CHE GUEVARA “Lo que no saben esos traidores de aquí dentro y lo
que no saben los agresores de afuera es que aún siendo inmenso el poder de este
pueblo, no está solo”
Discurso en la
concentración ante al Palacio Presidencial, 26 de octubre de 1959
Nos
hemos reunido aquí, en este Palacio de Gobierno, para responder conjuntamente a
la gran interrogación que se ha formulado. ¿Es que este Gobierno Revolucionario
y este pueblo que está aquí cederá ante las presiones extranjeras? ¿Claudicará?
(Gritos: ¡No!, ¡no!) ¿Dejará que poco a poco se vayan marchitando sus leyes
revolucionarias? ¿Y logrará así la benevolencia que están ofreciendo en la otra
mano, la que no empuña el garrote, o bien este pueblo y este Gobierno unidos se
levantarán como un solo hombre frente a la agresión y harán coraza de sus
pechos para defender lo que tanta sangre y tanto sacrificio ha costado? La
propia presencia multitudinaria de hoy es la respuesta que todos conocíamos. El
pueblo de Cuba frente a la agresión sabe elegir su camino de sacrificio, de
sangre, de dolor, pero de victoria. Una vez más se plantará frente a los
traidores, se plantará frente a la agresión y dará un paso adelante, otro más,
lo que le sitúa bien al frente de todos los países de América. En esta lucha
que estamos todos realizando para salvarnos de las cadenas coloniales. Hoy aquí
con esta respuesta de ustedes se está defendiendo más que una causa nacional,
más aún que la causa del pueblo de Cuba y lo noble que es esta causa, se está
defendiendo la causa entera de América, se está mostrando a los pueblos de todo
el Continente lo que puede hacer un pueblo cuando está unido. Nuestra
respuesta, compañeros, es histórica... frente a la traición, a la ignominia,
frente a la fuerza bruta, al ametrallamiento brutal, respondemos una vez más
con un paso al frente, respondemos que seguiremos en nuestro camino revolucionario
y que no habrá invasiones de tiranuelos de América ni traidores a sueldo que
logren doblegar a la Nación cubana. Pero, ¿por qué se ha producido todo esto y
por qué necesitamos una vez más reunirnos aquí? Todos lo sabemos, es decir:
estamos dispuestos a seguir en nuestro camino revolucionario. Se ha producido
porque esta Revolución, que nunca mató un prisionero de guerra, que nunca tomó
la menor medida contra ningún periódico insolente, que permitió los más
desaforados e ignominiosos insultos, fue demasiado clemente porque ha permitido
que los enemigos de dentro y de fuera desarrollaran sus campañas. Estábamos
ciertos, como lo estamos ahora, y ahora más que nunca, que el pueblo no iba a
ser engañado, pero ellos sabían también que jugar a la Revolución y al
terrorismo era una tarea sencilla y sin riesgo, que estos señores podían venir
en aviones y entregarse al primer tiro y podían obtener la clemencia, la
benevolencia del Gobierno Revolucionario. Tan es así, que han venido en días
pasados a cometer el más extraordinario crimen que recuerda la América contra
un pueblo pacífico, desde la más grande potencia de todo el Continente, con la
anuencia interesada de uno de los Estados mayores y más fuerte de América, de
donde vinieron aviones asesinos, violaron el cielo cubano y sembraron de
víctimas la Capital de nuestra República. Después vienen las quejas hipócritas,
después los periódicos hablan no del terror que implantó Pedro Díaz Lanz con su
«hazaña» (gritos de: «fuera, fuera»)... nada de la traición, nada del
ametrallamiento, sino del peligro del comunismo que hay aquí. Ellos no han
tenido una palabra de reproche para el asesino, sino palabras de condenación
para los que defienden la Revolución, para los que defienden a todo el pueblo
de Cuba, y por eso estamos aquí reunidos. Curiosamente, el mismo día en que se
perpetra la agresión contra Cuba desde bases extranjeras, un comandante de
nuestro Ejército inicia también el camino de la traición (gritos de: «fuera») y
se viste esa traición con el mismo manto que todos los hipócritas y todos los
traidores, con el ropaje del anticomunismo que usa Jules Dubois, que usa el
Time y que usan los monopolios extranjeros, que usa el periódico Avance y que
usa el Diario de la Marina. Y al amparo de la libertad que hay en este pueblo,
publicaban sus cartas de renuncias insidiosas, y la señora de Hubert Matos se
permitía dudar, en carta pública, que su marido fueras asesinado en una celda.
Nosotros, que hemos muerto a quienes teníamos que matar, de frente a la opinión
pública de América entera y mostrando la verdad de nuestra causa, que nunca
hemos asesinado, que nunca hemos maltratado un solo prisionero de guerra en los
momentos más difíciles, ahora estábamos acusados de intento de asesinato en una
celda, de intento de asesinato a quien podíamos llevar al paredón por traidor a
la Revolución. (Gritos y aplausos.) Lo que no saben esos traidores de aquí
dentro y lo que no saben los agresores de afuera es que aún siendo inmenso el
poder de este pueblo, no está solo; que no tendrán que agredir solamente a la
isla de Cuba, situada en el mar Caribe, de seis millones de habitantes y ciento
diez mil kilómetros cuadrados. Ellos no saben que tendrán que agredir también a
un continente que empieza en el Río Bravo y acaba en el mismo Polo Sur, de 160
millones de habitantes y veintitantos millones de kilómetros cuadrados. Y
parece que no saben tampoco que más allá de los mares, la fuerza incontenible
del movimiento revolucionario ha sacudido los pilares coloniales en el Asia y
en el Africa y que hay más de mil seiscientos millones más de seres que nos
apoyan con todas sus fuerzas. Lo que ellos ignoran es que están solos, lo que
ignoran es que son el pasado en la Historia que avanza siempre y que no se
repite y por eso, porque no se repite, nosotros no seremos Guatemala, nosotros
somos Cuba, la que se yergue hoy a la cabeza de América, la que muestra a sus
hermanos de Latinoamérica cuál es el camino de la liberación y la que responde
a cada agresión y a cada golpe con un nuevo paso, con una nueva Ley
Revolucionaria, con una más encendida fe del pueblo en los altos destinos de
nuestra nacionalidad. (Aplausos.)
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