JUAN MANUEL SANTOS “Colombianos de muy diferentes
convicciones políticas, incluyendo muchos que no simpatizaban con mi gobierno,
se movilizaron alrededor de una causa, que es la causa de la paz”
Discurso
de victoria, 2014-06-15
¡Muchas
gracias, Colombia! ¡Muchas gracias, colombianos!
Muchas
gracias a estos niños que me acompañan, ¡que serán la generación de la
paz!
Hoy
ha triunfado la unidad.
Millones
de compatriotas apoyaron un sueño que compartimos.
Votaron
por la ilusión de cambiar el miedo por la esperanza.
¡Muchas
gracias!
Su
apoyo nos obliga a trabajar y a mejorar cada día más.
Su
apoyo nos compromete a seguir transformando las vidas de millones de personas
como Ana Mercedes Plata, esa abuelita tan llena de afecto que –con su
espontaneidad y sinceridad– nos alegró el final de esta campaña.
Cuando
la visité en Villavicencio vi en su rostro las huellas de la desigualdad y de
la guerra, pero también el brillo de la ilusión de que podemos construir un
país mejor y más justo.
Hoy
le digo a doña Mechas: No se preocupe. ¡Aquí está su “Juanpa”!
¡Vamos
a seguir cumpliéndoles a los más pobres, a los más vulnerables, a los niños, a
las mujeres y los adultos mayores!
*****
Estas
han sido unas elecciones distintas.
Lo
que estaba en juego no era el nombre de un candidato, sino un rumbo para el
país.
Colombianos
de muy diferentes convicciones políticas, incluyendo muchos que no simpatizaban
con mi gobierno, se movilizaron alrededor de una causa, que es la causa de la
paz.
Se
movilizaron porque saben que la historia tiene sus momentos, y que este es el
momento de la paz.
El
momento de terminar este largo y cruento conflicto.
El
momento de reconocer y responderles a todas las víctimas.
El
momento de reconstruir las regiones azotadas durante décadas por la
violencia.
El
momento de trabajar más, mucho más, por la justicia social.
El
momento de unirnos todos alrededor de un propósito común, del valor supremo de
cualquier nación, como es la paz.
Ese
fue el deseo y el mandato que expresaron los colombianos.
Un
mandato que recibo con profundo agradecimiento y con toda humildad.
Y
a eso dedicaré todas mis energías y las de mi gobierno.
Vamos
a corregir todo lo que haya que corregir.
Vamos
a ajustar todo lo que haya que ajustar.
Y
vamos a reformar lo que haya que reformar.
Porque
a eso nos debe llevar la paz: a poner en marcha profundas reformas en nuestro
país.
Pero
la exigencia no es solo para el Gobierno.
El
mensaje para las FARC y el ELN es claro.
Este
es el fin, y hay que llegar a él con seriedad y decisión.
Este
es el fin de más de 50 años de violencia en nuestro país y el comienzo de una
nueva Colombia con más libertad y más justicia social, ¡una Colombia en paz
consigo misma!
Sabemos
que concluir las negociaciones no será fácil.
Bien
dijo el Papa Francisco hace unos días:
“Para
conseguir la paz, se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. Se
necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo
y no a la violencia”.
Es
cierto: no es ni será fácil. Siempre hay obstáculos. Siempre hay
enemigos.
Durante
la campaña muchos mostraron su escepticismo acerca de la posibilidad de
alcanzar la paz y su temor de que lo hiciéramos a cualquier precio.
Recibimos
su mensaje.
Esta
no será –y así lo he dicho siempre– una paz con impunidad. ¡Será una paz
justa!
Tendremos
que dar pasos difíciles para asegurar que sea duradera. Y necesitaré el apoyo
de los colombianos para hacerlo.
Esta
paz será posible –además– gracias al valor y determinación de nuestras Fuerzas
Armadas.
La
paz será su victoria y por eso todos los colombianos les debemos gratitud y
admiración a nuestros soldados de tierra, mar y aire, y a nuestros
policías.
Y
vamos a agradecerle a nuestra fuerza pública modernizándola y haciéndola aún
más fuerte.
Porque
no se trata solo del fin de la guerra.
Esta
es una gran oportunidad para nuestro país.
Una
oportunidad para crear más trabajo, para parar el crimen, para mejorar la
educación de nuestros hijos y para asegurar que el crecimiento de nuestra
economía beneficie a todos.
Sin
el peso del conflicto sobre nuestras cabezas, ¡Colombia será mucho más
grande!
*****
Al
exministro Oscar Iván Zuluaga –junto con su esposa Marta Ligia y su familia– lo
saludo y lo felicito por su votación.
Y
a los colombianos que no votaron por mí les digo: gobernaré con el mayor
respeto por mis adversarios políticos.
De
eso se trata la paz: de entender que estamos en diferentes orillas en la
contienda política pero respetamos nuestras diferencias.
No
reconozco enemigos. No guardamos rencor.
Desterremos
para siempre el odio y la violencia de nuestra democracia.
Pero
les digo sobre todo que se unan a este propósito de paz, porque la paz no será
la paz de Juan Manuel Santos, ni será la paz de este gobierno.
Será
la paz de todos los colombianos. ¡Será la paz de ustedes!
Este
es uno de los momentos más importantes de nuestra historia, y necesito su
ayuda.
Por
eso los invitos a todos, a los 47 millones de colombianos, ¡a la UNIDAD POR LA
PAZ!
*****
Ayer
jugó nuestra selección de fútbol… Ganó con contundencia, mostró de qué estamos
hechos los colombianos y una vez más nos llenó de orgullo.
Nuestros
jugadores nos enseñan que no es posible llegar a las grandes ligas jugando como
individuos: ¡es indispensable trabajar en equipo!
Nos
enseñan que para jugar en equipo hay que compartir un sueño, y hay que tener disciplina
y perseverancia.
Por
nuestros hijos y por las nuevas generaciones de colombianos, ¡vamos a conformar
una selección nacional de gobierno para seguir construyendo un país más justo e
igualitario!
A
este segundo mandato llegamos con el conocimiento y la experiencia de 4 años de
un gobierno lleno de logros, pero también de tareas pendientes que debemos
acelerar o corregir.
En
mi recorrido por las regiones del país escuché las sugerencias para que
avancemos en la descentralización y para que profundicemos nuestra política
social.
Y
eso es lo que vamos a hacer. Porque habrá ¡más obras y más recursos para
nuestro Caribe! ¡Más para nuestro Pacífico! ¡Más para nuestras fronteras! ¡Más
para nuestra Orinoquía y Amazonía!
El
nuestro ha sido –y seguirá siendo– ¡el gobierno de las regiones y un gobierno
para cerrar las brechas!
*****
Quiero
agradecer a Germán Vargas Lleras; a Luz María, su esposa, y a Clemencia, su
hija.
Germán,
usted ha sido un coequipero maravilloso.
Sus
convicciones y su coraje; su gestión como ministro, donde se ganó el cariño de
millones de colombianos, nos ayudaron a llegar hasta aquí.
Será
usted un vicepresidente presente en las tareas de gobierno porque Colombia lo
necesita. ¡Gracias, Germán!
Quiero
agradecer al expresidente Gaviria, quien contribuyó con su conocimiento, con su
experiencia y con su liderazgo, a que llegáramos a la meta final. ¡Gracias,
presidente Gaviria!
También
quiero hacer un reconocimiento a Clara López y a su compañera de fórmula Aída
Avella porque en la primera vuelta hicieron una campaña de altura, y ahora –a
pesar de las diferencias– han tenido el coraje de apostarle a la paz.
Y
agradezco la hidalguía de mi contendor en los pasados comicios presidenciales,
el profesor Antanas Mockus, quien nos apoyó, recordando que la vida es sagrada
y la paz va en serio.
Y
gracias, ¡muchas gracias!, a tantos otros dirigentes de izquierda,
independientes, intelectuales y artistas; movimientos sociales, de mujeres, de
víctimas, campesinos, afrocolombianos, indígenas, ambientalistas, maestros y
sindicatos que se sumaron porque comparten nuestros anhelos de paz con sentido
social.
Sus
aportes –y también sus críticas– serán siempre escuchados y serán tenidos en
cuenta.
Gracias
–por supuesto– a los partidos de la Unidad Nacional: al Partido de la U,
liderado por Sergio Díaz-granados; al Partido Liberal, liderado por Simón
Gaviria y con ese gran coequipero que ha sido Juan Fernando Cristo, y a Cambio
Radical, liderado por Carlos Fernando Galán.
Gracias
porque avalaron mi candidatura y trabajaron sin pausa, en todas las regiones,
por sacar adelante nuestra propuesta.
Gracias
a tantos líderes y miembros del Partido Conservador, encabezados por el
expresidente Belisario Betancur; del Partido Verde –A Lucho Garzón y Alfonso
Prada, gracias por ese trabajo que hicieron–, del Movimiento Progresistas, del
Polo Democrático, de la Alianza Social Independiente, de la Unión Patriótica,
de Opción Ciudadana, de Aíco, que nos apoyaron en esta segunda vuelta y fueron
decisivos para el triunfo. A LGTBI también muchas gracias, claro que sí.
A
quienes votaron por el simple hecho de apoyar la paz pero han sido críticos de
nuestras políticas en otros frentes les digo hoy que asumo ese respaldo como un
gigante desafío: ¡que en 4 años nadie se arrepienta de haber votado por
nosotros!
¡No
les fallaremos! ¡A Colombia no le fallaremos en nuestro compromiso por la paz
con más justicia social!
Y
desde ahora los convoco a todos para que en el nuevo Congreso, que instalaré el
20 de julio, saquemos adelante las reformas que hacen falta para garantizar esa
paz y esa equidad.
Por
supuesto, gracias, ¡muchas gracias!, a nuestro gerente Roberto Prieto y a TODO
el gran equipo de la campaña.
Gracias
a los voluntarios, a los jóvenes, a los que trabajaron a brazo partido, acá y
en las regiones, durante estos meses.
Cuentan
con mi gratitud de corazón y para siempre.
Y
gracias, gracias a esta familia hermosa que me acompaña y me ha acompañado en
las buenas y en las malas.
Gracias
a María Clemencia, a Martín, a María Antonia y a Esteban, ellos son mi fuerza y
mi estímulo para continuar, como son las familias de todos los
colombianos.
Quiero
también agradecerles a mi padre y a mi madre. Agradeciéndoles esos principios y
esos valores que me inculcaron desde el primer día de mi vida. Principios y
valores que les inculcado a mis hijos. Principios y valores que he mantenido
como brújulas y mapas durante mi Gobierno. La decencia, el juego limpio, la
transparencia, esos principios deben ser siempre principios rectores de todo
ciudadano.
Hace
casi dos meses nos dejó Gabo, nuestro Nobel, pero nos quedan sus obras y, sobre
todo, nos queda su palabra.
Él
nos invitó una vez –hace 20 años– a que tuviéramos una educación desde la cuna
hasta la tumba, inconforme y reflexiva.
Él
habló de una educación que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora
que hemos despilfarrado en la violencia, y que nos abra a todos una segunda
oportunidad sobre la tierra.
Y
Gabo nos invitaba a hacerlo por el país próspero y justo que soñamos: ¡por un
país al alcance de los niños!
Hoy,
colombianos, al recibir su voto de confianza para un segundo periodo de
gobierno, me comprometo con ustedes a trabajar por ese país que soñó Gabo y
soñamos todos nosotros.
Y
me encomiendo a Dios para lograrlo.
UN
PAÍS AL ALCANCE DE LOS NIÑOS.
UN
PAÍS CON OPORTUNIDADES PARA TODOS.
UN
PAÍS RECONCILIADO.
¡UN
PAÍS EN PAZ!
Porque
todos UNIDOS, todos UNIDOS… ¡TODOS UNIDOS HAREMOS LA PAZ!
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