ENRIQUE PEÑA NIETO “Millones de personas de otros
continentes y de diversas lenguas, han conocido y amado a América Latina
gracias a su obra literaria”
Discurso
durante Homenaje Nacional a Gabriel García Márquez, 23.4.2014
"En
México, García Márquez encontró el espacio y la oportunidad para vivir su
vocación y consagrarse a la literatura".
Excelentísimo
Juan Manuel Santos, Presidente de la República de Colombia.
Saludo
a su muy distinguida esposa, María Clemencia.
Señora
Mercedes Barcha, viuda de don Gabriel García Márquez.
Saludo
a sus hijos, a Rodrigo y a Gonzalo.
A
sus nietos, a nietas y nietos.
A
sus nueras.
A
su familia.
Y
a todos ustedes, familia de don Gabriel García Márquez, les reitero mis más
sentidas condolencias y les acompañamos, mi esposa Angélica y un servidor, en
esta pérdida que el mundo latinoamericano y el mundo entero siente muy
profundamente.
Señores
representantes de los Poderes Legislativo de nuestro país.
Distinguidos
intelectuales, escritores, académicos y artistas.
Muy
apreciados amigos de Gabriel García Márquez.
Señoras
y señores representantes de los medios de comunicación:
La
imaginación es una de las más poderosas herramientas humanas. Gabriel García
Márquez la llevó por caminos inexplorados y, en ese extraordinario recorrido,
nos invitó a viajar con él.
García
Márquez es el más grande novelista de América Latina de todos los tiempos.
En
las letras hispánicas, incluso ha sido equiparado por la crítica con el propio
Miguel de Cervantes, el creador de la novela moderna.
Por
ello, el fallecimiento de Gabriel García Márquez es una gran pérdida, no sólo
para la literatura, sino para toda la humanidad.
Varias
generaciones han soñado, se han deleitado y han encontrado respuestas a las
preguntas de la vida en sus historias y relatos.
Con
su obra, llevó el realismo mágico a su máxima expresión. Asumió que ficción y
realidad son inseparables en los seres humanos, y de forma especial en nuestra
América Latina, por la que luchó con ideas y obras.
De
esta manera, Gabo, como afectuosamente se le llamaba, colocó a la literatura
latinoamericana a la vanguardia de la literatura mundial.
Desentrañó,
precisamente, la esencia y la identidad de nuestra América Latina y la proyectó
al mundo.
Si
quisiéramos personificar a Latinoamérica con un símbolo de emoción, generosidad
y grandeza, Gabriel García Márquez sería una figura ideal.
Millones
de personas de otros continentes y de diversas lenguas, han conocido y amado a
América Latina gracias a su obra literaria.
Se
asumió como un fabulista que buscaba escribir una historia aún no contada, que
hiciera más feliz a sus lectores.
Su
vida y su obra son, además, inspiración, guía, luz y ejemplo para miles de
escritores alrededor del mundo.
En
1982 recibió el máximo galardón al que un escritor puede aspirar, el Premio
Nobel de Literatura.
Generoso,
como lo fue siempre, ya no quiso recibir más premios para que pudieran
recibirlos otros escritores.
Sin
embargo, Gabriel García Márquez recibió en vida el mayor reconocimiento que
existe: el amor y el cariño sincero de millones de personas de todo el mundo.
Para
orgullo de México, nuestro país fue el segundo hogar de García Márquez.
Entre
nosotros vivió por cinco décadas. Vino con su familia en 1961, procedente de
Nueva York. Reiteradas ocasiones recordó este episodio, cito textualmente:
Llegamos a la Ciudad de México en un atardecer de malva, con los últimos 20
dólares y sin nada en el porvenir.
En
esta ciudad, otro extraordinario escritor, Álvaro Mutis, también colombiano por
nacimiento y mexicano por adopción, lo guió y respaldó en su nueva vida
mexicana.
Cuenta
uno de sus biógrafos que un día Mutis llegó a su apartamento y dejó caer dos
libros en su mesa, eran El Llano en Llamas y Pedro Páramo, de Juan Rulfo.
García
Márquez leyó dos veces Pedro Páramo y el primer día que lo recibió, lo aprendió
de memoria y no leyó nada más aquel año porque nada parecía estar a la altura
de esa joya literaria.
Ese
fue el encuentro de García Márquez con las letras mexicanas.
Aquí,
en esta tierra, nació Gonzalo, su segundo hijo, y se consolidó la familia.
García
Márquez comentó que hizo de todo para dar sustento a los suyos. Notablemente
fue editor, publicista, periodista y guionista.
Gracias
a su perseverancia y talento participó con éxito en los círculos culturales y
artísticos mexicanos.
Como
guionista, conoció y trabajó con Carlos Fuentes, quien sería su compañero y
amigo inseparable.
En
México, García Márquez encontró el espacio y la oportunidad para vivir su
vocación y consagrarse a la literatura.
Justamente,
al llevar a su familia de vacaciones al Puerto de Acapulco, tuvo una profunda
inspiración, la primera frase de su gran novela, era el comienzo de Cien Años
de Soledad.
García
Márquez contó que dio media vuelta en su auto y regresó a escribir esta novela
inmortal.
Para
alegría y honra de nosotros, los mexicanos, nuestro homenajeado escribió en la
Ciudad de México la obra que le otorgó reconocimiento mundial.
Después
de ser galardonado con el Nobel, escribió sobre México: Aquí he escrito mis
libros, aquí he criado a mis hijos, aquí he sembrado mis árboles.
Aquí,
los mexicanos, vimos crecer con admiración a ese árbol frondoso y eterno, que
es García Márquez.
Los
mexicanos lo quisimos y lo habremos de querer siempre.
Hoy,
unidos Colombia y México, le rendimos un solemne homenaje desde el Palacio de
Bellas Artes.
Lo
despedimos con la alegría de su vida y con la emoción de sus libros,
convencidos de que Gabriel García Márquez se queda entre nosotros.
Señoras
y señores:
El
Gabo partió el 17 de abril, el mismo día en que lo hiciera Sor Juana Inés de la
Cruz, en 1695.
Un
especial vínculo que lo une aún más a las letras mexicanas.
En
este cálido y emotivo reconocimiento, quiero recordar las palabras que escribió
en el prólogo de 12 Cuentos Peregrinos: Soñé que asistía a mi propio entierro,
a pie, caminando entre un grupo de amigos vestidos de luto solemne, pero con un
ánimo de fiesta. Todos parecíamos dichosos de estar juntos, y yo más que nadie,
porque aquella grata oportunidad que me daba la muerte para estar con mis
amigos de América Latina, los más antiguos, los más queridos, los que no veía
desde hacía más tiempo.
Así
lo anticipó el Nobel universal con un profundo deseo de hacer de la muerte un
reencuentro con sus grandes amigos de vida.
Su
recuerdo y su obra, su inspiración y su ejemplo, estarán siempre con sus amigos
y con millones de personas alrededor del mundo.
Sus
palabras y sus libros sobrevivirán los límites de la efímera vida humana.
García
Márquez vive entre nosotros, en las generaciones de hoy y en las que habrán de
sucedernos.
Ha
partido un grande. Un hombre verdaderamente grande, pero se queda con nosotros
su obra.
Descanse
en paz, don Gabriel García Márquez.
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