RAFAEL MAROTO “Cuando las órdenes del rey se circulen
por el conducto que corresponde serán obedecidas con general satisfacción”
Proclama
de Charcas, 1824-02-23
Cuando
llegó á mis manos el papel en que os saludó el señor general D. Pedro Antonio
de Olañeta constituyéndose comandante general de las provincias del Río de la
Plata y sustrayéndose de la obediencia del Excmo. Sr. virrey del Perú, no dudé
por un momento que sus miras eran subversivas y revolucionarias. En las
primeras ocurrencias de Potosí creí que sus resentimientos personales lo
precipitaban y por el amor al orden di algunos pasos políticos de que me pesa
desengañado de sus depravadas intenciones.
Olañeta,
no dudéis, es un caudillo revolucionario porque no nos manifiesta las
credenciales que deben convencernos de la facultad que se atribuye para derogar
las leyes. ¿No es cierto que el rey nos mandó jurar la Constitución?. Sí; pues
al rey mismo es a quien toca mandar observar el sistema que hubiese adoptado
con la nación a que pertenecemos. ¿No es el Excmo. Sr. virrey nuestra cabeza y
el conducto único por donde han de comunicarse y observarse sus superiores
determinaciones?. ¿El general Olañeta se refiere acaso á algunas que
directamente ha recibido en que pudiera fundarse?. Acordaos que Casteli os
habló con el mismo lenguaje á nombre del Sr. D. Fernando VII nuestro augusto
monarca y no dudéis que Olañeta en combinación con las provincias de Jujuy y
Salta procura del mismo modo envolveros en vuestra ruina, bajo las apariencias
de la religión y el rey, cuyos sagrados nombres profana.
Ninguna
circunstancia nos cita que compruebe legalmente las ideas benéficas de Su
Majestad, ya restablecido en el trono de sus mayores, según la expresión de su
bando de 13 del presente: y entretanto debemos creer que sólo sus miras
particulares lo dirigen. Cuando las órdenes del rey se circulen por el conducto
que corresponde serán obedecidas con general satisfacción: así lo indica el
Excmo. Sr D José de la Serna en su proclama de 5 del corriente dirigida á las
corporaciones; pero mientras no llega este caso, toda otra cosa es procurar una
anarquía funesta y trastornar el buen orden de los pueblos del Perú.
Precaveos,
pues, de las desgracias que os prepara el Sr D Pedro; temed sus consecuencias y
penetraos de que el Excmo. Sr. virrey saldrá con sus disposiciones al encuentro
de unas miras tan viles, pérfidas y ambiciosas. ¿Quién ha hecho al Sr D Pedro
comandante general de las provincias del Río de la Plata y menos virrey como lo
ha publicado para seducir á los incautos y sencillos? ¿Da alguna razón positiva
derivada de la corte de Su Majestad?: Ninguna. Sólo dice que el cielo lo ha
elegido para tal empresa. ¿Qué revelación ha tenido para asegurar esta misión?.
Persuadíos que él sólo la proyecta y que por un orden regular perecerá en
ella.
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