CHARLIE CHAPLIN “El odio pasará y caerán los dictadores,
y el poder que se le quitó al pueblo se le reintegrará al pueblo, y, así,
mientras el Hombre exista, la libertad no perecerá”
Discurso final de la
película "El gran dictador", de 1940
"Lo
siento.
Pero... yo no quiero ser emperador.
Ese
no es mi oficio, sino ayudar a todos si fuera posible.
Blancos
o negros. Judíos o gentiles.
Tenemos
que ayudarnos los unos a los otros; los seres humanos somos así. Queremos hacer
felices a los demás, no hacernos desgraciados. No queremos odiar ni despreciar
a nadie. En este mundo hay sitio para todos y la buena tierra es rica y puede
alimentar a todos los seres.
El
camino de la vida puede ser libre y hermoso, pero lo hemos perdido.
La
codicia ha envenenado las armas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado
hacia las miserias y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos
encarcelado a nosotros mismos. El maquinismo, que crea abundancia, nos deja en
la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos. Nuestra inteligencia,
duros y secos. Pensamos demasiado, sentimos muy poco. Más que máquinas
necesitamos más humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin
estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio
nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos
exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros.
Ahora
mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo, millones de hombres
desesperados, mujeres y niños, víctimas de un sistema que hace torturar a los
hombres y encarcelar a gentes inocentes.
A
los que puedan oírme, les digo: no desesperéis. La desdicha que padecemos no es
más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino
del progreso humano.
El
odio pasará y caerán los dictadores, y el poder que se le quitó al pueblo se le
reintegrará al pueblo, y, así, mientras el Hombre exista, la libertad no
perecerá.
Soldados:
No os entreguéis a ésos que en realidad os desprecian, os esclavizan,
reglamentan vuestras vidas y os dicen qué tenéis que hacer, qué decir y qué
sentir. Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como a ganado y como carne de
cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquina, con
cerebros y corazones de máquina. Vosotros no sois ganado, no sois máquinas,
sois Hombres. Lleváis el amor de la Humanidad en vuestros corazones, no el
odio. Sólo los que no aman odian, los que nos aman y los inhumanos.
Soldados:
No luchéis por la esclavitud, sino por la libertad. En el capítulo 17 de San
Lucas se lee: "El Reino de Dios no está en un hombre, ni en un grupo de
hombres, sino en todos los hombres..." Vosotros los hombres tenéis el
poder. El poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, el poder de
hacer esta vida libre y hermosa y convertirla en una maravillosa aventura. En
nombre de la democracia, utilicemos ese poder actuando todos unidos. Luchemos
por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres un trabajo, a la
juventud un futuro y a la vejez seguridad. Pero bajo la promesa de esas cosas,
las fieras subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas
ni nunca las cumplirán.
Los
dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo.
Luchemos
ahora para hacer realidad lo prometido.
Todos
a luchar para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para
eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la
razón.
Un
mundo donde la ciencia, el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.
Soldados:
En nombre de la democracia, debemos unirnos todos."
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