar. El mundo lo está viendo y por
eso, paso a paso, nos estamos convirtiendo en un lugar del que todos quieren
saber, donde todos ven oportunidades.
Para
insertar a la Argentina en el Siglo XXI todo empieza con la educación, Ahí es
donde se gesta el futuro del futuro. Por eso, hace unas semanas, en Jujuy, el
ministro Bullrich, junto a todos los ministros de Educación de las provincias,
fijaron un acuerdo llamado Declaración de Purmamarca que traza los ejes de la
revolución educativa que queremos afianzar. Entre otros puntos, el documento
propone implementar la innovación educativa y el aprendizaje en entornos
digitales y con nuevas tecnologías, e incorporar progresivamente la jornada
extendida a través de actividades escolares, artísticas y deportivas.
En
esa declaración también se incluyó la necesidad de avanzar en la obligatoriedad
a partir de los tres años de edad. Los primeros años de vida son clave para el
desarrollo. (Aplausos.) Por eso vamos a presentar un proyecto de ley de
universalidad de la educación de nivel inicial a partir de los tres años.
El
otro proyecto de ley que considero primario para nuestro futuro es el de la
creación del Instituto de Evaluación de la Calidad y Equidad Educativa. Para
mejorar la educación tenemos que evaluar, tenemos que saber dónde estamos
parados, y permitir generar la jerarquización del rol del docente. De esta
manera, mejorando la educación pública y profundizando las políticas de ciencia
y tecnología nos iremos acercando más a una sociedad del conocimiento. El
futuro de nuestro país pasa por ese valor agregado que podemos generar a partir
de la investigación, el desarrollo y la transferencia tecnológica, la creatividad,
el pensamiento y la innovación. Pero tenemos que asegurarnos de que todos los
argentinos puedan ser parte de esta realidad. (Aplausos.)
Vamos
a trabajar también para que en cuatro años hasta el pueblito más alejado tenga
acceso a Internet con la misma tecnología, velocidad y calidad que en otros
países. Hoy esto es un derecho básico, una necesidad central para poder
desarrollar una economía del conocimiento y la innovación.
Para
cuidar a los que menos tienen vamos a proponer la devolución del IVA para los
productos de la canasta básica alimentaria. (Aplausos prolongados.)
Hemos
ampliado las asignaciones familiares y vamos a proponer ampliar la Asignación
Universal por Hijo para llegar a cada vez más niños. Además, me comprometo a
trabajar para que al final de la gestión todos los niños reciban un ingreso
universal a la niñez, proyecto de autoría de la doctora Carrió. (Aplausos.)
Espero
que en los próximos meses podamos avanzar entre todos en la búsqueda de
consensos para lograr un diseño unificado y transparente que cubra a todos los
niños.
Los
jubilados también serán una prioridad para nosotros. La enorme cantidad de
juicios previsionales marcan una deuda que aún no ha sido saldada. Debemos
trabajar juntos para construir el camino que nos permita ir normalizando lo
pendiente y, a la vez, diseñar una respuesta sustentable al reclamo del 82 por
ciento móvil. (Aplausos.)
Tenemos
que cambiar la tendencia en la lucha contra el narcotráfico. Eso va a requerir
de muchos cambios legislativos que espero el Congreso trate con la velocidad y
la seriedad que el tema requiere. Proyectos como la reforma del Código Procesal
Penal, el fortalecimiento de la justicia federal, la ley del arrepentido y del
decomiso de bienes provenientes del crimen organizado tienen que estar entre
las prioridades de este Congreso. (Aplausos.)
Para
unir a los argentinos tenemos que fortalecer nuestras instituciones. Debemos
fortalecer la transparencia y los órganos de control. Para eso, promoveremos la
rápida sanción de la ley de acceso a la información pública para que junto a la
política de gobierno abierto tengamos un Estado transparente y abierto a la
colaboración. (Aplausos.) También necesitamos una nueva ley de compras públicas
y de desarrollo de proveedores para romper los bolsones de corrupción y mejorar
la eficiencia. (Aplausos.)
Impulsaremos
una reforma de la justicia para fortalecer su independencia y mejorar su
funcionamiento. Hace falta regular la subrogancia de jueces, reformar el
Consejo de la Magistratura y reformar las leyes orgánicas del Ministerio
Público Fiscal, de la defensa pública y del Poder Judicial. También les pido
que avancemos en la designación de los jueces de la Corte Suprema, así
normalizamos lo antes posible su funcionamiento. (Aplausos.)
Ha
habido un gran consenso en que no podemos seguir votando como lo hicimos en el
2015.
Por eso, en este año en que se cumplen cien años de la elección de don Hipólito
Yrigoyen, primer presidente votado en elecciones libres. (Aplausos.)
.impulsaremos una ambiciosa reforma política. Ya estuvimos reunidos con todos
los partidos políticos y hay consensos acerca de las principales reformas:
terminar con la boleta papel, hacer independiente el control del comicio y
unificar el calendario electoral. Espero que este tema sea una demostración de
la construcción de consensos y acuerdos que demuestren que estamos a la altura
de la historia. (Aplausos.)
Debemos
unirnos en esta agenda de crecimiento y, sin importar el partido político al
que pertenezcamos, tenemos que trabajar unidos para cuidar a los argentinos.
Quiero
un país donde la igualdad no sea uniformidad. Creo en la diversidad inclusiva y
celebrada. Creo que cada uno tiene derecho a pensar como le parezca y quiero
que en este país todos podamos elegir y tener un Estado que estimule eso; pero
también quiero decirles hoy que tenemos que alejarnos definitivamente de la
viveza criolla mal entendida. (Aplausos.) .de la búsqueda del atajo. Tenemos
que apostar al trabajo en equipo. Tenemos que recordar lo que nos enseñaron
nuestros padres y abuelos, que es la cultura del trabajo, la cultura del
esfuerzo, ese esfuerzo que dignifica, ese esfuerzo que te eleva la autoestima;
esa responsabilidad del esfuerzo que te aleja de la deshonestidad y de la
improvisación. Esa responsabilidad que tiene que llevarnos a entender que no
nos podemos sentar a esperar que alguien resuelva nuestros problemas. Nosotros
con nuestro esfuerzo lo vamos a hacer. Por eso, me acordaba, alguien una vez me
dijo que yo soy un ingeniero construyendo puentes. Y esa metáfora me gustó. Me
gustaría poder hoy decirles que voy a construir un inmenso puente
que
nos lleve de las frustraciones y de las amarguras del pasado a la alegría de
construir ese futuro maravilloso. Pero ese puente no lo construye un ingeniero
ni una persona sola: ¡ese puente lo construimos todos juntos o no se construirá
jamás! (Aplausos prolongados.)
¿Cuál
es el país con el que sueño? Un país que no mienta, un país que te cuida, un
país donde la gente no se rinde, un país que crece y te ayuda a crecer, un país
que estimula el desarrollo personal y de la familia.
-
Manifestaciones en el recinto.
Sr.
Presidente de la Nación.- Un país que te convoca a tu aventura personal.
Y
yo estoy aquí en buena fe, con las mejores intenciones, sin querer tener razón,
sin resentimientos ni rencores, para proponerles una vía de crecimiento, un
proyecto de crecimiento. (Aplausos.) Estoy abierto a recibir todas las mejoras
que ustedes tengan para introducir. Es más, quiero lo mejor de cada uno de
ustedes para darle lo mejor a los argentinos. (Aplausos.)
Sé
que a los argentinos nos han prometido mucho muchas veces y nos han cumplido
muy poco. Entonces nos cuesta creer. Pero yo les digo que no les voy a mentir.
Estas transformaciones no se hacen de un día para el otro. Estas transformaciones,
estas grandes transformaciones, se llevan a cabo dando pequeños pasos todos los
días. Pero la buena noticia que tengo para darles es que ya empezamos a dar
esos pequeños pasos.
¡Porque
se puede! ¡Claro que se puede! Y por eso los invito a todos, absolutamente a
todos, a compartir estos desafíos, sabiendo que los vamos a poder llevar a
cabo. Y diciendo esto, dejo formalmente inauguradas las sesiones ordinarias del
Congreso.
Muchas
gracias. (Aplausos.)
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