MAURICIO MACRI “Los argentinos elegimos ese camino, el de
confiar unos en otros, el de dialogar y hablar con la verdad”
Discurso en la 71°
Asamblea General de las Naciones Unidas, Sala de la Asamblea General, Nueva
York, Martes 20 de septiembre de 2016
Señor
Presidente, Señor Secretario General, estimados Jefes y Jefas de Estado y de
Gobierno, señoras y señores: es un honor para mí estar hoy acá, por primera
vez, representando a la República Argentina ante esta Asamblea General.
Vivimos
en una época de grandes transformaciones globales, donde los cambios son cada
vez más veloces, y nos presentan nuevas oportunidades. El siglo XXI nos pone
frente a un desafío constante: adaptarnos a las nuevas realidades de la
interdependencia mundial. La construcción del orden internacional moderno es
una tarea permanente en la que todos somos protagonistas.
Los
principios de esta Organización nos guían a estimular el diálogo y la
cooperación entre nuestros países para lograr el desarrollo, la paz y la
seguridad internacional. En estos 71 años de las Naciones Unidas, se hicieron
importantes avances, pero todavía queda mucho trabajo por delante.
La
ONU nos propone un horizonte hacia donde debemos avanzar: la agenda 2030 es un
camino a transitar juntos. Estoy orgulloso de representar a un país que ha
contribuido al marco legal internacional, impulsando avances en derechos
humanos, derecho humanitario y la solución pacífica de conflictos. Miramos los
objetivos de desarrollo sostenible y nos enorgullece que nuestras prioridades
de Gobierno estén alineadas con las de la sociedad internacional.
En
la Argentina nos hemos planteado como horizonte tres grandes objetivos: la
primera meta es avanzar hacia pobreza cero; esto es lograr un país con igualdad
de oportunidades, donde nuestros hijos puedan ser protagonistas de su futuro, y
donde cada argentino pueda desarrollar su potencial. Un país como el nuestro,
que es una potencia productora de alimentos, no puede aceptar que haya personas
pasando hambre en ningún lugar.
El
segundo objetivo es derrotar el narcotráfico: el problema mundial de las
drogas, las adicciones y la violencia social del crimen organizado, nos tiene
que poner a trabajar juntos en una agenda integral, basada en los derechos
humanos, y concentrada tanto en la oferta como en la demanda.
La
tercera meta es unir a los argentinos a través del diálogo, el respeto a la
ley, y el fortalecimiento de la democracia; porque en el siglo XXI la calidad
de liderazgo político se mide por la capacidad de construir puentes y crear
confianza, esos elementos que necesita toda sociedad para solucionar.
Los
argentinos elegimos ese camino, el de confiar unos en otros, el de dialogar y
hablar con la verdad. Un paso importante en ese sentido fue trabajar sobre los
problemas del pasado para poder mirar hacia el futuro. Normalizamos la
macroeconomía, comenzamos a fortalecer las relaciones con nuestros vecinos, y
nos estamos vinculando de forma madura con el resto de los países y los
organismos multilaterales. Y ya se están empezando a ver los resultados:
volvimos a los mercados internacionales de crédito y muchas empresas han
demostrado que confían en la Argentina; cada día se anuncian más inversiones,
que se van a traducir en empleos y pondrán al país en el camino de la expansión
de la economía.
Los
argentinos estamos listos para entrar al siglo XXI y asumir nuestro rol en la
sociedad internacional, pero ninguno de estos objetivos los vamos a conseguir
solos. Tenemos que trabajar juntos, empezando por los vecinos; soy de una
región que se piensa a sí misma como un vecindario común con desafíos
compartidos y en los últimos años Latinoamérica hizo grandes esfuerzos para
reducir la pobreza, gracias a políticas sociales robustas y a las condiciones
económicas internacionales muy favorables.
Pero
hoy el contexto es diferente pues todos los países hemos visto disminuir
nuestro crecimiento y el comercio global muestra un desempeño magro. En el
plano regional la balanza comercial es menos favorable y la inflación castiga a
los que menos tienen, pero en la Argentina somos optimistas.
Sabemos
que para crecer con inclusión América latina cuenta con gran talento humano,
además de riquezas naturales inigualables, y mientras en el mundo hay
tendencias que generan preocupación e incertidumbre llegan de nuestra región
noticias alentadoras, como la normalización de las relaciones entre Cuba y los
Estados Unidos y como el proceso de construcción de paz, en Colombia.
Además,
se están dando las condiciones para crear un corredor de paz, del Atlántico al
Pacífico en toda la región, el cual contribuye a la estabilidad y prosperidad
regional. Pero los desafíos de las gobernanza global, en el siglo XXI, no son
de la exclusividad de algunos países o regiones; nos conciernen a todos.
Debemos cooperar pensando globalmente y actuando localmente, sin perder de
vista el primer principio de esta organización, que se basa en la igualdad
soberana de todos sus miembros. Un mundo con más voces es un mundo más justo.
Por
eso es importante que continuemos edificando un sistema, basado en reglas
claras, que refleje la diversidad y pluralidad, y facilite los consensos.
El
cambio climático es el desafío más importante, más grande de la humanidad y
sólo siendo conscientes de esto podremos progresar, sin poner en jaque nuestro
futuro y el de las próximas generaciones.
En
Argentina, estamos haciendo una apuesta ambiciosa - en materia de energías
renovables – para desarrollar nuestro potencial en sectores, como la generación
de solar, eólica y la biomasa.
Firmamos
el Acuerdo de París y estamos orgullosos de ser uno de los primeros países en
culminar el proceso de ratificación. Por eso hacemos un llamado a la sociedad
internacional para que haga su mayor esfuerzo y pronta podamos celebrar la
entrada en vigencia de este acuerdo, tan importante para nuestro futuro.
Otro
gran desafío es la problemática de los refugiados; si bien hace un año nos
comprometimos a no dejar a nadie atrás, hoy las imágenes de las que somos
testigos nos duelen y nos preocupan. La realidad pide que hagamos algo más.
Nuestros “Cascos Blancos” son ampliamente reconocidos por su compromiso, en
materia humanitaria. Por eso - en mayo pasado - la Argentina dijo presente en
la zona de conflicto sirio, brindando ayuda en un campo de refugiados en el
Líbano.
Y
quiero anunciarles que vamos a ampliar la recepción de los refugiados de Siria
o de sus países vecinos, privilegiando a grupos familiares con niños. Creamos
un Gabinete Nacional de ministros, a cargo de la ampliación del programa
humanitario vigente, que articula ministerios y gobernaciones y vela por las
medidas de seguridad y la plena integración social.
Podremos
ir incrementando gradualmente nuestra capacidad de recepción, en la medida que
el acompañamiento financiero, la asistencia técnica y el apoyo logístico
internacional nos lo permita.
La
igualdad de género es, también, un objetivo primordial por el que tenemos que
trabajar con convicción y voluntad política. La Argentina está asumiendo el
empoderamiento integral de las mujeres, como política de Estado. Creamos el
Plan Nacional de Acción de Prevención de Asistencia a Mujeres en Riesgo para
terminar con la violencia contra las mujeres, en todas sus formas. Estamos
trabajando con un enfoque transversal para que la mujer tenga las mismas
oportunidades que los hombres, en la vida social, política, económica y
cultural del país.
En
ese sentido, quiero agradecerle el apoyo que ha recibido nuestra Canciller para
la Secretaría General de Naciones Unidas. En el siglo XXI, tener a una mujer –
al frente de esta organización – sería un ejemplo alentador.
Cuando
se creó esta organización los países asumimos el compromiso de mantener la paz
y la seguridad internacional, sin embargo vivimos en un mundo cada vez más
violento, donde el extremismo radical amenaza a inocentes y a población
vulnerables. Recuerdan, en 1992 y 1994, Argentina fue víctima del terrorismo
internacional con dos atentados, de los que esperamos mayor colaboración
internacional para su esclarecimiento y castigo a los culpables. Mi país
condena a todos grupo, que con su accionar busque promover el terror, en
cualquier lugar del planeta.
En
los últimos años este fenómeno se ha agravado y para detenerlo la cooperación
internacional es indispensable. Por eso, tenemos que promover el desarrollo -
dentro y fuera de nuestros países – porque el desarrollo no termina en la
frontera.
El
crecimiento con inclusión, el diálogo, la tolerancia y la generación de
oportunidades reduce la marginación y la humillación, que alimenta el
reclutamiento de terroristas. El diálogo y la solución pacífica de
controversias es la piedra basal de la política exterior de la Argentina
democrática.
Por
eso, reitero, nuestro llamado al diálogo con el Reino Unido, como mandan tantas
resoluciones de esta organización para solucionar amigablemente la disputa de
soberanía, que tenemos – hace casi dos siglos – por las Islas Malvinas, Georgia
del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. Hemos dado
muestras de interés en avanzar en nuestra relación bilateral, que puede y debe
ser mutuamente beneficiosa. Por eso confiamos, también, que será posible
activar una solución definitiva a este prolongado diferendo.
Quiero
concluir – señor Presidente – con una reflexión: la Argentina, que acaba de
celebrar 200 años de su independencia es un país que siempre abrió sus puertas
a hombres y mujeres del mundo que buscaban y buscan una vida mejor. Hay una
parte del mundo en cada rincón de mi país, convivimos pacíficamente cristianos,
judíos y musulmanes; somos una sociedad que se enriquece de la diversidad,
somos una sociedad abierta, en un mundo en el que proliferan tendencias de
fragmentación digámosle a la gente que no hay que temerle a la
inter-dependencia.
Estamos
juntos en esta casa común, que tenemos que cuidar y en la que tenemos que convivir
en paz, como nos llama a hacerlo el Papa Francisco.
Integrarnos
y trabajar juntos nos fortalece, sigamos apostando a construir redes y tender
puentes; cuenten con la Argentina, tenemos mucho para decir y para hacer.
Y
déjenme agradecerle – señor Secretario General – por su labor frente a esta
organización, su legado tiene desafíos muy importantes, a los cuales debemos
continuar dedicándole esfuerzos.
Durante
años, las Naciones Unidas nos han mostrado la importancia de perseguir una
visión de un mundo mejor. Es hora de contribuir, con toda nuestra creatividad y
voluntad política para hacerlo realidad.
Muchas
gracias.
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