CARLOS IV “he cedido a mi
aliado y caro amigo el Emperador de los franceses todos mis derechos sobre
España e Indias”
Abdicación,
1808-05-20
He
tenido a bien dar a mis amados vasallos la última prueba de mi paternal amor.
Su felicidad, la tranquilidad, prosperidad, conservación e integridad de los
dominios que la divina providencia tenía puestos bajo mi Gobierno, han sido
durante mi reinado los únicos objetos de mis constantes desvelos. Cuantas
providencias y medidas se han tomado desde mi exaltación al trono de mis
augustos mayores, todas se han dirigido a tan justo fin, y no han podido
dirigirse a otro. Hoy, en las extraordinarias circunstancias en que se me ha
puesto y me veo, mi conciencia, mi honor y el buen nombre que debo dejar a la
posteridad, exigen imperiosamente de mí que el último acto de mi Soberanía
únicamente se encamine al expresado fin, a saber, a la tranquilidad, prosperidad,
seguridad e integridad de la monarquía de cuyo trono me separo, a la mayor
felicidad de mis vasallos de ambos hemisferios.
Así
pues, por un tratado firmado y ratificado, he cedido a mi aliado y caro amigo
el Emperador de los franceses todos mis derechos sobre España e Indias;
habiendo pactado que la corona de las Españas e Indias ha de ser siempre
independiente e íntegra, cual ha sido y estado bajo mi soberanía, y también que
nuestra sagrada religión ha de ser no solamente la dominante en España, sino
también la única que ha de observarse en todos los dominios de esta monarquía.
Tendréislo entendido y así lo comunicaréis a los demás consejos, a los
tribunales del reino, jefes de las provincias tanto militares como civiles y
eclesiásticas, y a todas las justicias de mis pueblos, a fin de que este último
acto de mi soberanía sea notorio a todos en mis dominios de España e Indias, y
de que conmováis y concurran a que se lleven a debido efecto las disposiciones
de mi caro amigo el emperador Napoleón, dirigidas a conservar la paz, amistad y
unión entre Francia y España, evitando desórdenes y movimientos populares,
cuyos efectos son siempre el estrago, la desolación de las familias, y la ruina
de todos.
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