RONALD REAGAN
“Los Padres Fundadores sabían que un gobierno no puede
controlar la economía sin controlar a la gente. Y sabían que cuando un gobierno
se decide a hacer, debe usar la fuerza y la coerción para lograr su objetivo”
En apoyo del candidato
Barry Goldwater, Convención Nacional Republicana, 1964
Voy
a hablar de asuntos controvertidos. No pido perdón por ello.
Es
hora de que nos preguntemos si todavía recordamos las libertades que los Padres
Fundadores quisieron para nosotros. James Madison dijo que «basamos todos nuestros
experimentos en la capacidad de la humanidad para el autogobierno».
¿La
idea? Que el gobierno se debía al pueblo, que no tenía otra fuente de poder es
todavía la más moderna y original idea en toda la larga historia de las
relaciones del hombre con el hombre. Ese es el asunto de estas elecciones: si
creemos en nuestra capacidad para el autogobierno o si abandonamos la
Revolución Americana y confesamos que una pequeña élite intelectual en una
capital distante puede planear nuestras vidas por nosotros mejor de lo que
nosotros mismos podemos hacerlo.
A
ustedes y a mí nos han dicho que debemos escoger entre izquierda y derecha,
pero yo les sugiero que no existe izquierda ni derecha. Sólo existe arriba y
abajo. Arriba está el sueño antiguo del hombre de la máxima libertad individual
posible manteniendo el orden, y abajo el hormiguero del totalitarismo. Sin
poner en duda su sinceridad, sus motivos humanitarios, aquellos que
sacrificarían la libertad por la seguridad se han embarcado en ese camino
descendente. Plutarco advirtió que «el verdadero destructor de las libertades
del pueblo es aquel que reparte botines, donaciones y regalos».
Los
Padres Fundadores sabían que un gobierno no puede controlar la economía sin
controlar a la gente. Y sabían que cuando un gobierno se decide a hacer, debe
usar la fuerza y la coerción para lograr su objetivo. Así ha llegado el tiempo
para elegir.
Los
servidores públicos dicen, siempre con la mejor de las intenciones, «qué gran
servicio podríamos prestar si tan sólo tuvieran un poco más de dinero y un poco
más de poder». Pero la verdad es que, fuera de su función legítima, el gobierno
no hace nada tan bien y tan económicamente como el sector privado.
Sin
embargo, cada vez que ustedes y yo cuestionamos los esquemas de esos bienhechores,
somos denunciados como contrarios a sus objetivos humanitarios. Parece
imposible debatir legítimamente sus soluciones sin la asunción de que todos
nosotros compartimos el deseo de ayudar a los menos afortunados. Pero nos dicen
que estamos siempre en contra de, no a favor de nada.
Estamos
por una provisión que asegure que el abandono no debe seguir al desempleo por
razones de edad, y por ese objetivo hemos aceptado la Seguridad Social como un
paso para enfrentarse con ese problema. Sin embargo, estamos en contra de
aquellos que confían en este programa cuando nos engañan acerca de sus defectos
fiscales y acusan de que cualquier crítica sobre el mismo significa que
queremos eliminar los pagos
Queremos
ayudar a nuestros aliados compartiendo nuestras bendiciones matereriales con
naciones que compartan nuestras creencias básicas, pero estamos en contra de
repartir dinero de gobierno a gobierno, creando burocracia, si no socialismo,
por todo el mundo.
Necesitamos
reformas impositivas que al menos marquen el comienzo de la restauración, para
nuestros hijos, del Sueño Americano de que la riqueza no se niega a nadie, que
cada individuo tiene el derecho a volar tan alto como su fuerza y habilidad le
lleven Pero no podremos tener tales reformas mientras nuestra política fiscal
sea diseñada por gente que ve los impuestos como medios con los que lograr
cambios en nuestra estructura social....
¿Tenemos
el coraje y la voluntad de encarar la inmoralidad y discriminación de los
impuestos progresivos, y demandar un regreso al tradicional impuesto
proporcional?... Hoy en nuestro país el porcentaje que el recaudador de
impuestos obtiene de cada dólar ganado es de 37 centavos. La libertad nunca ha
sido tan frágil, tan cercana a resbalar de nuestros dedos.
¿Tenéis
la voluntad de ocupar vuestro tiempo estudiando estos asuntos, ser conscientes
de los problemas y luego trasmitir esta información a vuestra familia y amigos?
¿Resistiréis la tentación de recoger las migajas del gobierno para vuestra
comunidad? Debéis daros cuenta de que la lucha de los médicos contra la
medicina socializada es vuestra lucha. No podemos socializar a los médicos sin
socializar a los pacientes. Debéis reconocer que la invasión del poder público
es un asalto a vuestros propios negocios. Si alguien entre vosotros teme
mantenerse firme por miedo a las represalias de los clientes o incluso del
gobierno, debe reconocer que está alimentado al cocodrilo esperando ser comido
el último
Si
todo esto parece demasiado, pensad en lo que está en juego. Tenemos enfrente al
peor enemigo que la humanidad ha conocido en su largo camino desde los pantanos
hasta las estrellas. No puede haber seguridad en ningún lugar del mundo libre
si no hay estabilidad fiscal y económica dentro de los Estados Unidos. Aquellos
que nos piden comerciar con nuestra libertad por la sopa de pollo del estado
del bienestar son los arquitectos de una política de acomodamiento.
Dicen
que el mundo se ha vuelto demasiado complejo para tener respuestas sencillas.
Están equivocados. No hay respuestas fáciles, pero hay respuestas sencillas.
Debemos tener el coraje de hacer aquello que sabemos que es moralmente
correcto. Winston Churchill dijo que «el destino del hombre no se mide por
cálculos materiales. Cuando las grandes fuerzas se mueven en el mundo, es
cuando averiguamos que somos espíritu, no animales». Y también dijo que «hay
algo sucediendo en este tiempo y espacio, y más allá del tiempo y del espacio
que, lo queramos o no, se deletrea como deber».
Tenemos
un encuentro con el destino. Debemos preservar a nuestros hijos la última gran
esperanza del hombre en la tierra, o les sentenciaremos a tomar el primer paso
dentro de miles de años de oscuridad. Si fracasamos, al menos nuestros hijos y
nietos dirán de nosotros que justificamos nuestro breve paso por este mundo.
Hicimos todo lo que podía hacerse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario