FRANCISCO FRANCO “Mucha ha sido la sangre derramada y
mucho ha costado a las madres españolas nuestra Santa Cruzada para que
permitamos que la Victoria pueda lograrse por los agentes extranjeros
infiltrados en las Empresas o por el torpe murmurar de gentes mezquinas y sin
horizontes”
Discurso
de la victoria, 1939-05-19
Yo
quisiera, españoles, que la unidad sagrada que alienta en vuestro común entusiasmo,
y en el fervor por la obra de nuestros combatientes, no decaiga jamás; ha sido
la base de nuestra Victoria, y en ella se asienta el edificio de la nueva
España.
Yo
no puedo ocultaros en este día los peligros que todavía acechan a nuestra
Patria.
Terminó
el frente de la guerra pero sigue la lucha en otro campo.
La
Victoria se malograría si no continuásemos con la tensión y la inquietud de los
días heroicos, si dejásemos en libertad de acción a los eternos
disidentes, a los rencorosos, a los egoístas, a los defensores de una
economía liberal que facilitaba la explotación de los débiles por los
mejor dotados.
No
nos hagamos ilusiones: el espíritu judaico que permitía la alianza del gran
capital con el marxismo, que sabe tanto de pactos con la revolución antiespañola,
no se extirpa en un dia, y aletea en el fondo de muchas conciencias.
Mucha
ha sido la sangre derramada y mucho ha costado a las madres españolas
nuestra Santa Cruzada para que permitamos que la Victoria pueda lograrse
por los agentes extranjeros infiltrados en las Empresas o por el torpe
murmurar de gentes mezquinas y sin horizontes.
Hacemos
una España para todos: vengan a nuestro campo los que arrepentidos de corazón
quieran colaborar a su grandeza; pero si ayer pecaron, no esperen les demos
el espaldarazo mientras no se hayan redimido con sus obras.
Para
esta gran etapa de la reconstrucción de España necesitamos que nadie
piense volver a la normalidad anterior; nuestra normalidad no son los
casinos ni los pequeños grupos, ni los afanes parciales. Nuestra
normalidad es el trabajo abnegado y duro de cada día para hacer una Patria
nueva y grande de verdad. (...)
Pero
para coronar nuestra gran obra necesitamos que a la Victoria militar acompañe
la politica; no basta ordenar la unidad sagrada, hace falta trabajarla,
llevar la doctrina y las nuevas consignas a todos los lugares, que
vosotros seáis los colaboradores de la nueva empresa, de la que son
fuerzas de choque la juventud heroica que en los frentes de batalla y en
las cárceles sombrías recogieron de labios de tantos héroes su último:
¡ARRIBA
ESPAÑA!
Esta
es la misión de nuestro Movimiento.
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