BARACK OBAMA “Son los soñadores,
—sin importar que tan humildes o pobres o aparentemente impotentes— quienes son
capaces de cambiar el curso de los eventos humanos”
El
discurso en la VII Cumbre de las Américas , Panamá, 4.11.2015
Buenas
tardes. Gracias, Presidente Varela. Muchas gracias Panamá, por organizar la
Cumbre de las Américas. Y le doy las gracias a todos los que viajaron hasta
aquí desde toda la región por el valiente trabajo que hacen por defender la
libertad y los derechos humanos, y por promover la igualdad, oportunidades y
justicia en todo el hemisferio y el mundo.
Me
enorgullece estar aquí con ustedes en esta reunión oficial con los líderes de
las sociedades civiles en la Cumbre de las Américas. Y me complace que Cuba esté
representado en esta cumbre por primera vez.
Estamos
aquí por una razón muy simple. Creemos que los países fuertes y exitosos
requieren sociedades civiles fuertes y dinámicas. Sabemos que a través de
la historia, el progreso humano se ha visto impulsado no solo por líderes
famosos, no solo por estados, sino por hombres y mujeres comunes que creen que
el cambio es posible; por ciudadanos que están dispuestos a enfrentarse a
probabilidades increíbles y grandes peligros no solo para proteger sus propios
derechos, sino para extender los derechos a los demás.
Tuve
la oportunidad de reflexionar sobre esto el mes pasado cuando estaba en la
pequeña ciudad de Selma, Alabama. Es posible que algunos de ustedes hayan
oído hablar de ella. Es un lugar en donde, hace 50 años, afroamericanos
marcharon en protestas pacíficos y no violentas, que no era para solicitar un
tratamiento especial, sino para que se les trata con igualdad, de acuerdo con
los documentos de fundación de nuestra Declaración de Independencia, nuestra
Declaración de Derechos. Ellos eran parte de un movimiento de derechos
civiles que había soportado la violencia y represión durante décadas, y las
soportaron de nuevo ese día, ya que muchos de los manifestantes fueron
golpeados.
Pero
siguieron marchando. Y a pesar de las golpizas de ese día, regresaron
junto con más personas. Y la consciencia de una nación se agitó.
Sus esfuerzos doblaron, de acuerdo con las palabras del Dr. Martin Luther King,
el arco del universo moral hacia la justicia. Y fue su visión de una
sociedad más justa, inclusiva y generosa que triunfó al último. Y la
única razón por la que estoy aquí como el Presidente de Estados Unidos es
porque esas personas comunes, sirvientas, empleados de limpieza y maestros de
escuelas, estuvieron dispuestos a soportar sufrimientos por mí.
(Aplausos.)
Esa
es la razón por la que creo tan fuertemente en el trabajo que ustedes
hacen. Son los soñadores, —sin importar que tan humildes o pobres o
aparentemente impotentes— quienes son capaces de cambiar el curso de los
eventos humanos. Lo vimos en Sudáfrica, en donde los ciudadanos se
levantaron en contra del azote del apartheid. Lo vimos en Europa, en
donde los polacos marcharon en solidaridad para ayudar a derribar la Cortina de
Hierro. En Argentina, en donde las madres de los desaparecidos hablaron
en contra de la Guerra Sucia. Es la historia de mi país, en donde los
ciudadanos trabajaron para abolir la esclavitud y establecer los derechos de
las mujeres, trabajadores, gays y lesbianas.
No
digo que mi país es perfecto, ya que no lo somos. Y ese es el
punto. Siempre debemos tener ciudadanos que estén dispuestos a cuestionar
y afrontar a nuestro gobierno, y a identificar las injusticias. Tenemos
que batallar con nuestros propios desafíos; desde problemas de raza, hasta la
policía y la desigualdad. Pero lo que me hace más orgulloso sobre el
ejemplo extraordinario de Estados Unidos no es que somos perfectos, sino que
batallamos con eso, y tenemos un espacio abierto en el cual la sociedad continuamente
puede intentar de hacernos una unión más perfecta.
Nos
hemos enfrentado, a un gran precio, por la libertad y la dignidad humana, no
solo en nuestro propio país, sino en otros lados. Estoy orgulloso de
eso. Y aceptamos nuestra capacidad de convertirnos mejores por medio de
nuestra democracia. Y eso requiere más que solo el trabajo del
gobierno. Demanda el trabajo duro y frustrante a veces, pero que es
absolutamente vital, de los ciudadanos comunes que se unen para formar una
causa común.
Por
lo que la sociedad civil es la consciencia de nuestros países. Es el
catalizador del cambio. Es la razón por la que las naciones fuertes no le
temen a los ciudadanos activos. Las naciones fuertes aceptan, apoyan y
empoderan a los ciudadanos activos. Y por cierto, no es como si los
ciudadanos activos siempre tienen la razón. A veces la gente me grita o
discute conmigo, y yo pienso: usted no tiene idea de lo que está
hablando. Pero a veces sí. Y la cuestión no se trata de saber si
siempre tienen la razón; la cuestión es saber si hay una sociedad en la que esa
conversación, ese debate, se puede probar y las ideas se prueben en el mercado.
Y
debido a los esfuerzos de la sociedad civil, ahora, en general, hay un consenso
en el continente americano sobre la democracia y los derechos humanos, y el
desarrollo social e inclusión social. Reconozco que hay grandes
diferencias sobre el papel de la sociedad civil, pero creo que todos nos
podemos beneficiar al tener un diálogo abierto, tolerante e inclusivo. Y
debemos rechazar la violencia o intimidación que esté enfocada en silenciar las
voces de las personas.
La
libertad de ser escuchado es un principio con el que el continente americano
está comprometido en general. Y eso no significa, como dije, que vamos a
estar de acuerdo en cada problema. Pero debemos resolver aquellos con
franqueza, honestidad y civilmente, y darle la bienvenida a las voces de todas
las personas en los debates que formarán el futuro del hemisferio.
(Aplausos.)
Solo
para brindar un ejemplo: A medida que Estados Unidos comienza un nuevo
capítulo de relaciones con Cuba, esperamos que eso cree un ambiente que mejore
las vidas de los cubanos; no porque está impuesto por nosotros, los Estados
Unidos, sino a través del talento, ingenio y aspiraciones, y las conversaciones
entre cubanos de todas las clases sociales, para que ellos puedan decidir el
mejor curso de su prosperidad.
Mientras
avanzamos en el proceso de normalización, tendremos diferencias, entre gobierno
y gobierno, con Cuba en muchos problemas, al igual que tenemos diferencias con
otras naciones en el continente americano, y al igual que tenemos diferencias
con nuestros aliados más cercanos. No hay nada de malo con eso.
Pero estoy aquí para decir que cuando manifestemos nuestra opinión, lo haremos
porque los Estados Unidos de América cree, y siempre representará, un cierto
conjunto de valores universales. Y cuando nos asociamos con una sociedad
civil, es porque creemos que nuestra relación debe ser con gobiernos y con las
personas a las que representan.
Es
también porque creemos que su trabajo es más importante que nunca. Aquí
en el continente americano, la desigualdad aún encierra a muchas personas de
nuestras economías. La discriminación aún encierra a demasiadas personas
en nuestras sociedades. Alrededor del mundo, aún hay demasiados lugares
en donde se pasan leyes para reprimir a la sociedad, en donde los gobiernos
cortaron fondos para grupos con los que no están de acuerdo. En donde la
corrupción acaba con los empresarios. En donde se encierran a activistas
y periodistas bajo cargos falsos porque se atreven a criticar al
gobierno. En donde, la manera en que uno se vea, la manera en que uno
rece o la persona a quien ama, puede conducir a la cárcel o a la muerte.
Y
ya sea que se traten de represiones en contra de la libertad de expresión en
Rusia o China, o restricciones de libertad de asociación y reunión en Egipto, o
campos de prisión a cargo del régimen de Corea del Norte, los derechos humanos
y libertades fundamentales aún están en riesgo alrededor del mundo. Y
cuando eso sucede, creemos que tenemos una obligación moral de manifestarnos.
También
sabemos que nuestro apoyo a la sociedad civil no solo se trata de lo que
estamos en contra, sino también lo que apoyamos. Debido a que nos hemos
dado cuenta que los gobiernos más eficaces y receptivos, por lo general son
gobiernos en donde la gente se puede reunir de forma libre, expresarse y
realizar solicitudes a sus líderes, y pedir que rindan cuentas.
Sabemos
que nuestras economías atraen más comercio e inversiones cuando los ciudadanos
tienen la libertad de comenzar un nuevo negocio sin tener que pagar un
soborno. Sabemos que nuestras sociedades tienen más probabilidad de
tener éxito cuando todas las personas, sin importar el color, clase, credo,
orientación sexual o género, tienen la libertad de vivir, rezar y amar como
quieran. Eso es lo que creemos.
Y
cada vez más, la sociedad civil es una fuente de ideas de todo tipo de cosas;
desde promover la transparencia y expresión libre, hasta revertir desigualdades
y rescatar a nuestro medio ambiente. Es por eso que, como parte de
nuestra Iniciativa de Apoyo a la Sociedad Civil, nos hemos unido a personas de
todo el mundo para luchar en contra de aquellos que niegan su derecho a que lo escuchen.
La misión de nuestro gobierno no solo es proteger a los grupos de la sociedad
civil, sino asociarnos con ustedes y empoderarlos con el conocimiento,
tecnología y recursos para transformar las ideas en acciones. Y EE. UU.
apoya los esfuerzos por establecer un papel permanente y significativo para las
sociedades civiles en las Cumbres de las Américas futuras. (Aplausos.)
Permítanme
solo decir que, cuando los Estados Unidos vea que se cierren espacios de la
sociedad civil, trabajaremos para abrirlos. Cuando se realicen esfuerzos
por colocarles obstáculos, trataremos de conectarlos entre sí. Cuando
estén en silencio, trataremos de hablar a su lado. Y cuando estén
reprimidos, queremos ayudar a fortalecerlos. A medida que trabajan para
obtener cambios, los Estados Unidos estarán con ustedes en cada paso del
camino. Tenemos respeto por las diferencias entre nuestros países.
Ya pasaron los días en que nuestra agenda en este hemisferio a menudo presumía
que Estados Unidos podía entrometerse con la impunidad. (Aplausos.)
Pero
lo que significa es, y tenemos que ser muy claros que cuando hablamos a nombre
de alguien que ha estado encarcelado por la única razón de que habló verdades
ante el poder, cuando ayudamos a una organización que intenta empoderar a un
grupo minoritario dentro de un país para obtener más acceso a recursos, no lo
hacemos porque satisface nuestros propios intereses; lo hacemos porque creemos
que lo que se debe hacer. (Aplausos.) Y eso es importante.
Y
espero que todos los demás países en la Cumbre de las Américas se unan a
nosotros para ver que eso es importante. Porque a veces, sin importar lo
difícil que sea, es importante que nosotros podamos hablar de forma honesta y
franca a nombre de personas que son vulnerables, impotente y que no tienen
voz. Yo sé, porque hubo un momento en nuestro propio país en donde habían
grupos que no tenían voz y poder. Y debido a la opinión mundial, se ayudó
a cambiar esas circunstancias. Tenemos una deuda por pagar, porque las
voces de las personas comunes nos han hecho mejor. Esa es una deuda que
quiero estar seguro que reintegremos en este hemisferio y en todo el mundo.
Muchas
gracias a todos. Dios los bendiga.
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